jueves, diciembre 31, 2009

Fin de año...

Los días han sido largos. Muchas horas en cama, dándole vueltas a las hojas, sorprendiéndome de cada frase. Cada renglón se convierte en un extraño viaje por un lenguaje que pese a todo me parece desconocido. Intuyendo en cada letra, en cada palabra, en cada forma, en el color y calidad de la tinta, miles de historias infinitas que convergen en las frases que desconciertan mis ojos. El gozo vuelto a encontrar. Dejando a un lado las ansiedades, las necesidades de respuesta, a merced solamente de las preguntas que planean por ese paisaje barroco que es mi cabeza.

El encuentro cada vez menos común con los de siempre y el reencuentro esporádico y sorprendente con los de ayer. Percibir con claridad las huellas de uno en los demás. Saber con cierta certeza que hay estela en el andar propio. Saberlo sin congoja, sin compromiso, sin tormenta. Escudriñarse durante esas horas de cama para hallar también las huellas de todos en uno. Las que llenan, las que satisfacen, las que duelen, las que sin pena ni gloria dejan alguna silueta que decido recordar para no condenarlas al olvido en que por sí mismas se instalan.

Estar sin hacer planes, sin estar atento a las inercias que es necesario domesticar, sin cultivar lo que parece valioso y sin desechar lo que a primera vista se revela inútil o dañino. Sólo estar, en cama, sin cavilar, sin hacer ajuste de cuentas, sin hacer las maletas para lo que espera el año próximo. Sonreírle al hecho de estar aquí, acostado, pasando las hojas, sin esperanza, sin condena, sin absolución. Con este gozo extraño que me obsequia verlo todo de nueva cuenta, como si no lo hubiese visto jamás.

Botar el reloj, los celulares, la computadora. Tardarse siglos para responder si una llamada entra, si un mensaje convoca, si un correo electrónico más satura el buzón. Volver a tomar la pluma y un viejo cuaderno para reencontrar la necesidad del trazo. Que no diga nada es lo de menos. Lo placentero que se vuelven las líneas, los círculos, las ondulaciones, los puntos, el inifinito trazado en una hoja que es por definición insuficiente.

Revisar en horas de ocio las fotografías de quienes con cariños, odios y amor me han acompañado. Arrugar el ceño cuando me asalta la duda de qué fue de cada persona, de cada palabra, de cada historia compartida. Y al mismo tiempo sentirme tranquilo por saberte caminando en mi vida. Mirar con tranquilidad mis círculos íntimos, mis círculos próximos, mis círculos orbitales e incluso a aquellos que por una u otra razón ya no forman parte de ninguno de ellos.

Cerrar el libro, el cuaderno, los ojos con la intención de dormir como hace mucho tiempo no sucede. Dormir y cerrar todos los capítulos. Dormir porque hace siglos la vida me atormenta y no me deja en paz. Trazar el trazo hipnótico para dormir y seguir mañana, otro día, otro mes, otro año, otro siglo.

Detente un momento a mi lado...

lunes, diciembre 21, 2009

Joaquín y Martí

Llegó a mi correo electrónico un artículo del secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal. Se me pide, como a otros tantos, que “lo difunda”. Por el tono, es de suponerse que el equipo del secretario no espera que emita opinión alguna y que solamente lo difunda entre mis conocidos. Esto no lo puedo hacer. Así que procedo a opinar al respecto.

Los políticos suelen moverse bien en las superficies. Proceden convencidos de que forma es fondo. Martí Batres no es la excepción. En su columna, “Objeciones de la memoria” (17 de diciembre de 2009), responde a Joaquín López Dóriga de un modo “político”, es decir, poniendo énfasis en obviedadades y haciendo caso omiso de las cosas de fondo, sacando a relucir currículum y enviando mensajes a por lo menos un actor político de importancia.

El motivo de la respuesta del secretario es la reiterada insistencia del periodista en su renuncia al puesto que califica de poderoso. Martí Batres aclara a Joaquín López Dóriga que el presupuesto que su secretaría maneja no es de 12 mil millones como afirma en uno de sus artículos, sino de “apenas” mil 300 millones de pesos. La exageración salta a la vista. No obstante, deja intacto el hecho de que efectivamente la secretaría de Desarrollo Social es sumamente poderosa por su incidencia y el modo en que se maneja la distribución de sus recursos.

Luego el secretario pierde piso. Argumenta que la ley, claramente manifiesta en la firma de su nombramiento por parte del Jefe de Gobierno, “no aparece que los conductores de televisión tengan facultad para poner o quitar funcionarios de gobierno alguno”. Perogrullo haciendo gala de su lógica. No, evidentemente no “aparece” ni “estipula” ley alguna semejante cosa.

Joaquín López Dóriga es solamente un periodista, o como dice el secretario, un “comentarista de televisión”. En este país ser tal cosa no implica necesariamente voluntad informativa ni compromiso alguno con la veracidad. Pero tampoco supone necesariamente una postura personal. Guste o no, López Dóriga es parte de eso que suelen llamar “opinión pública”. En México ésta es, sobre todo, el decir de ciertos poderes económicos que monopolizan los medios de información masiva, particularmente la televisión.

Por lo anterior, el secretario se equivoca cuando hace el diagnóstico del por qué es objeto de ataques de aquel “comentarista de televisión”. Supone de manera muy gratuita que esto se debe a la labor que la secretaría de Desarrollo Social lleva a cabo. Sin descanso, dice el secretario, los que la integran siempre están en contacto “con la población menos favorecida económicamente”. Y concluye que “Tal vez eso es lo que inquieta y pone nerviosa a una derecha intolerante y delirante que hoy me quiere sacar del Gobierno de la Ciudad”. No, a esos poderes no les inquieta en lo más mínimo que estén “siempre en contacto” con esa población. De hecho, hasta lo ven con simpatía. Los poderes económicos, particularmente los que monopolizan los medios de comunicación masiva, hacen exactamente lo mismo que muchos de los programas del gobierno de la ciudad. Y la derecha intolerante a la que alude el secretario, es católica. La caridad, que supone también estar en contacto con los menos favorecidos, es virtud teologal. Ergo, la practican porque en ella va la salvación del alma. Así que difícilmente podrán objetar el acto de “estar en contacto” con los menos favorecidos.

El ataque del que el secretario es objeto se debe a algo menos noble que lo sostenido en su alegato. Se trata ni más ni menos del 2012. La sucesión presidencial sí inquieta a los poderes económicos de este país. Por ello van tejiendo su estrategia para imponerse de una vez por todas: desde la televisión y el espectáculo crean un candidato, impulsan una reforma electoral que garantice el bipartidismo, y buscan cómo sortear el escollo del Distrito Federal. Aquí la opción era “Juanito”, pero se cebó. Así, pues, los ataques al secretario de Desarrollo Social están insertos en plena estrategia electoral.

Con el 2012 en el horizonte, esos poderes económicos consideran indispensable sacudirse al señor López de manera definitiva. Como es sabido, el secretario Batres basa parte de su proyección política en su lealtad incondicional a López Obrador. Incluso del proceder de éste quiso hacer teoría política (Las claves de AMLO). Y es que el secretario de Desarrollo Social está metido de lleno en la carrera electoral para ser, por lo menos, candidato a Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Lo cual lo coloca ante un triple adversario: los poderes económicos, los partidos políticos, y su propio partido (Quizá por ello López Dóriga atribuye la salida de Martí Batres como parte de un debate interno del Partido de la Revolución Democrática).

A Martí Batres le molesta que López Dóriga haga alusiones a los conflictos del PRD. Con una frase que pretende ser lapidaria (“Joaquín me corre alegando un debate interno de un partido al que no pertenece”) se desbarranca por segunda vez. ¿No podría objetársele lo mismo?, por ejemplo, ¿cómo habla de una derecha intolerante a la que no pertenece?. Para Martí Batres, al parecer, la pertenencia define la comprensión. Lo cual todo lo vuelve necesariamente “exclusivo”.

Así, asido a esta lógica endeble (no perteneces-no comprendes-entonces no opines), saca a relucir currículum. Escribe: “En cambio yo sí soy del PRD y como presidente capitalino del mismo defendí y garanticé el derecho de Marcelo Ebrard a participar en una elección interna de la que querían sacarlo para que ni siquiera pudiera contender. Trabajé intensamente para contribuir en su triunfo en 2006. Soy parte del proyecto de izquierda en la ciudad. En cambio, Joaquín trabajó para otro, y lo sigue haciendo”. El párrafo en su conjunto contrasta con el título mismo de su columna: “Objeciones de la memoria”. Supongo que ésta se trata de “recordar”. Y hasta donde es posible hacerlo, don Marcelo Ebrard no es una persona de izquierda. En aras de un discurso político no habría que olvidar aquella reunión en la que tras perder el registro de su partido en ciernes, Camacho Solís y Marcelo Ebrard llegaron a la conclusión de que era mejor apoderarse del PRD que seguir en el intento fútil de fundar otro partido. Y así lo hicieron. Pero eso no los hizo de izquierda ni a uno ni a otro. Son priistas y son camaleones.

Sin duda Martí Batres es de izquierda (de cierto tipo de izquierda). Una larga tradición familiar se lo exige y sus convicciones son profundas. Pero de allí a concluir que en la ciudad de México hay un proyecto de izquierda existe una distancia considerable. Mucho de lo que se hace en esta ciudad tiene un sesgo cristiano. Pasa en otros lugares del mundo, como en Nicaragua. Es la nueva tendencia de la "izquierda". Por eso es que muchos de los proyectos de esta "izquierda" son cordialmente aceptados por la derecha. Muy pocas cosas que se han hecho en esta ciudad, como lo del aborto, como lo de la recién aprobada ley de adopción para parejas del mismo sexo, son en verdad imposibles de asumir para la derecha. Y tal vez ese sea un signo de izquierda. Pero es muy poco. Y de lo poco que hay de cierto tipo de izquierda, está el secretario de Desarrollo Social, que no obstante, tampoco ha podido sacudirse todas las inercias de una tradición política corporativa que impera en nuestro país.

Pero los decires de Joaquín van más allá. Llegan hasta los oídos del Jefe de Gobierno. Éste tarde o temprano habrá de enfrentarse a López Obrador por la candidatura y los acomodos dentro del Distrito Federal de la “izquierda electoral”. Algo le están diciendo los poderes económicos al Jefe de Gobierno. Probablemente que le ven con más simpatía que a López Obrador. Seguramente que prefieren a alguien de su gente en la jefatura de gobierno que a alguien cercano al tabasqueño. Se trata de mensajes políticos, no de ataques a políticas sociales de un gobierno de dudosa tendencia de izquierda. Y muy en el fondo Martí Batres lo sabe. De otra manera su alusión al importantísimo papel que jugó como presidente del PRD-DF para que Marcelo Ebrard fuese candidato, y por consiguiente, Jefe de Gobierno, sería una mera “chiripa”, inconcebible para un político que aspira a los puestos más altos de la ciudad y de la república. Como quien no quiere la cosa, el actual secretario le recuerda al Jefe de Gobierno ciertas deudas. Esperemos que al menos lo haya hecho concientemente.

No aspiro a que los políticos sean más de lo que actualmente son. He perdido toda esperanza de ello. Sin embargo, a nadie se le exige someterse a lo que ellos son. Por eso me parece importante opinar en este espacio. Lo hago sin miramiento ni simpatías (aunque las tengo).

martes, diciembre 08, 2009

Y pues ya en el recuerdo...

Qué buen concierto!


No es una joya pero...

No es precisamente una joya, pero tiene su encanto. Clavado en la memoria tengo el estribillo "¿Dónde crees que vas? ¿Quién te parece que soy? No mires atrás, que ya no estoy. Pero ¿dónde crees que vas? ¿Quién te parece que soy? Si miras atrás mañana es hoy... No mires atrás que... sepas que el final no empieza hoy...". Pegado pegado lo traigo... Al grado que lo tarareo en la moto...

