lunes, junio 15, 2009

Vida hecha de despedidas

“Ya no sé de cuántas despedidas está hecha mi vida”, me dijo al despedirse. Ese fardo invisible que se le subía a la espalda me dio una idea aproximada. Mi memoria retiene su silueta; una cuyo cansancio parecía venir de lejos. Me dieron ganas de decirle que por cada despedida hay, siempre, un encuentro. Pero esa triste sombra que a sus pies yacía hizo que desistiera. Tal vez, pensé, esta despedida sea la única que ya no permite otra más. Nos dimos la espalda. Yo caminé con cierta prisa, pues aún tengo la posibilidad de los encuentros, y de las despedidas, por supuesto. Nunca más supe de aquella vida hecha de despedidas.