—¿Qué pasión lo acongoja mi vizcaíno? —dice el recién llegado a mi interlocutor. Yo intento contener la carcajada.
—Tssssss, mi estimado centauro, le tengo a usted una consulta que sólo un dios con su nítida mirada puede resolver —responde mi interlocutor al recién llegado, que es tuerto.
—Desembuche mi vizcaíno —dice entusiasmado el centauro—, no vaya ser que con la duda se me vaya a quedar pa'siempre con esa mirada de bizco.
—Psssss, aquí el brody —dice el vizcaíno señalándome—, que quiere saber cuál es el camino más corto al metro Anaya...
—Utssss esa pregunta sí está de oráculo —afirma el centauro, viendo a derecha e izquierda—. Pero pos según mi mirar es pa’llá —termina afirmando exultante el centauro.
Les agradecí la información haciendo un esfuerzo supremo para no doblarme de la risa. Se dieron cuenta. Ambos se abrazaron y me dijeron: “No sea cábula, que aquí en el barrio somos leyenda”. Hice la mejor caravana que pude, y me fui riéndome bastante.
Dice Tabucchi: los libros de viaje "poseen la virtud de ofrecer un doquier teórico y plausible a nuestro donde imprescindible y rotundo". Hay muchos tipos de viajes: los internos, los externos, los marginales. Este blog quiere llenarse de estos viajes, e invita a que otros sean también, con sus viajes, un doquier para mi donde.