Obra de arte en la ciudad

Hay cosas que no se pueden saber, pensaba. ¿Cómo es posible que sienta un brazo de sol ciñéndome por la cintura?, se preguntaba. Entre tú y el horizonte hay un extraño parentesco, decía una voz dentro de su cabeza. Amanecer o atardecer en ti, es el único milagro que me interesa, declaró en silencio. Escojo, se dijo, esta manera de morir: quemada, quemada, quemada. Este sol que me asa, que me hace, que me incendia, que me arrasa, no deja oxígeno qué respirar, intentó musitar. Y tras el horizonte sólo queda tu mar, que proceloso me hunde y me ahoga, intenta gritar pero sólo alcanza a gemir sílabas y más sílabas.

Aislados por el bendito vapor que se adhiere a las ventanas de ese auto, obsequiaron un bello cuadro para una urbe contrahecha.

sábado, noviembre 14, 2009

Lo que hay de ti en mí

¿Has visto cómo ojos, algunos discretos y otros ávidos, recorren tu cuerpo? ¿Te has enterado de los pensamientos que intuyo tras los relámpagos de deseo que les nublan la mirada cuando caminas frente a ellos? ¿Sientes de alguna manera lo que tu mirada hace desear, soñar?¿Sufres los sufrimientos que el imposible dibuja como caricia en tus caderas y que solamente esos otros que te admiran padecen cual enfermedad? ¿Sabes que para mí eres todo eso (enfermedad y condena, pero también medicina y alivio) y más? ¿Percibes las centellas de mis ojos cuando hablas, cuando a fuerza de palabra me haces un lugar en tu mundo? ¿Acaso eres plenamente conciente de las múltiples muertes que tu vida, tu cuerpo y tus palabras me han obsequiado? ¿Cargarás el milagro de mi constate revivir en ti? ¿Cómo explicarte que solamente así, con estas preguntas, puedo decirte, de manera vaga es cierto, lo que de ti hay en mí?

miércoles, noviembre 04, 2009

Dadle al César lo que es del César y a la iniciativa privada lo que es de la iniciativa privada

A menudo usamos palabras cuyas implicaciones nos son elusivas. Por ejemplo, la de “impuestos”. Un documento elaborado por el Programa de Presupuesto y Gasto Público del Centro de Investigación y Docencia Económicas, sostiene que los impuestos son una fuente muy importante de ingresos para el gobierno, y en otro lugar se afirma que el Estado devuelve a la sociedad la extracción impositiva a través de bienes públicos como la educación y los servicios como la luz, la impartición de justicia y la seguridad. Así, los impuestos son al mismo tiempo “ingresos” y “extracciones”. En esto no hay contradicción alguna, pues efectivamente puede obtenerse lo uno por medio de lo otro, como lo demuestra el narcotráfico con su ya tristemente célebre “derecho de piso”. Ciertamente tiene un notable tono parasitario, pero para el caso del Estado, precisamente por sus bienes y servicios, no lo es, o por lo menos no lo es tanto, y además tiene su justificación plena.

Sin embargo, sí hay una diferencia considerable entre gobierno y Estado. Si se atiende al proceso formal por medio del cual se aprueba la Ley de Ingresos en este país, queda claro que los impuestos debieran ser un asunto de Estado, no de gobierno. De lo contrario carecería de sentido que el poder Ejecutivo envíe al poder Legislativo su propuesta de Ley para ser aprobada con o sin modificaciones. Por eso no se equivocan los diputados que al calor del debate actual sostienen que los impuestos son necesarios e indispensables para el funcionamiento del Estado. En efecto, sin ellos acabaría desintegrándose. No viene al caso discutir aquí las diferentes concepciones de Estado que existen en la historia del pensamiento político, baste con decir que sin impuestos ni educación ni luz ni justicia ni seguridad podría ofrecer el Estado, y por lo tanto, su existencia sería absurda. De aquí que aquella Ley de Ingresos está animada preponderantemente por una política de Estado que trasciende los alcances y veleidades del gobierno en turno.

Sostener lo anterior es, por supuesto, hacer referencia a un mero ideal, es hablar de un “deber ser”, es insistir en un aspecto formal que se agota en su solo planteamiento. En nuestro país, como lo demostró con creces el reciente debate en torno a la Ley de Ingresos 2010, los impuestos obedecen a cosas muy diferentes de una política de Estado, y adolecen de falta de justificación alguna por al menos tres razones.

La primera tiene que ver con lo que “teóricamente” el Estado devuelve a la sociedad por la extracción impositiva que le hace. Ni los bienes ni los servicios que ofrece son tales. Los gobiernos neoliberales acuden al expediente del subterfugio para darnos “liebre por gato”. Nos dicen que el problema de los bienes y servicios es que deben de ser “de calidad”, razón por la cual intentan hacer pasar por justa una mayor extracción de dinero a través de los impuestos. Pero resulta que un bien o un servicio es de calidad o no es una cosa ni la otra. El diccionario de la Real Academia ofrece la siguiente definición de servicio: “Actividad llevada a cabo por la Administración o, bajo un cierto control y regulación de ésta, por una organización, especializada o no, y destinada a satisfacer necesidades de la colectividad”. La satisfacción de una necesidad no puede hacerse a “medias”; se la satisface o no se la satisface.

Si se considera lo dicho párrafos atrás, queda claro que el Estado mexicano no satisface las necesidades de luz, de impartición de justicia ni de seguridad de la población en su conjunto. Lo mismo sucede con los bienes: la educación, si bien pretendidamente universal (al menos la básica), no satisface las necesidades sociales en tanto que sus contenidos dejan mucho que desear, como lo demuestra la prueba “Enlace”. Entonces, en México, la devolución de la “extracción impositiva” del Estado a sus sociedad no corresponde con los impuestos que le cobra. Se trata de una relación inequitativa y asimétrica: se quita mucho y se da muy poco. Y lo que es peor es que a la sociedad se le pide que haga caso omiso de este hecho en aras de bienes y servicios “de calidad” que algún día llegarán. En pocas palabras: “te cobro en virtud de una promesa que, te juro, llegará con el tiempo”.

La segunda se relaciona directamente con la plena conciencia del gobierno de su imposibilidad e incapacidad para ofrecer bienes y servicios a cambio de la extracción de impuestos. “Adelgazar” al Estado, dejar en manos de la iniciativa privada los bienes y servicios que teóricamente corresponden al Estado y en virtud de los cuales cobra impuestos, es reconocer, si se quiere de manera inconsciente, que éstos sirven para fines distintos a los que corresponden al Estado. Esas “extracciones impositivas” no se devuelven a la sociedad en bienes y servicios, puesto que el Estado ya no los provee. Al más puro estilo parasitario el gobierno extrae recursos que no devuelve, no sólo porque carece de intención, sino porque ya no tiene los medios para devolverlos (la educación no está en sus manos sino de una “lidereza” y la iniciativa privada; la luz tampoco está en sus manos, pues invita a la iniciativa privada a apoderarse aún más de ella; la justicia y la seguridad no sólo son ineficientes sino que dejan en manos de instancias privadas o parvadas de paramilitares su juicio y ejecución, como está sucediendo en el municipio de San Pedro Garza García).

Adicionalmente condena a su sociedad a pagar, aún más caro, aquello por lo cual acepta se le quite una parte de sus ganancias derivadas del trabajo. Bajo una bien aprendida lógica católica, el gobierno mexicano dice a su sociedad: “dadle a César lo que es de César, y a la iniciativa privada lo que es de la iniciativa privada”. Es decir, págale al gobierno por bienes y servicios que no te da y págale a la iniciativa privada por lo que te ofrece y hace pasar por “servicios de calidad”.

La tercera razón se nos reveló en el reciente debate sobre la Ley de Ingresos que propuso el poder ejecutivo. Se nos dijo, primero, que el país enfrenta un “hueco” financiero derivado del fin de la era del petróleo. Para aliviarlo, se nos dijo después, es necesaria una alza generalizada de impuestos. Se nos dice ahora que gracias a lo aprobado por diputados y senadores el gobierno podrá cumplir con sus funciones. Queda claro entonces que en nuestro país la política impositiva es un asunto de gobierno, puesto que el Estado es ya prácticamente inexistente, y por tanto, que estos ingresos son necesarios para que el gobierno funcione. En este sentido, la administración actual es prístina: el funcionamiento de uno no significa de ninguna manera los servicios que el otro está obligado a ofrecer a cambio de la extracción impositiva.

Esto fue precisamente lo que se hizo evidente en el debate sobre la alza de impuestos. Salvo un sector minoritario, los actores políticos demostraron que, además de la inexistencia del Estado, para ellos tampoco existe la sociedad. La discrepancia central en cuanto a la Ley de Ingresos se centró en la responsabilidad política del alza de impuestos. La economía, la población, los bienes y servicios durmieron el sueño de los justos en esta discusión. La serie de acusaciones entre los líderes de partidos políticos, adalides de fracciones y el secretario de Hacienda dejaron claro que en la política fiscal prevalece el interés particular de un gobierno sobre el bien general que supone la sociedad mexicana y el Estado. El “hueco” financiero amenaza al gobierno y por tanto exige a su sociedad pagar más impuestos. La oposición, con sus honrosas excepciones, se dio cuenta que de esos impuestos también depende su existencia y su funcionamiento. De tal suerte que al unísono, después de escarceos, amonestaciones, amagues y simulaciones, aprobaron una Ley de Ingresos cuya único objetivo central es el funcionamiento del gobierno. Fácilmente se nos ha demostrado que la lógica parasitaria es insaciable, lo mismo si se habla del César que de la iniciativa privada. Y que la única afectada es la sociedad, condenada a trabajar. En pocas palabras, se nos dijo: "No trabajo, no doy, pero dame dinero para que vele por mi bien".

Estas tres razones permiten formular la siguiente pregunta, precisa y sin retórica: ¿Cuál es el compromiso que la sociedad mexicana debe tener con un Estado inexistente, con una iniciativa privada voraz, con un gobierno parasitario? ¿Cuál?

Sobre impuestos

Circulo el contenido de un mail que me llegó.




SIMPLES CALCULOS MATEMATICOS




Si crees que el IVA solo subió un punto y eso no es nada, déjame decirte lo siguiente:

Si ganas 12,000 al mes esto es lo que te va a afectar.

Tu sueldo: $12,000
Menos ISR (30%): $3,600 pesos de impuestos
Total de tu sueldo que queda: $8,400 pesos

Eso es $240 pesos menos al mes que es exactamente el 2.77% de tu sueldo
(Si, 2 puntos en el ISR significa 2.77% real en tu sueldo)

Imaginemos por un momento que el resto de tu sueldo lo gastas en cosas pagando IVA (esto para efectos prácticos)

Te quedaron $8,400 pesos
si a eso le pones IVA (16%): $1,344

Eso significa que neto para gastar te quedó $7,056 de $12,000 pesos

Eso significa que te quitaron en total $4,944 pesos, que es igual a 41.20 % del total de tu sueldo

41.20 %.... eso es realmente el lo que te van a quitar, eso si no tomas alcohol o cerveza, si no tienes tv por cable, si no tienes celular o teléfono fijo, si no fumas. Porque a todo eso agregale otro 3% a todo lo que pagas por esos conceptos.

Eso significa que de cada peso que ganas con el sudor de tu frente, intelecto o tus manos, el gobierno te quitará 41.20 centavos, entonces realmente no ganaste un peso, sino 58.80 centavos.

¿Te gusta lo que los "representantes del pueblo nos hicieron?
¿Tu representante te preguntó siquiera si estabas de acuerdo?

