jueves, mayo 03, 2012

La dictadura en que vivimos

Mucho se dice sobre la actitud de Ricardo Salinas Pliego en torno al debate presidencial. Lo más insidioso es el uso de la palabra “libertad” para legitimar la decisión de pasar en TV Azteca un partido de fútbol en lugar del intercambio de ideas y opiniones de los candidatos presidenciales. Incluso hay quien opina que exigir cadena nacional para el debate presidencial “raya en el autoritarismo”.

Solamente hay algo más perverso que la decisión tomada por Salinas Pliego: los argumentos utilizados para discutir esa decisión. No, aquí no está en juego la libertad de decisión del “usuario” para ver o no el debate. Lo que está en juego es la imposición del interés privado sobre el interés público. Los “goles” de un equipo no afectan en nada la vida pública; únicamente favorecen a empresarios vinculados a ese deporte. Los argumentos de los candidatos afectan la opinión del electorado, lo cual, a su vez, incide directamente en la vida pública. Por ejemplo, público es el subir impuestos; privado es que el Morelia meta dos goles. Cuando en un régimen el interés privado se impone sobre el público, no sólo no existe la democracia, sino que el ciudadano, aun en su muy limitada versión de la democracia liberal, desaparece.

A Salinas Pliego y al IFE, incapaz de exigir cadena nacional para el debate presidencial, hay que agradecerles que quiten la venda de los ojos a quienes todavía se resisten a ver la dictadura en que vivimos.