lunes, marzo 27, 2006

Suicidio

Hoy me desperté con la idea del suicido clavada en la sien. Me sorprende porque nada hubo en los días anteriores que se asociara con la muerte o con el suicido. Pero así desperté, pensando en la conveniencia de suicidarse. Es más, imaginé que en esta ciudad la cosa es más sencilla si se carece de valor: basta con incitar los odios del rencor social para que una mano bondadosa acabe lo que el miedo o la duda no puede.

Suicidarse. Como comer, como dormirse, como descansar, el poderse matar debiera de ser un acto más, consciente y libre, pero un acto más. Que el suicido fuese el costo del “riesgo” que los bancos asumen al ver al ser humano como una mercancía más. Sólo eso. Y que matarse no fuese un asunto de juicio moral ni de impotencia: simplemente la sinceridad de decir: hasta aquí llegué, no quiero dar un paso más. Igualito que cuando intentamos subir una montaña y nos gana la falta de pasión.

Aunque claro, esta propuesta dejaría sin trabajo a los psicólogos, psiquiatras y salvadores de toda índole. Chin, mis sueños siempre acaban por dejar sin empleo a otros…