Estos son los impuestos que nos acaba de aumentar el "Presidente del Empleo" quien por cierto en campaña dijo que no subiría los impuestos y que por el contrario los bajaría y eliminaría otros como la tenencia (cosa que no ha hecho el mentiroso).

La pregunta es:
¿Que vamos a hacer?
a) ¿los pagamos calladitos calladitos y nos seguimos empinando cada vez mas?
b) ¿O les ponemos un alto?
c) ¿O no te importa?

Tu decides.... por lo pronto informa a otros.

lunes, noviembre 02, 2009

Sobre el perdón (respuesta a mail)

Eso sí que no te lo puedo responder. Entre las muchas incompetencias que padezco está la definición y comprensión del perdón. Desde chico tengo grabada en la memoria aquella frase que se atribuye a los judíos: “perdono pero no olvido”. Siempre me he preguntado si eso es posible. ¿Qué pasa cuando se recuerda la ofensa o el motivo destinado a ser perdonado? ¿El recuerdo no desencadena un relámpago que hace trizas el supuesto perdón?

No sé, pero yo creo que el perdón requiere de olvido. Según Nietzsche sin el olvido es imposible vivir. Rumiar sobre lo que nos duele, sobre lo que nos afecta, nos hiere, nos provoca un enojo que exige, que convoca el perdón, sólo nos ata y nos ahoga. Allí no está la vida. Por supuesto, ni un psicólogo ni ningún historiador puede aceptar esto. Porque lo que se olvida no se asimila, y por tanto, no ofrece utilidad alguna para la vida. Acorde con esto, fantasmas y fantasmas se acumulan en nuestra vida, y se cobran esta ignorancia deliberada. Y al contrario de su propia intención, lo no perdonado se presenta cotidianamente con otros ropajes, y acaba por generar, incluso, enfermedad. Hay quien dice que de eso se trata el cáncer. Este ninguneo resulta, según ellos, menos adecuado que su asimilación plena.

El perdón, entonces, es algo así como la asimilación de la ofensa, de la persona que ofende, del dolor provocado, y su superación, logrando integrarla plenamente en la vida y personalidad propias. Imagino que llegados a este punto puede decirse que, independientemente de esta asimilación-integración, se llega a la inevitable conclusión de que en este proceso lo que disminuye es la confianza hacia aquel o aquello que lastimó y nos mete en el brete del perdón.

Yo francamente creo que a menudo esperamos demasiado de alguien o de algo, y de allí la fuente de los dolores y las necesidades del perdón. ¿Por qué alguien o algo habrá de actuar como nosotros esperamos que lo haga? ¿No es acaso un sujeto con vida propia, con sus problemas propios, con sus traumas propios? Ignorar esto es exigirle al otro algo que de entrada no podrá cumplir. Un nivel de exigencia muy alto necesariamente produce una frustración similar.

Así que en mi opinión hay que dejar fluir, hay que dejar de exigirle al otro algo. Al otro hay que quererle y tenerle, hasta donde sea posible, confianza. Confianza no en que hará lo que uno espera, sino en que si su proceder deliberadamente o no te provoca daño, sabrá encontrar el modo de mitigarlo y de reconstruir los lazos que le unen a ti si eso es lo que quiere y le interesa. No hay nada más qué hacer.

Por supuesto, sólo nos queda rodearnos de las personas que nos llenan de alguna manera, que nos acompañan en nuestro andar, que iluminan nuestro camino, que no sacan sonrisas y las mejores ideas de nosotros.

Así que no sé qué decirte, ni mucho menos si debes o no o cómo perdonar enojos, arranques, actos, daño. Lo que sí sé es que más vale no quedarse allí. Es mejor, como alguien me dijo, “caminar ligero”. Es decir, sacudirse los lastres en que se traducen todas las ofensas, los insultos, la merma de la confianza en el otro.

Soy de la opinión que quien exige perdón es probable que no lo merezca, pero quien con actos te dice que pese a todo el daño hecho quisiera estar cerca de ti y lo demuestra con esos actos, merece al menos un mínimo grano de arena de confianza para que los puentes, si no iguales, se reconstruyan, y así, por lo menos logren desbrozar el camino para que esa persona pueda acercarse de nueva cuenta. Por alguna razón ha de querer estar cerca de ti. Si esa razón es pésima, pronto lo descubrirás, y volverás a aprender a “caminar ligero”. De ti y por ti no quedan las cosas rotas. Que cada quien se haga cargo de lo que rompe.

No tengo que decirte que para todo eso se necesita cierta disposición de espíritu e inteligencia.

Vale. No puedo decirte nada más ni creo que lo dicho sea mínimamente coherente o te sirva de algo. Pero es lo que se me ocurre este día de fiesta y de muertos, y en a premura de salir a pasear...

sábado, octubre 31, 2009

La sirena y su amante

Últimamente el agua se ha vuelto compañía y confesionario. No sé cómo recibe mis palabras no dichas, mis pensamientos vueltos infinitas burbujas de aire que afectan su superficie. Lo suyo es el silencio. Pero durante más de media hora me recibe, no dócil pero sí afable. Me exige un ritmo y sólo cuando lo alcanzo permite que comience con mi decir silencioso. Ella suele purificarme. Como mujer se me entrega cuando la acaricio pero me regresa una sabiduría que no se suele decir frecuentemente: estás solo. De eso se trata la vida. Lo demás, por ese solo hecho, ya es ganancia. Y con esa idea, me despido de ella. Camino por la tierra pensando en eso que me repite casi todos los días. Y aunque las horas a menudo me hacen dudar de lo acertado de su aseveración, suceden cosas que acaban por darle la razón. Por ejemplo, esta mujer que como ciclón me envuelve y me deposita en el regazo de su corazón. Ella me recuerda siempre una canción, aquella que habla de la “lengua de gato”, del “pan de centeno”, de la “suela de zapatos”. Me pregunto si no es ella sirena que de esa agua matutina sale para acompañar mis pasos en tierra. Y en efecto, ese solo hecho es una ganancia abrumadora en esta, que al parecer, todavía es mi vida.

viernes, octubre 30, 2009

Respuesta a comentario

Respondo a un comentario hecho en este Blog.

En general suelo corresponder a quien me saluda. Padezco, cierto, de pésima memoria para nombres y rostros. Hay personas que por una u otra razón las tengo grabadas en mi corazón y puedo, efectivamente, tenerlas siempre presente en mi vida, y por tanto, reconocerlas en todo momento. Hay otras de las que se me queda su rostro en la retina, pero no el nombre ni las circunstancias en que las conocí o el motivo por el cual se me hace familiar su rostro. Esto me sucede con cierta frecuencia con los alumnos: son tantos los que pasan por los salones de clase que me es imposible reconocerlos siempre. En mi descargo debo decir que lo mismo sucedió con mis maestros: muchos de ellos probablemente ni me recuerdan. Sin embargo, cada vez que los veo, los saludo, si no ceremonialmente, sí con la afabilidad suficiente. Y es que pienso que no todos tienen por qué recordarnos. Quiero decir:¿por qué un maestro habrá necesariamente de recordarme a mí?, ¿por qué alguna mujer obligadamente ha de recordar mi mirada?, ¿por qué alguien del público está exigido a recordar exactamente mis palabras dichas en algún auditorio? Nada ni nadie obliga. Claro, están los olvidos obligados, exigidos, necesarios. Pero esa es otra historia... Así que no se me amedrente, y salúdeme cuando me vea perdido en alguna marcha con “agradable compañía” según su decir.

jueves, octubre 29, 2009

Apagar celulares

Veo que las protestas y propuestas crecen. Al parecer la crisis activa voluntades y enojos. Mientras el alza de impuestos de telecomunicaciones despertó indignación y oposición, las compañías de telefonía celular siguen haciendo su negocio ofreciendo un servicio caro e irregular. Y lo que es peor, el dueño de una de estas empresas anda en pos de las redes que ocasionaron el conflicto en Compañía de Luz y Fuerza. Así que protestar contra las compañías de telefonía celular también es importante. Me llegó la propuesta, que asumo, de apagar los celulares el viernes 6, sábado 7 y domingo 8 de noviembre para exigir la disminución de tarifas y cobro de llamadas, incluso perdidas.

miércoles, octubre 28, 2009

Amores muertos que no matan

Me encontré esta joyita... Dylan Dylan

Recuerdos

Ese día había nerviosismo. La universidad estaba en huelga y todavía no llegaba su momento menos afortunado de expulsiones, amedrentamiento, y golpes, aunque ya se anunciaba en el horizonte. Muchos grupos universitarios trabajábamos en ese momento para encontrarle salida al problema de cuotas-resistencia en que estábamos inmersos.

Dos asambleas se realizaban al mismo tiempo en nuestra facultad. Un amigo y yo esperábamos nos dejaran tomar la palabra en la asamblea de maestros. Otra amiga aguardaba su turno para usar la palabra en la asamblea de estudiantes. Queríamos intervenir primero con los maestros para llevar una propuesta más concreta a la asamblea estudiantil. Pero las cosas no salieron así.

Me informaron que nuestra amiga ya iba a hacer uso de la palabra. Mi amigo y yo decidimos dividirnos: él se quedaría a esperar a que los maestros le hicieran un espacio y yo bajé a ver cómo estaban las cosas con los estudiantes.

Al llegar a la asamblea estudiantil me sorprendió la encendida defensa que ella hacía de nosotros (de mi amigo y de mí). Nunca en mi vida nadie me había defendido públicamente con tanto denuedo. Refutaba una serie de acusaciones que asumo se hicieron previas a su intervención: ya empezaba la cacería de brujas. Su decir fue tan vehemente que varias lágrimas escurrieron por sus mejillas. Al finalizar, le di un fuerte abrazo y salimos de la facultad así, abrazados. Sin estrategia, sin propuesta, sin proyecto. Pero así salimos: abrazados. En ese momento era lo más importante.

Esa mujer, desde que la conozco, me sorprende. Lo hace incluso hoy cuando nuestros encuentros y pláticas son escasos. A través de Facebook me llegan sus reflexiones intempestivas. Una de ellas, de las más recientes, habla de la paz, y de su definición ante la vida. Le agradezco infinitamente sus palabras. Su hacerme recordar muchas cosas. Me llegan como lluvia nutritiva en un día en que la sensibilidad extrema me ahoga. Recuerdo sus lágrimas, recuerdo sus palabras, recuerdo su rostro y una que otra de sus confesiones. Y recuerdo también al amigo, aquel amigo que hace tiempo se fue de este planeta.

Imposible

"Solo", le dijo
El cielo lápida es
Muerto ya estaba



viernes, octubre 23, 2009

Duelo

Hasta hoy puedo decirlo: han sido días de duelo. Ese espacio indefinido y elusivo que llamamos corazón se me llena de vacíos a pasos agigantados. Aunque todo fin es esperable, y alguno que otro deseable, no por eso deja de provocar una herida que ninguna lamida sana, que ninguna caricia mitiga. Y es que el vacío es como un hoyo negro que engulle. No me dan ganas de resistirme, pero hay en mi horizonte otras presencias que me indican que más vale no irse por ese camino sin retorno. Bienvenidas esas presencias. Viviré, como siempre, lidiando con los vacíos que me acosan.

domingo, octubre 18, 2009

Heroes

Lennon, que sabía lo que decía, manifestó querer igualar el LP de Bowie llamado Heroes (1977). Éste lo hizo pensando en el Muro de Berlín, y años después, la canción del mismo nombre que formó parte de aquel LP tras ser recuperada por varios grupos, se convirtió en tema central de la película Godzilla (1998). Aquí, Bowie en vivo... un guiño a la nostalgia...

jueves, octubre 15, 2009

Luz y Fuerza del Centro

1. Yo no sé ustedes, pero extraño la palabra trabajador. Hoy el gobierno habla de pobres o de mexicanos, de sindicalizados o de empresarios, de estudiantes o de indígenas, pero no habla del trabajador. A este último se le condena al olvido. Y este “olvido” también invade el lenguaje cotidiano de la gente, de los burócratas, de los académicos, de los estudiantes, que a lo sumo conciben “el servicio” como algo “nice”. Y es que más vale que la sociedad no se dé cuenta que depende del trabajador para vivir, aunque el espejismo moderno nos ofrezca la vana ilusión de un mundo tecnificado en el que ya no hay trabajadores sino “prestadores de servicio”. El trabajador tiene hoy que remontar explotación y desdén, “olvido” deliberado e ignorancia fomentada.

