lunes, diciembre 30, 2019

Hacerlo mal, oportunidades a la derecha

Lo de los españoles encapuchados en la embajada mexicana en Bolivia fue extraño. Y en un gobierno urgido de legitimidad, como lo es el boliviano, lo extraño se vuelve oportunidad. Acá el gobierno mexicano presumió las maniobras hábiles para sacar a Evo Morales de su país, allá parece haberse cometido un yerro enorme, cualquiera que hubiese sido su objetivo. La expulsión de los diplomáticos españoles y la embajadora mexicana es explicable en el contexto interno boliviano. En un contexto más amplio, coincide con anuncios del gobierno español de medidas más cercanos a una idea de izquierda, como más impuestos a los ricos y la anulación de la religión como materia a acreditar en escuelas. Esta expulsión puede leerse entonces como un segundo manotazo derechoso, sumado a beligerantes peroratas desde el golpe de Estado, a aires que pueden ser interpretados como de izquierda. Es una pena que corresponda gobiernos latinoamericanos ser instrumento de la derecha. Con respecto a México, la expulsión de su embajadora no pasa de un ajuste de cuentas, como una suerte de berrinche. Finalmente fue el gobierno mexicano el que quitó de las garras vengadoras a un Evo Morales disminuido políticamente, sobre el cual pende una persecución política de imprevisibles consecuencias. El gobierno de México lo hizo bien, quien quiera haya hecho lo de los encapuchados, bastante mal. la consecuencia: supuesto fortalecimiento interno de un gobierno carente de legitimidad y una grieta más a la supuesta unidad latinoamericana.