2. Por eso, si le creemos a las encuestas, un gran sector de la sociedad mexicana está de acuerdo con la liquidación de Luz y Fuerza del Centro, para acabar con el sindicato, corrupto y lleno de privilegios, dicen. Así es como el “olvido” del trabajador opera su magia: si éste no existe, mucho menos debe existir un sindicato, que además cuenta con prebendas y privilegios “descomunales”. Según ellos los pobres no tienen por qué organizarse; su única opción es ser organizados para cobrar los apoyos de Oportunidades. Los “prestadores de servicios” tampoco deben organizarse, pues individualmente han de mostrar con eficacia sus talentos para ser contratados. Las máquinas funcionan a la perfección, sin interrupción, sin reclamar horas extras, sin procrear, sin vacaciones, sin salario pero sí con costos, cuyos dueños inmediatamente recuperan de manera acrecentada; ellas al igual que los pobres han de ser organizadas de manera racional para maximizar la producción. Las buenas conciencias son los únicos que pueden organizarse: en la Iglesia primero, después en las ligas mayores de los que sí “han sabido hacerla”: los empresarios, las marcas, la mercadotecnia.

3. Luz y Fuerza del Centro, dice el gobierno, resultó inviable. De ello culpa al sindicato, y de esta manera, refuerza la idea de que además de absurdo, pues el trabajador ya no existe, aquel es culpable del fracaso de ésta y cualquier otra empresa, estatal o no. Saca lección que vende como pan caliente: los sindicatos son fuerzas retardatarias que impiden el avance de México por la senda de gloria que los cielos le trazaron. Las prebendas y los beneficios no son para los güevones sino para los sectores más activos del país: los empresarios y los políticos que se dan cuenta de este hecho. En suma: sé pobre, sé prestador de servicios, pero no se te ocurra ser sindicalizado.

4. Ante esto hay que tener claras algunas cosas. Primero, el trabajo. Somos eso: estamos obligados y condenados a trabajar. No sólo es nuestra naturaleza sino que es el trabajo el que genera la riqueza. El trabajador está allí: en todo lo que comemos, tocamos, vestimos, disfrutamos. No verlo no decreta, por acto de magia, su desaparición. No verlo más bien revela otra cosa: la negación de saberse parte de ese sector, cosa que nos recuerda el mentado salario. No nos gusta sabernos trabajadores. Segundo, el sindicato, que es la organización de los trabajadores. El sindicato surgió como mecanismo esencial para luchar por una serie de derechos de los que generan riqueza. No fue ni una concesión gratuita ni tampoco es, por definición, corrupto. Es preciso tener presente que si la corrupción existe en los sindicatos, ella es el resultado, primero, del capital, que necesita pervertir la organización del trabajador para explotarlo mejor, y segundo, de un régimen político, que comenzó con el PRI y que continua con el PAN, como puede verse en el paradigmático caso del SNTE y su líder. La corrupción sindical es una fuente inigualable de votos, dinero, y mecanismo de presión. Tercero, al trabajador. Seguramente hay corrupción en el SME como en el resto de los sindicatos nacionales. Pero este hecho no puede dejar pasar inadvertido lo siguiente: dentro de los sindicatos existe una burocracia y una masa de trabajadores que trabajan constantemente. Arremeter contra el sindicato y sus perversiones no puede ser razón para imponer al trabajador la cruz adicional del “olvido” sobre la de la explotación. Los trabajadores tienen todo el derecho a organizarse para paliar los efectos de la explotación de la que son objeto, o mejor, para emanciparse de su explotación. La corrupción sindical es un asunto que compete a los trabajadores, son ellos los que han de liberarse de las burocracias que los usan para intereses ajenos; a los regímenes políticos, que han de sacar las manos de las organizaciones obreras; y a todos, puesto que está claro que dentro del capitalismo no hay manera de hacer ni una cosa ni la otra.

5. Más allá de la retórica presidencial, de los fariseos intelectuales que dan razones a la sinrazón del neoliberalismo, y de la “opinión pública” que confunde alevosamente el trato y servicio en ventanilla con el trabajo de los trabajadores de Luz y Fuerza para que esta ciudad cuente con luz, y que a juzgar por lo que sucede en este momento, es tan eficaz que ahora los quieren hacer regresar por la fuerza para que la cosa funcione; más allá de todo eso, digo, se encuentra un recurso nacional. Este recurso está en juego, está en disputa su posesión, su uso, y su explotación racional. Defender su pertenencia al Estado mexicano es algo que resulta indiscutible. Que quede claro: su pertenencia a los mexicanos, no a uno u otro mexicano. Quiero decir: cuidado con aceptar la idea de que hay males menores, como que se quede en manos de empresarios mexicanos en vez de extranjeros.

6. Alguien podrá argumentar que exagero en la idea de que viene la privatización de la energía eléctrica. No sólo es algo que argumenta el SME. Yo me baso en algo más sutil: el recurso del miedo como mecanismo para generar consenso, incluso en las cosas más contraproducentes para la población en general. El miedo a quedarse sin luz, el miedo a que los trabajadores del la Comisión Federal de Electricidad no puedan con el paquete y nos dejen sin luz. El miedo que acaba por legitimar la privatización (contratar a quien sí pueda con el trabajo) a cambio de tener luz. El miedo es un recurso utilizado hasta la saciedad por este gobierno. Durante los tres primeros años se trató del miedo derivado de la “guerra” contra el narcotráfico. Luego, como signo de la segunda parte del sexenio, el miedo de la influenza que sirvió de pretexto para explicar el fracaso del modelo económico y para que la población asumiera como suyas las quiebras económicas del empresariado, como el de La Comercial Mexicana. El miedo del “hoyo” petrolero para lanzar la propuesta del impuesto de 2% al consumo. El miedo ahora de no tener luz, de quedar en manos de sindicalizados, el miedo que permite al gobierno hacer lo que le venga en gana. El miedo de que un trabajador cuente con privilegios: mejor ser todos pobres bajo la irremediable lógica de todos coludos o todos rabones.

7. No me interesa defender a la burocracia del SME. Me importa defender lo que queda de país. Me interesa defender el derecho a organizarnos. Me interesa deshacerme de este sistema. Me interesa acabar con la explotación. Eso me interesa. Por eso me sumo a la lucha que hoy, momentáneamente, encabeza el SME. Y si estas luchas derivan en otras cosas, bienvenidas sean.

domingo, octubre 11, 2009

Presentación del número 9 de la revista Bitácora

Hay quien especulando sobre los orígenes de Todo afirma que “en el principio fue el verbo”. Debo confesar que esta frase me atormenta y persigue desde hace años. Probablemente por incapacidad personal me es sumamente difícil concebir el aliento divino convertido en palabra, creando y creando la realidad que su potestad le permite. Y es que según lo miro, el verbo es también un acto o no es nada. Quiero decir: tras el verbo está el acto; sin éste aquel es imposible. La idea, por supuesto, no es mía; me la obsequió un poeta español (Gabriel Celaya), que maldecía la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales, la poesía que no tomaba partido hasta mancharse. La poesía por él defendida era aquella que con su decir quería dar vida, provocar nuevos actos. La suya, escribió,

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Ni modo de no hacerle caso al poeta, que es artesano del verbo, de la palabra. Algo sabrá por ese oficio suyo: lo importante es lo que no tiene nombre, los actos en la tierra. Son ellos los que dichos pueden provocar otros actos. Por eso simpatizo con quienes suponen que fue un acto el que inauguró el principio de todos los principios: cuando nada tenía nombre. Sí, me es más cercano el homo-faber que un Dios-logos. Entre dioses y humanos, prefiero a los segundos, y entre estos, por supuesto, a las mujeres

Es el acto el que inaugura, el que crea mundos. Y la palabra una y otra vez aparece rezagada, imposibilitada para designar en su plenitud lo que el acto hace, descubre, esculpe, crea. Quiero decir, puedo recitarle a ella lo que otro poeta escribió alguna vez: te quiero “Donde tu vientre es combo, fugitiva tu espalda, oloroso tu cuerpo”, pero palabra tan precisa no alcanza el absoluto de lo que en ella me pierde.

Así, entre acto y verbo hay un abismo. Decir es siempre ir en pos del imposible, de la incapacidad para designar la plenitud al acto, su multiplicidad, sus aristas infinitas. Pero al mismo tiempo, y precisamente por ello, la palabra, el verbo tiene consistencia. De lo contrario, sólo sería hálito que se pierde en la inmensidad de la nada. La palabra, el verbo, siempre se erige sobre algo, aunque su núcleo lo constituya la imposibilidad de designar la plenitud del acto.

Y no obstante, acto y verbo comparten otro abismo que es el que propiamente me atormenta y persigue. Creo sinceramente que antes del acto y del verbo está la duda. Desde hace mucho tiempo me pregunto si no es ella la que está en el principio; si el hacer o el designar no están precedidos siempre por una duda: ¿qué es esto?, ¿qué hacer ante esto o aquello?, ¿por qué hacer o no hacer tal o cual cosa? De hecho, según una vieja historia cuenta, la historia humana nació precisamente por una duda: gracias a que una mujer se preguntó por qué no, acabó condenando a la humanidad a tener historia, si bien como seres caídos buscando redención, lo cual tiene un encanto peculiar. Tenemos historia por una manzana del árbol del saber. Tenemos historia porque una mujer se preguntó sobre ese saber. Y así ha sido siempre: nos movemos por la duda de una mujer.

Entonces, no el verbo ni el acto sino la duda como principio de principios, como el movimiento más íntimo del espíritu, de la razón, incluso del deseo. Y es que la duda, si es tal, no precisa una respuesta específica, predeterminada, pero sí una respuesta cualquiera. Porque lo propio de la duda no es la cadena sino la libertad, no es la delimitación sino el ensanchamiento. Por eso los hombres libres son los que dudan, los que se preguntan y los que se responden para responderles a los demás. Y lo hacen, primero, con actos, luego con palabras.

Lo que quiero decir es relativamente sencillo: creo que la ruta natural de la libertad y de la creación de mundos es la que marca la sucesión duda-acto-verbo. Lo contrario es el camino de la escolástica, de la política y de la servidumbre: verbo autorizado, acto limitado, duda estrecha, mundo acotado.

Pues bien, sin temor a equivocarme puedo decir que la revista que hoy nos convoca es hija del primer camino. Bitácora nace como resultado de pasos dados desde hace años por el Faro de Oriente. Y éste a su vez no es la creación de un acto amoroso institucional, sino la convergencia de las múltiples respuestas que un caleidoscopio de dudas convocó y fraguó. El Faro de Oriente es en el mejor de los sentidos la expresión más concreta de libertad, la feliz conjunción de dudas y actos. Bitácora llegó mucho después. Habrá quien piense que esta revista tuvo un parto tardío. Yo no comparto esa opinión. Creo sinceramente que sólo después de las dudas y los actos debe venir la palabra. De aquí le viene su consistencia, de aquí le viene su valía: de fijar en verbo lo que sus actos gritan tras dudas creadoras.

Bitácora también ha dado caminado transformándose. Fue primero un esbozo de respuesta ante una duda; luego fue un mero boletín informativo consumido por la comunidad del Faro; y hoy es una revista que además de convocar a su comunidad, sale de “su espacio” para dialogar con los otros, como una Eva que obsequia pecado para generar vida, constituir mundos y crear historias. Por eso, entre otras cosas, su nombre es femenino (ningún viaje vale la pena si no lo inspira una mujer y no lo registra una mirada femenina).

El secreto de Bitácora me parece está en ser resultado de dudas y actos. En este sentido creo pertinente una advertencia: su consistencia proviene de allí y no de otro lado. Olvidar esto sería condenarse a la repetición vacua de palabras y perspectivas, sería transformarse en declamación política, en dogma de fe, en manual de éxito o en páginas de superación personal. Espero sinceramente que esto no lo olvide el equipo editorial de la revista ni el director del Faro ni la comunidad misma de aquel espacio respetable y querido.

Enhorabuena una vez más.

Isaac García Venegas
En el “246”
1 de Octubre de 2009

martes, octubre 06, 2009

La sapiencia de don Enrique

Hace unos días, Don Enrique publicó en el periódico Reforma un artículo de opinión luminoso (“Historia en aerosol”). El objetivo central de su argumentación es convencer al lector de que el camino idóneo para cambios perdurables en el país es la reforma, la acción dentro de las instituciones. Su decir es una refutación “intelectual” a quienes haciendo una lectura “errada” de la historia caen seducidos por la teoría cíclica de la historia y predicen que en 2010 habrá una revolución como las de 1810 y 1910. Se refiere sobre todo a los que enarbolando banderas anarquistas promueven la violencia, haciendo estallar artefactos en sucursales bancarias, y amenazando con el cada vez más famoso: “nos vemos en 2010”.

El artículo me parece luminoso porque pone ante nuestros ojos los esfuerzos intelectuales de un historiador de fuste para defender una causa: la de la democracia liberal, o mejor dicho, lo que don Enrique concibe como tal, y a la que piensa como el producto, si se quiere imperfecto, de la reforma pero no de la revolución. Aunque don Enrique no dice nada que no haya afirmado Octavio Paz hace décadas (véase el discurso que pronunció cuando recibió el premio Alexis de Tocqueville), lo hace con tal entusiasmo que al lector despistado puede convencerlo de la originalidad de sus ideas.

Don Enrique se atribuye a sí mismo una lectura correcta de la historia en comparación con quienes por medio de la violencia, lejos de reivindicar el anarquismo, lo echan al bote de la basura. En su artículo da lugar a una larga cita de un anarquista que afirma, de modo sorprendente, que la violencia hizo que varias de las ideas más importantes del anarquismo fueran relegadas en regímenes como el soviético o el mexicano. Don Enrique sabe perfectamente que una cita fuera de contexto es maliciosamente parcial. Sabe también que esos regímenes procedieron por exclusión en virtud de múltiples causas y que sólo siendo maliciosamente parcial se puede reducirlas a la violencia.

Pero don Enrique, en su “correcta lectura de la historia”, no se limita a citas fuera de contexto. Juega con algo de torpeza el juego vedado a los historiadores: para darle consistencia a su argumentación en favor del reformismo decide incursionar en el “hubiera” de la historia. Afirma que mientras la revolución de 1810 fue “necesaria”, la de 1910 fue “perfectamente evitable”. Hubiese bastado, nos dice, que Díaz dejase a Reyes en el poder para que la revolución de 1910 no estallara. Aquí don Enrique nos repite su devota convicción de que la historia la hacen los grandes hombres (biografía del poder no es título inocente). Nuestro sagaz historiador aborrece a las masas; por eso cree en el reformismo: con tan sólo unos cuantos pactos cupulares la historia iría e irá por buen camino. Por eso, a su leal entender, se equivocan los anarquistas, los que piensan en la revolución, y los que se les ocurre pensar fuera de las instituciones. Las masas no hacen nada que no sea incomodar con absurdos y revoluciones; interrumpen el "curso natural" de los hechos que como ya nos dijo Fukuyama llevan necesariamente al buen puerto de la democracia liberal.

No son pocos los historiadores que al explicar la Revolución mexicana señalan que su estallido fue “inesperado”, fue totalmente sorpresivo, no fue “previsto” ni “visto” por quienes cómodamente vivían en el régimen diseñado por Porfirio Díaz. La miopía antes de la revolución. Sin negarle a don Enrique la certera crítica que hace a la teoría cíclica de la historia, puede ser que sea precisamente aquella miopía la que se repite en los albores del siglo XXI. Quizá no estalle ninguna revolución en 2010, pero la miopía puede ayudarle un poco; ésta no es buena ni para el reformismo. En este sentido es que el artículo de opinión de don Enrique es luminoso: muestra de manera paradigmática cómo el modo “correcto” en que un “empresario intelectual” ve la historia tiene parcialidades tan maliciosas como aquellos agoreros que atribuyen a una fecha un significado trascendente.

viernes, octubre 02, 2009

lunes, septiembre 28, 2009

Carta a "Juanito"

Muy a su pesar, señor “Juanito”, representa usted el paso del ser ocurrente al personaje político. Sólo una ceguera muy acentuada puede hacerle ver este tránsito como resultado de mérito propio. Antes de doña Clara Brugada y don Andrés Manuel López Obrador usted no era otra cosa que un ciudadano entusiasta, cuyos tinos, e incluso desatinos, podían y debían ser vistos con simpatía. Pero desde junio, desde que usted apareció al lado de la doña y el don, pasó a formar parte de los “estelares” de la clase política. Y allí, las simpatías y rencores crecen de manera exponencial, señor “Juanito”.

A mí, señor “Juanito”, su historia me divierte mucho. A diferencia de lo que piensan algunos, digamos demasiados, a usted no le atribuyo responsabilidad alguna en la debacle que vive la democracia formal de nuestro país. Usted señor “Juanito” es tan sólo un personaje de circunstancias, ciertamente pésimas pero innegables.

Si algún signo hay que atribuirle a usted como personaje político, el único relevante es ser hijo de don y ser ahijado de doña. Y es que este don, señor Juanito, le da por sobreestimarse: se entiende a sí mismo tan poderoso que supone, de manera muy gratuita, que sin un puesto político importante puede controlar y someter a “personajes políticos” que cualquier meditación serena indicaría no apoyar ni impulsar: por ejemplo el actual gobernador de Chiapas; por ejemplo, los políticos salinistas hoy encumbrados gracias a su apoyo y decisión; por ejemplo, el Lázaro de ligas desaparecidas; por ejemplo, usted.

Esa misma meditación serena, con el tiempo, indicará cuánto debemos a ese don el retorno del PRI y el secuestro de la izquierda, que si bien antes languidecía en interminables debates internos, hoy como concepto ha perdido toda cualidad, por no hablar ya de credibilidad si de posturas políticas se trata. Allí está ese otro producto del don para probar lo que le digo: el carnal Marcelo. Los que hoy son de izquierda se pelaron al monte, porque entre derechas y dones, entre caciquies y doñas, no les dejaron espacio o bandera con qué actuar (lo cual también indica una responsabilidad interna, pero no se apure, sobre eso ya hay mucha discusión, aunque seguramente desconocida para usted y otros como usted).

Lo más curioso, señor “Juanito”, es cómo la idea del “enroque” prevalece entre la clase política: ponte tú para salir elegido yo. A mí la democracia formal me importa un comino señor “Juanito”. Hasta hoy la había considerado simplemente como un endeble salvavidas para no ahogarse entre fascismos y autoritarismos de toda clase. Pero como están las cosas, al parecer, ella misma desfallece ante los embates de las “enrocadas” (perdóneme señor “Juanito” que invente palabras, pero bueno, sé bien que quien admira a Rambo en combinación con Karate Kid me puede perdonar estas ligerezas), y ya sólo es un salvavidas “ponchado”, que se desinfla a paso apresurado.

Mírese usted, señor “Juanito”: anda ya naufragando, y por más orillas que busca no deja de ser usted un títere de fuerzas que le trascienden: que si el PAN, que si el PRI, que si los Chuchos, que si el don, quien declaró haberse ocupado de usted para salvar al PT de una embestida “oscura”. La democracia formal no aparece por ningún lado: sólo escuchamos su chiflido moribundo que usted, señor “Juanito”, adorna con bandas en la cabeza, partidos de futbol, y expresiones coloquiales. Por supuesto, usted no es el único que lo hace. Pero por desgracia para todos los que se dan cuenta de esto, usted es hoy el más notorio. Los demás, que andan en traje y utilizan una verborrea anquilosada para explicar cómo joder más a los pobres y a los otros, andan felices de que usted sea el que siempre sale en la foto del velorio de la democracia formal.

En fin, “señor “Juanito”, veremos pronto los nuevos episodios de este show que no es gratuito. No me malinterprete usted. No es “gratuito” porque está en juego el financiamiento de muchos movimientos del don y la doña. Y como usted sabe bien, cuando hay dinero de por medio, las cosas se pueden poner feas. Hace bien en ponerse a resguardo de las oficinas delegaciones que son escenario de telenovela.

domingo, septiembre 27, 2009

Discurso de Bolívar Echeverría

Se reproduce a continuación el discurso del Dr. Bolívar Echeverría con motivo de su nombramiento como Profesor Emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (mayo 2009)



viernes, septiembre 25, 2009

Sesgos de la nueva reacción

1.- Estacionamiento de la Facultad de Filosofía y Letras. Una asamblea que por el modo de su concreción denota que fue promovida por las autoridades. Una parte del estacionamiento cercado, todo supervisado por vigilancia UNAM. Se respira un ambiente de protección a la asamblea que, como se le vea, es poco “representativa”, tanto por número como por la filiación de sus participantes.

2.- La discusión: recuperar el auditorio Justo Sierra, entre otros conocido como “Che Guevara”. El estudiantado reunido proclama la propiedad universitaria del auditorio, y reclama se le regrese a la comunidad. Se discute, se propone. Pero lo que se ve es a un sector del estudiantado, protegido por las autoridades, haciendo la tarea que a las autoridades corresponde.

3.- Breve historia. Uno de las muchas consecuencias derivadas del movimiento estudiantil del ’99 es la toma del auditorio Justo Sierra por parte de lo que quedó de la organización estudiantil aglutinada en torno al CGH. Aquel movimiento, en su suceder prolongado, convocó alianzas sociales, que se hicieron presentes ocupando de manera paulatina el auditorio. El espacio dejó de ser estrictamente universitario para convertirse en una instalación universitaria “ocupada” por expresiones sociales alternativas. Y las autoridades, tan buenas para disfrazar y meter a la policía, les dejaron hacer. Como si los “ocupas” del auditorio fueran un pivote “garante” para desactivar cualquier movilización estudiantil. Entre radicales y conservadores hay, por lo visto, un acuerdo tácito que ofrece banderas, logros y garantías a cada cual.

4.- El auditorio lleva años ocupado, y diversas actividades se han hecho presentes en su seno: desde las “oscuras” hasta las que de una manera u otra dan cuenta de lo que a la propia facultad de Filosofía y Letras le falta: una galería, una emisora de radio, talleres, centro generador de información que si no es alternativa por lo menos no es la que inunda los medios de comunicación masiva en general, comedores de precio módico y asequible para el estudiantado, centro de difusión musical. Nada que pueda tacharse de primera mano como “ajeno” a los intereses de la facultad de Filosofía y Letras.

5.- Cierto es que esa ocupación dejó a un amplio sector de la comunidad sin un espacio para realizar las actividades que la propia universidad supone, particularmente en la facultad de Filosofía y Letras: obras de teatro, festivales, reuniones políticas, proyección de películas, vinculación con movimientos y experiencias sociales distintas a las que prevalecen en la universidad, coloquios, reuniones académicas, etcétera. Se vive, no sin razón, como expropiación.

6.- Y las autoridades dejaron hacer. Estuvieron dispuestas a sacrificar las “actividades universitarias” en aras de “actividades informales”. Para regresar a lo propio de la universidad no tuvieron ni prisa ni decisión ni arrojo, como sí la tuvieron para fabricarse una encuesta endeble y meter rápidamente a la policía en aquellos lejanos años de huelga estudiantil.

7.- Hoy las autoridades dan un paso más en su ya acostumbrada línea reaccionaria. Primero, de una desgracia (un asesinato), promovieron un conflicto en el que a la postre se hicieron aparecer como salvadores (macetas y piedras). Es la bondad de la autoridad. Segundo, ahora, ante el recorte presupuestal, comienzan a fabricar los escenarios de un conflicto en el que intentan oponer academia-trabajo. Los malos ahora son los trabajadores, que de pura hora extra viven, y por supuesto, en nada se parecen a los merecimientos “pilonezcos” del profesorado. Tercero, confiados en esta nueva alianza, las autoridades proceden como antaño: que el estudiantado, como víctima, recupere las instalaciones tomadas para que lo que en principio sería un “costo político”, se convierta en un “acierto por la firmeza de la actuación” de “autoridades responsables que escuchan a su comunidad” (Lección De la Fuente). El mundo está al revés: el estudiantado soluciona los desatinos de la autoridad; la autoridad actuando como “salvadora” de los intereses de “la comunidad” (maestros y burócratas); ambos contra la injusticia de los que no pueden reclamar o exigir de otra manera que actuando en el estrecho ámbito que les corresponde: marchando, haciendo paros, tomando instalaciones.

8.- Debe quedar claro para todos: la reacción ya hizo sus efectos entre el estudiantado. ¿Será por eso que alguien, muy encumbrado, dijo que estaba feliz de verlos a todos alineados a la derecha?

lunes, septiembre 21, 2009

El viento golpea mi cuerpo. No obstante estar bien abrigado ráfagas pequeñas se cuelan por diversas partes de mi ropa; una mano fría me acaricia a momentos, provocándome escalofríos. Pienso en el símil que existe con esa caricia de muerto que es el dolor tentándonos el alma.

Los autos llevan cerradas las ventanas. Mientras espero el siga observo a los conductores. Cada quien su mundo. En la esquina dos mudos platican. Utilizan ese lenguaje que siempre me ha fascinado pero que desconozco.

Al verlos entiendo la virtud implícita en su decir: se tienen que mirar al hablar. Es decir, poseen la certeza de que allí está el otro, de que hay receptor para el mensaje. Pareciera que no hay lugar entre ellos para el soliloquio. ¿Por qué no siento así cuando hablo contigo?

Súbitamente me veo rodeado de fantasmas. Poco hay que decirles. De mi boca, de mis manos, ya casi no salen palabras. Por lo visto tu elección del silencio redunda en esta permanente huida de mis palabras. Y las únicas que quedan son aquellas que dicen:

Hey you, out there in the cold
Getting lonely, getting old
Can you feel me?

Hey you, standing in the aisles
With itchy feet and fading smiles
Can you feel me?

viernes, septiembre 11, 2009

Tipos caritativos

Uno.
Lo que priva es la irremediable lógica católica. Los pobres son objeto de actos caritativos de quienes pueden realizarlos. Ser caritativo acerca a Dios en tanto que la caridad, como virtud teologal, es un hábito infundido por él en la inteligencia y voluntad humanas. Y ser caritativo supone un alguien sobre quién ejercer tal virtud teologal. De aquí que los pobres y desvalidos sean necesarios.

Dos.
Esta lógica priva en la política nacional. El señor Felipe Calderón propone la creación o aumento de una serie de impuestos para salir del “hoyo” financiero en el que se encuentra el país. Entre otros, el impuesto para los pobres es paradigmático: los pobres necesitan recursos; los impuestos los dan; esa alza de impuestos generará más pobres; pero no hay problema, allí está un impuesto para ellos. De donde se sigue: hagamos más pobres para cobrar más impuestos para tenerlos por objeto para que pueda legitimar mi gobierno.

Tres.
¿Qué sería de nosotros sin un tipo tan brillante y caritativo?

miércoles, septiembre 02, 2009

Sueños para la rebelión

Nos dicen que para tapar el “hoyo financiero” que padece el país como consecuencia de la crisis mundial y de la caída de la producción petrolera, el secretario de Hacienda, junto con Felipe Calderón, estudian la posibilidad de incrementar los servicios como la electricidad, el gas y la luz. Esto, junto con una estrategia para aumentar la base de contribuyentes, que por lo visto implica gravar alimentos y medicinas (el viejo debate de cargar el impuesto al consumo para combatir la evasión fiscal), y el endeudamiento, permitirán remediar el sendo problema en que se encuentra el país.

El tema ya es objeto de debate por parte de nuestros flamantes legisladores. Lo que a mí me interesa es el hecho de subir los precios para tapar un hoyo financiero. Esto demuestra, entre otras cosas y muy a pesar de los que nos suelen decir los doctos economistas, que no es el mercado el gran legislador de la economía y la sociedad. Que los precios en México se definen por razones y motivos que poco tienen que ver con la supuesta mano oculta del mercado. Lo cual nos permite pensar que lo mismo sucede con los impuestos y sus enmarañadas razones para eximir a corporaciones internacionales como Walmart.
Me parece sensato entonces presionar socialmente para que las decisiones económicas se tomen en razón del beneficio de la mayoría y no de unos cuantos que de la avaricia han hecho profesión de fe y signo de éxito capitalista. Es interesante observar al empresariado clamar por impuestos a alimentos y medicinas pero guardar silencio en torno a la evasión de impuestos o la posición favorable en la que se encuentran empresas transnacionales.

Ayer dormí pensando todo esto y como consecuencia tuve un sueño peculiar: que la gente decidía acordonar todos los Walmart del país, y al más puro estilo de las clicas salvadoreñas, cobrarles rentas por operar, lo cual significaba 15 por ciento de la ganancia mensual de cada tienda, con lo que se procedía a pagar colectivamente los servicios de electricidad, gas y agua...

Dicen que los sueños sueños son... pero de vez en vez dan luces...

domingo, agosto 23, 2009

Para quien le interese...

Va este link. Difundir ciertos libros es importante...

http://www.letralia.com/216/ensayo01.htm

viernes, agosto 14, 2009

Respuesta al comunicado de la directora de la facultad de Filosofía y Letras

Hemos recibido un comunicado de la directora de la Facultad de Filosofía y Letras que, asumo, es un intento por salir al paso ante lo que está sucediendo en este centro de estudios, particularmente referido a macetas y piedras que “adornan” lo que antes eran jardines de la Biblioteca Central.

El comunicado parece salido de las viejas prácticas políticas de “eche la bolita” para que el conflicto no le estalle en las manos. Ahora resulta que la decisión de harta maceta y harta piedra (“obsoleta” escribieron algunos alumnos indignados, lo cual, demuestra, una vez más, que algo anda mal en la universidad, pues llegar a pensar en “piedras obsoletas” es una abstracción a cuyos linderos difícilmente algún filósofo mexicano podrá llegar nunca), correspondió ni más ni menos que a la Dirección General de Patrimonio Universitario.

A juzgar por lo que da sustento al comunicado de la directora, aquella dirección tomó la decisión sin consultar a la flamante administración de nuestra facultad ni, evidentemente, a la comunidad que resultó directamente afectada por esa decisión. Lo cual no deja de ser ofensivo después de haber convenido en que nuestra comunidad actuó con inteligencia y prudencia ante los sucesos que desencadenaron esta transformación (el asesinato de un individuo en el jardín de la Biblioteca Central), y en virtud de ello, haber recibido felicitaciones y reconocimiento por parte de las autoridades, como consta en un comunicado del Consejo Técnico de la facultad de Filosofía y Letras.

Pero además de ofensivo, hiere la inteligencia de la comunidad. Sólo hay dos explicaciones al fundamento del comunicado de la directora. La primera: a la administración universitaria central le tiene sin cuidado la facultad de Filosofía y Letras, por lo que sin el menor miramiento toma decisiones arbitrarias que le afectan. Lo cual, de ser así, sería indicativo del lugar que a las humanidades otorgan el rector y sus funcionarios. Es de suponer entonces lo que nos espera con los recortes presupuestales que se vienen durante los próximos años debido a la crisis nacional.

Por supuesto, esta explicación adolece de un error fundamental: todos saben que la elección de la actual directora no fue hecha sin la consideración de esa misma administración central. Es más, las especulaciones más consistentes indican que la mano que “hizo magia” para su designación está estrechamente vinculada con esa administración central y con el poder de la universidad. Por lo tanto, cuesta trabajo creer que la decisión piedras-macetas fue hecha sin la consideración de esa mano y de la directora de la facultad de Filosofía y Letras.

La segunda explicación parte de la objeción hecha a la primera. La decisión de la Dirección General de Patrimonio Universitario, que sin lugar a dudas debió ser sancionada por el rector de la UNAM, se hizo consultando a la directora del centro afectado. Pudo ser que se le haya presentado como “decisión tomada”, pero eso no le exime de la responsabilidad ante su propia comunidad. Ni la exime ni justifica que proceda de la misma forma: presentándole todo como hechos consumados. Por eso su comunicado es fingido: pretende hacernos creer que ella nada tuvo que ver con los “nuevos aires” que circundan a la facultad, y que por una extraña razón tienen una correspondencia precisa con la remodelación y reubicación de baños y con las nuevas órdenes de sólo aceptar en clase a un alumno por banca, como si el número de alumnos, y lo que es más importante, sus intereses legítimos, permitieran a los profesores desentenderse por completo de ellos; como si el profesor fuera un simple administrador de bancas.

Lo que se desea en una facultad como la nuestra es precisamente una administración que sepa defender y proyectar a su comunidad ante el “fuego amigo” y el “fuego enemigo”. No necesitamos que se ponga a nuestras “órdenes” para “recibir” y “cuando sea el caso transmitir a las instancias correspondientes” quejas y dudas. No necesitamos una ventanilla de recepción burocrática, requerimos universitarios que sepan trabajar con universitarios para conseguir lo que nuestra facultad requiere a gritos: nuevas y mejores instalaciones; reivindicación del espíritu universitario,es decir, de la comunidad; confianza en la libertad, y promoción de la crítica como instrumento fundamental de la discrepancia que, según nos dijo hace mucho tiempo un rector digno de tal nombre, es la esencia de la universidad.

Ojalá que la presente administración encuentre el camino para ser lo que se necesita y no una burocracia que intenta "pasar la bolita" a quien sea, convirtiéndose en ventanilla de gestión.

lunes, agosto 10, 2009

Ideas pétreas

Llegar a la facultad de Filosofía y Letras provoca desconsuelo más que enojo. Tanta piedra, tanta maceta, tanto árbol en potencia, revela claramente el fin radical de lo que alguna vez fue la facultad de filosofía y letras: el espacio para la reflexión y la palabra.

Quien vivió esa facultad sabe que para reflexionar y hablar siempre se necesita al otro, a ese que con uno forma comunidad. Pero al parecer, las ideas pétreas de la presente administración van exactamente en sentido contrario de lo que alguna vez fue evidente: desean petrificar la reflexión y la palabra, encerrándola por decreto en salones a los que, además, se les ve como amenaza, pues ahora, precisamente ahora, son cuna de enfermedad e inseguridad. El miedo como recurso para "convivir" con el otro.

Y es que tener tanta gente junta no es bueno, como ya lo sabían los frailes franciscanos del siglo XVI que venían a redimir la espada. Ahora, al profesor se le exige que amortigüe la espada de la más acusada falta de talento que hoy impera, se le pide que con palabra piadosa vuelva aceptable y vivible las pétreas ideas de una administración que muy rápido quedó en evidencia: parece extensión de una política nacional que no acierta otra cosa que exaltar el temor y la renuncia a la comunidad porque el Mal siempre acecha.

viernes, julio 24, 2009

Como en Honduras...

No, no estoy seguro. Pienso, para decirlo llanamente, que el Capital busca su reproducción incesante en las condiciones que le sean propicias. Para el caso de México, del que se dice vive una crisis tremenda y sin precedentes, el Capital parece andar bastante bien: los ricos se hacen más ricos o cuando menos no ven mermados sus ingresos, y los pobres, que se sabe son fuerza de trabajo, aumentan de modo considerable. Lo propio del capitalismo es precisamente la concentración de la riqueza y la desigualdad. Argüir que el incremento de esta última es un signo irrecusable del fracaso del capitalismo me parece un tanto ingenuo. En realidad, es la evidencia más palmaria de su éxito.

El punto, pienso, es cómo se organiza el Capital para maximizar sus beneficios en este país. En tiempos recientes optó por la política, convirtiendo en presidente, senadores y diputados, a individuos dispuestos a allanarle el camino. Fue el mentado giro neoliberal. Luego, vino el “proceso democrático nacional”, que acorde con las expectativas, habría de permitir la llegada al poder de individuos convencidos del neoliberalismo, legitimados por los “votos democráticos”. Estos individuos debían de allanar aún más el camino para el Capital.

Debían, señalo, porque no pudieron hacerlo. Las reformas estructurales necesarias exigidas por el Capital encontraron resistencias sociales y políticas de envergadura. Aunado a ello, sucedió lo inesperado: los individuos escogidos para que desde el poder las llevaran a cabo demostraron una ineptitud, ésta sí sin precedentes, provocando una seria crisis de legitimidad del régimen construido desde 1982.

Hoy el Capital no tiene demasiadas dudas: puede regresar al compromiso con el Estado y desandar el camino andado en lo que recupera la iniciativa para imponerse por completo, o por el contrario, seguir la ruta trazada exigiendo lo que sea necesario para desbrozar el camino.

La decisión de combatir al narcotráfico por parte de Felipe Calderón pudo haber tenido como origen superficial, en efecto, el intento de ganar legitimidad ante el resultado electoral del 2006. Sin embargo, el evidente fracaso de esta medida (por más que aumentan arrestos y decomisos no se ve cómo esto pueda afectar al narcotráfico en sí), y los recientes acontecimientos en Honduras, me parece iluminan con claridad la razón profunda de lo hecho por Calderón: sacar al Ejército a las calles y otorgarle atribuciones extraordinarias como indica el periódico La Jornada el día de hoy, tiene por objeto hacer visible lo que el Capital quiere y necesita; esto es, un medio eficiente de imposición que a la par que intimide garantice las reformas estructurales que se necesitan para su expansión. Se trata de hacernos ver que ante la ineptitud, por un lado, y las resistencias por el otro, queda el camino hondureño.

En Honduras está claro que el Capital no duda por dónde ir: ante el panorama cierto jurídicamente consolidado en una Constitución que garantiza la permanencia de un grupo de familias poderosas a su servicio, practica un golpe de estado “civilizado” con el argumento de pretender (ni siquiera intentar) modificar su escenario ideal. Al presidente depuesto, que por cierto, llegó al poder con la venia de aquellas familias, se le acusa de acercarse peligrosamente a regímenes que afectan los pilares de la “vida hondureña”, es decir, la propiedad privada y la reproducción incesante del Capital, con su estela de desigualdad como signo de éxito.

Así las cosas, el Ejército en las calles mexicanas cumple la función de advertencia en el doble sentido de la palabra: avisar con amenaza, por un lado, y por el otro, hacernos fijar la atención en el poderío militar mexicano frente al que ni siquiera los malos del narcotráfico pueden, y que cuenta con la venia y simpatía de Estados Unidos.

Es en esto en lo que hay que fijarse.

domingo, julio 19, 2009

De tierra y cardinal

–De tierra eres, y además, cardinal –dijo la maga, después haberme echado las cartas y visto con detenimiento las palmas de mis manos–. No eres de los que sueñan –continuó tras breve pausa–, pero sí de los que caminan. Sabes claramente cuál es tu punto de partida y el de llegada. Por eso te da igual si caminas en línea recta o curva –concluyó.

Yo guardé silencio. Me dieron ganas de decirle que estaba equivocada. Y es que no lo supo, pero allí estás tú, que eres de agua. Eres esa fuente permanente en la que yo me vuelvo barro. En ti toda certeza terrestre se inunda, se ahoga; y es que sueles ser lluvia, otras huracán, las más de las veces ciclón. En ti y dentro de ti no hay referencia cardinal que valga, de la cual pueda asirme; en ti y dentro de ti floto, diluyéndome un poco más cada vez para renacer con la figura que tú imaginas, que me otorgas. Una figura que de momento no deja de mi otra cosa que un suspiro y una ligera añoranza de aquel ser de tierra y cardinal que fallidamente describió la bruja por unas cuantas monedas.

lunes, julio 13, 2009

Como caballo de carreta...

Después del 5 de julio numerosas y sesudas reflexiones se han hecho sobre las elecciones de ese día. Así mismo, los partidos políticos han hecho mea culpa o festinado los resultados. Unos “ya se vieron” en Los Pinos, otros ya se ven más lejos que antes de la casona del poder.

Las valoraciones hechas básicamente son cuatro: los ganadores son el PRI y el voto anulado; los grandes perdedores son tanto el PAN como el PRD; el consuelo: pese a todo el PAN se mantiene (la debacle pudo ser mayor); y por último: el voto anulado creció considerablemente, lo que constituye un “llamado de atención”. Con respecto a esto último destaca la interpretación de Alejandra Barrales que lo atribuye a un hartazgo de la ciudadanía con respecto al clima y discurso de confrontación, protagonizado sobre todo por el PAN (se sabe que la inteligencia de la susodicha es equiparable a su belleza, que como es de conocimiento general es superlativa; considérese sus muy tibias campañas electorales, sus licencias “oportunas”, sus mejores capacidades para ser fotografiada).

En lo personal me desconcierta la aparición de “nuevos actores” políticos. Al parecer el “llamado de atención” se convertirá en la puerta de entrada para “ciudadanos hartos” como Martí y Wallace. También será la puerta de entrada para nuevas organizaciones que reclamarán una reforma “verdaderamente democrática”, como los que se organizaron en torno a la anulación del voto. Ahora las consignas políticas se llenarán la boca de ciudadanía, arrepentimiento y no sé cuánta cosa más (basta con ver al tal Calderón, al PAN y al PRD). De hecho ya lo están haciendo. Tanta premura tiene límite: 2012.

¿Pero de algo servirá todo esto? Me parece que no. Como lo dice Arnaldo Córdova: ganaron los mismos de siempre. Con nuevo rostro, para 2012, ganarán los mismos de siempre. Y es que a los ciudadanos nos pasa como a los caballos de carreta: traemos bloqueados los ojos para ver solamente el camino que el conductor de carreta quiere...

jueves, julio 02, 2009

Por fin...

Por fin el silencio. Los escarceos electorales llegan a su fin. La radio, la televisión, los cines, regresan a su calma habitual. Ya no hay que escuchar a los candidatos, a los actores de telenovelas exitosas, a los que musicalmente nos dicen que son los buenos, a la directora de anuncios del sol amarillo.

Muchas cosas han pasado: el voto en blanco ya se convirtió en movimiento, dicen. La agenda propuesta abunda en temas que habrán de beneficiar a la democracia nacional. Al menos eso afirman. Las encuestas anuncian un incierto porcentaje de votos anulados y hoy un periódico de circulación nacional dice que los indecisos crecen. No-me-lo-puedo-creer.

Yo sigo pensando en la anulación de mi voto. No comparto las expectativas de encuestas ni asambleas ni agendas. Salirse de la lógica partidaria es la única opción que hoy parece relevante. Lo demás es, otra vez, jugar el juego de la fe. Fe cívica evidentemente; pero al fin y al cabo fe. No soy creyente. Ni tampoco me cobijo en las sesudas palabras de Zaid que mañosamente habla de una violencia asesina cuando no se juega el juego cívico y harto democrático de este país.

El silencio nocturno me arrulla. Pienso en ya no tener que escuchar, contra mi voluntad, tanto ir y venir de postulantes a la burocracia política. Miro el cielo. Pronto otras voces que no serán del silencio retumbarán en lo más íntimo de nosotros. Y entonces...

domingo, junio 28, 2009

Católico...

No, no soy católico ni cristiano. Repito lo que digo a menudo: si Dios existe, convencido estoy de que la única prueba que nos puso son sus creyentes aglutinados en iglesias diversas. Eso sí es un castigo. No me imagino otro modo de expiar alguna culpa originaria que convivir con ellos.

Leer la Biblia no hace daño a nadie. Es una compilación de escritos como lo es cualquier otra compilación. La única diferencia es que ahora he releído algunos pasajes de la mano de Harold Bloom. Un experimento que vale la pena realizar y que en modo alguno va en detrimento de la inteligencia; al contrario.

jueves, junio 25, 2009

Vida

Eres don que mengua, como dice en algún lugar en la Biblia. Creo así mismo lo que otro sabio escribió en los linderos de la muerte: de este don lo único que podemos dejar como herencia es el regocijo que no vive de "atrapar vientos" (escribe otro más en aquel libro sagrado).

miércoles, junio 17, 2009

Mis razones 4

Leo los dimes y diretes sobre el voto en blanco. Llego a una conclusión obvia: se puede actuar de la misma manera pero por razones distintas. Un empresario utiliza el voto en blanco como reverso de un cheque en blanco: como si los “compromisos” ante notario fueran razón suficiente para que un político cumpla. “Fírmenle y yo voto”.

Un intelectual habla del voto en blanco para “deslegitimar” al sistema. Como si el sistema tuviera ahora gran legitimidad. Como si de lo que se tratara fuera quitársela porque de una u otra forma la posee. En verdad se trata de lo contrario: porque no la tiene es que se puede votar en blanco. “Entre más palabras imprecisas use en mejor posición me encuentro ante la opinión pública para abanderar este movimiento cívico”.

Yo creo otra cosa: ya estoy cansado de tener que padecer la crisis superlativa en que se halla este país. Y creo sinceramente que gran parte de esta crisis se la debemos a la burocracia política, cuyos desatinos son en verdad inclasificables (basta con ver las muy ingeniosas propuestas de AMLO para Iztapalapa). Así que en vez de padecerla pienso que debemos asumirla: que la crisis también corra por nuestra cuenta. El voto en blanco que yo concibo es éste y no el que surge del amago o del cándido mundo al revés.

lunes, junio 15, 2009

Vida hecha de despedidas

“Ya no sé de cuántas despedidas está hecha mi vida”, me dijo al despedirse. Ese fardo invisible que se le subía a la espalda me dio una idea aproximada. Mi memoria retiene su silueta; una cuyo cansancio parecía venir de lejos. Me dieron ganas de decirle que por cada despedida hay, siempre, un encuentro. Pero esa triste sombra que a sus pies yacía hizo que desistiera. Tal vez, pensé, esta despedida sea la única que ya no permite otra más. Nos dimos la espalda. Yo caminé con cierta prisa, pues aún tengo la posibilidad de los encuentros, y de las despedidas, por supuesto. Nunca más supe de aquella vida hecha de despedidas.

martes, junio 09, 2009

Mis razones 3

Miren: la sola idea que afecta encuestas ya obliga a que políticos tan patéticos como Dulce María Sauri ahora se sumen al voto en blanco. Miren: la idea misma de anular el voto convoca a burocracia política, intelectuales e instituciones a debatir. Hay que ver lo que puede suceder si en efecto el voto nulo es mayoritario. ¿No da ternura la actitud de quienes nos exigen-suplican votar?

sábado, junio 06, 2009

Mis razones 2

Respondo a ciertos correos electrónicos recibidos con respecto a mi entrada anterior.

Creo necesario distinguir entre escenarios ideales y reales. Comienzo por los segundos. Tradicionalmente la afluencia de votantes en elecciones intermedias es menor a aquellas en las que se elige al presidente de la república. No puedo dejar de pensar que este hecho revela con claridad el “alma” presidencialista de un amplio sector de mexicanos. No veo por qué el comportamiento de esta próxima elección vaya a modificarse.

En virtud de lo anterior es cierto lo que se afirma: el voto duro de cada partido es lo que se expresa en las elecciones intermedias. De lo que no estoy seguro es que el del PRI siga siendo mayoritario. Me da la impresión que todos los partidos han perdido puntos antaño considerados “seguros”.

Teniendo en cuenta ambos factores lo que parece probable es que el abstencionismo sea, como siempre en elecciones intermedias, mayoritario. Así que, hasta hoy, al parecer, es el voto duro el que define el proceso electoral intermedio. En otras palabras: prácticamente desde siempre ha sido este voto el que ha decidido la composición de la cámara de diputados. Que suceda así en julio no sería, entonces, novedad alguna.

Pienso, por otra parte, que esto del “voto activo nulo” o el “voto en blanco” será francamente minoritario con respecto al universo de los que realmente voten. Precisamente porque quienes ejercen el voto son las bases de los partidos. Lo extraordinario en verdad sería que la gente fuera a las urnas para anular su voto y que fuera mucho mayor que el de las bases de todos los partidos en conjunto. O si se prefiere que las bases también anularan su voto.

Este escenario idílico significaría fundamentalmente la pérdida de legitimidad del régimen mexicano. Lo cual no quiere decir que las elecciones pudiesen ser anuladas. Justamente porque no está previsto en la ley, esto no es posible ni probable. Pero precisamente por eso nos encontraríamos ante una situación inédita que reclamaría soluciones pertinentes y plantearía, en más de un sentido, un problema de dimensiones enormes a la burocracia política que demandaría solución inmediata y viable. En pocas palabras sería una conmoción que no podría, aunque se quisiera, ignorarse.

Pero más allá de eso, en este escenario idílico, los ciudadanos ganarían una confianza de la que hasta ahora carecen: comprobarían las posibilidades reales de la acción conjunta fuera de los marcos establecidos por los partidos políticos. Esta experiencia sería en sí misma revolucionaria. Sería la aparición clara, contundente y coordinada del ciudadano que hasta ahora vive atomizado y temeroso entre la violencia y la crisis. Sería un gesto saludable para quien siempre se pregunta qué hacer ante “el poder”.

Sin embargo, nada de esto será real. Algunos anularemos el voto y seremos señalados como los “ingenuos”, los “locos”, los “irresponsables”, seremos la burla y los protagonistas de cualquier cantidad de caricaturas que destaquen nuestra “ineptitud” y “complicidad” con la derecha o el PRI. Seremos objeto de “reclamos” y desdén, y seguramente se nos verá como niños necios y berrinchudos. Es más, se nos verá peor que a los que se abstengan de votar, y los “mexicanos concientes” comprometidos serán las bases de los partidos políticos. Ni modo, en mi caso, no será la primera ni la última vez. Aunque en la mayoría de los casos pueda decir “se los dije”.

De nuevo: que cada quien haga lo que le venga en gana.

jueves, junio 04, 2009

Mis razones

Los lectores de este blog saben que antes de que el “voto nulo activo” se convirtiera en moda de organizaciones civiles, comentaristas y algunos intelectuales, un servidor hizo referencia a ello hace poco más de tres meses (20 de febrero, entrada “Manifiesto inútil”). No pretendo atribuirme la paternidad de semejante idea. Los que hoy lo proponen y lo que escribí en ese entonces no es otra cosa que el “manifiesto” de lo que entonces llamé un “malestar” generalizado. No hay que ser muy sagaz para percibirlo.

Hoy la situación es distinta a aquel febrero. Públicamente se esparce la idea del “voto nulo activo” como un mecanismo de protesta contra la “clase política”. Ha llegado tan lejos que el mismo IFE piensa realizar un debate al respecto. Organizaciones políticas, sociales y ciudadanos habrán de ser convocados para argumentar sobre los riesgos y alcances de ese tipo de voto. Por supuesto, la invitación no llegará por estos lares. Tampoco la solicito porque lejos de mí está el convencer a quien sea de algo. Hace mucho tiempo perdí la convicción de la militancia, y junto con ello, el encanto necesario para andar convenciendo a la gente o a mis cercanos de las “propuestas” que tengo. A lo sumo utilizo este espacio para ejercer la escritura y fijar opiniones personales. Procedo a hacerlo con respecto a este tema.

Una muy propalada versión de la democracia supone el hecho de elegir a los representantes de los poderes ejecutivo y legislativo. Elegir implica, evidentemente, decidir entre las “ofertas” de los institutos políticos que aspiran a dirigir los destinos de nuestro país. Utilizo deliberadamente la palabra “oferta” porque eso es lo que hacen los partidos políticos y ese es el concepto que el IFE utiliza de manera recurrente al hablar de los procesos electorales. Entonces elegir es decidir entre las varias “ofertas” que nos hacen los partidos políticos a través de sus candidatos.

Hasta aquí todo es claro y sencillo. Empero, hay un par de problemas que resulta pertinente destacar. En primer lugar, las “ofertas” refieren necesariamente a una pluralidad que debe hacerlas diferentes. La decisión se ejerce sobre opciones: sin éstas la decisión carece de sentido. En segundo lugar, la decisión entre “ofertas” diferentes no implica necesariamente que uno ha de decidir entre ellas. Bien puede suceder que ninguna de las “ofertas” satisfaga a quien ha de decidir: la decisión puede mantenerse en vilo hasta que aparezca una “oferta” que en verdad satisfaga las expectativas de quien toma la decisión. Estamos impelidos a decidir, pero no a decidir necesariamente entre las “ofertas” que el mercado impone.

Así pues, el negarse a decidir entre las “ofertas” electorales tiene un doble fundamento: por un lado, las “ofertas” electorales de los partidos políticos no son en verdad diferentes las unas de las otras. Entre lo igual no hay nada que decidir. Por ello, y este es el segundo fundamento, abstenerse de decidir entre tanta igualdad resulta tan legítimo como quien encuentra en la diferencia de colores el atractivo necesario para optar por alguna de las “ofertas” del mercado electoral. En pocas palabras: me abstengo de decidir entre las “ofertas” electorales existentes, pero ejerzo mi decisión de rechazar tales “ofertas” por iguales. Esto es precisamente lo que quiero manifestar con la anulación del voto. No es que no me interese votar (si así fuera me abstendría de hacerlo), lo que no me interesa en absoluto es la similitud de propuestas de los partidos políticos, porque no satisfacen mis expectativas políticas.

Al parecer este tipo de decisiones está generando alarma tanto en los partidos políticos como en el IFE. Tienen razón en alarmarse los que en última instancia conforman una suerte de “burocracia política”. Una masiva anulación del voto podría en cuestión su “status quo”, y les quitaría el velo de santidad y necesidad con que se disfrazan. Les obligaría, de alguna manera, a tener que diferenciarse y cambiar las reglas del juego de las “ofertas” políticas. Esto en el mejor de los casos que, a juzgar por lo que se ve, se revela como imposible. Pero hay quien, como Porfirio Muñoz Ledo, a quien le tengo una simpatía enorme, advierte que proceder de ese modo sería colocar al país del lado del fascismo o al borde de la rebelión social. Lo primero me parece que ya impera en el país, y ha sido precisamente con el voto (particularmente con el “voto útil” al que él mismo convocó en el 2000) como se instaló en el gobierno de la república y en las conciencias de muchos mexicanos. Lo segundo me parece, incluso, necesario. Ya basta de este “procedimiento” de consensos, de “negociaciones” que no llevan a ningún otro lado que plantearnos la disyuntiva de decidir entre lo igual. ¿Por qué tanto miedo a la rebelión social? ¿No es así como se alcanzan algunas cosas en la vida? ¿Es que Zapata debió sentarse con Porfirio para decirle: “sentémonos a negociar entre la riqueza de tu aristocracia y la pobreza de mis campesinos”? ¿Cómo le hacemos? ¿Será que el pordiosero de la esquina se puede sentar apaciblemente en Sanborn’s para hablar con Carlos Slim sobre la necesaria redistribución de la riqueza mientras se ve obligado a pagar la cuenta del agua “simple” que se tomó?

Como todas las ofertas electorales que veo, con sus personajes tan “conocidos” como Laura Esquivel, como Fausto Zapata, como Ana Gabriela Guevara, como Guadalupe Loaeza, parecen buscar el pacto pacífico que le permita a la burocracia política prolongar su existencia a costa de esos pordioseros, me niego a elegir entre las actuales “ofertas” electorales. Prefiero que se escuche la voz silenciosa del voto nulo antes que la voz de la rebelión social, a ejercer el voto resignado que se decide por colores y “cuatitudes” antes que por contenidos. Por eso ejerceré mi "voto nulo activo". Que cada quien haga lo que le venga en gana.

viernes, mayo 29, 2009

Eres tú, mujer

Ayer, mientras estabas allí, como presencia omnímoda, escuchando lo que de ti decían, quise preguntarte si todo eso es cierto. Tan excepcional fuiste, eres, que el decir de los demás son tropiezos que se lían con tu sombra. Al menos eso parece. Pero tal vez no fuiste como dicen. Tu rostro fantasmagórico me miró con una sonrisa benévola. Tu hábito me distrajo. Ya no pude seguir con atención el decir de quien opinaba sobre ti o intentaba revivirte. ¿Cuántas mujeres excepcionales hay? ¿Me lo podrías decir? “No hay manos ni mirada que logren contar”, respondes, escurriendo tu voz por los recovecos barrocos dorados del tablero que te invoca. “Pero hay, en cambio, descripciones de las muchas, incontables que son”, continuas…

Mujer Magma.
En su interior ebulle un río de lava. Guarda un líquido que consume, un “fuego” que funde todo lo que toca. Devasta y no deja gran cosa en pie. Así es la mujer magma: un encuentro con ella es devastador. Al paso del tiempo, el desolado paisaje que deja se torna hulla indeleble: todo se vuelve tan pétreo que cualquier vida que allí renace se celebra como nuevo origen de vida.

Mujer Hielo.
De superficie resbaladiza, es mujer de transición. No es témpano ni nieve. Arroba con su espectáculo. Parece hálito de Dios que por un momento se posa en la tierra. Se aprecia mejor de lejos, porque en ella nada puede erigirse. Es mujer de soledades y bellezas. Imprescindible pero imposible. Ella no sabe de eternidades; es de momentos.

Mujer Aire.
Es invisible. Se le conoce siempre de manera indirecta: por aquello que mueve, por esa caricia subrepticia que en medio de la nada sobrecoge. De ella son las caricias sublimes, las que todo poeta intenta sutilmente evocar con palabras, rimas y ritmos. La mujer aire no es huracán. Ella no mata, pero su ausencia no deja vivir.

Mujer Tierra
Firme y llena de vida. Con ella puede hacerse barro para esculpir paisajes memorables: montañas, llanos, vida. De este tipo fue Eva. Como ella, la mujer tierra es maga: se da para ser esculpida pero es ella la que nos esculpe a todos.

Imagino que podríamos seguir siglos en estas descripciones. Pero rematas, en medio de tronador aplauso: “Es inútil. Todas somos todo”.