Estimados ciudadanos de los Estados Unidos Mexicanos.
Presente
Actualmente no cabe duda que la democracia es la mejor forma de gobierno. Mucha de la historia reciente del mundo y de este país ha sido la lucha por hacerla realidad. Aunque esto es así, lo paradójico es que, una vez conseguida, tenga que lucharse constantemente por defenderla. Pareciera que hay quien piensa que lo bueno y lo mejor no debe tener cabida en el mundo ni en nuestro país.
¿De qué hay que defender a la democracia? Hay que defenderla del autoritarismo. Antes era sencillo identificar a sus representantes y militantes. Solían usar coronas o condecoraciones militares. Negaban el rango de humano a quien no fuese de ellos o como ellos. Se empeñaban en hacer del mundo y del país uno a su imagen y semejanza: para pocos, sin libertad, sin la posibilidad de discrepar, concentrado la riqueza y los bienes para los suyos.
Si bien coronas y militares ya no gobiernan, el autoritarismo sigue vigente. Pero ahora sus representantes y militantes usan trajes y corbatas o zapatillas y accesorios muy caros. Ellos siguen en los mismo, intentando hacer un mundo a su imagen y semejanza: para pocos, sin libertad, sin la posibilidad de discrepar, concentrado la riqueza y los bienes para los suyos. Hoy utilizan la riqueza para negarse a aceptar como humanos a los que carecen de ella.
Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, que se oponían a la democracia como forma de gobierno, estos autoritarios le ensalzan por un motivo inconfesable públicamente. Para ellos la democracia sirve en tanto que puede ser utilizada en su propio beneficio. Para ello se valen, entre otras cosas, de la mano de las coronas del entretenimiento y las condecoraciones militares obtenidas en guerras provocadas desde las muy elegantes oficinas y yates de estos autoritarios. En sus manos la democracia es una perversión.
De estas perversiones es de lo que hay que defender a la democracia, particularmente en nuestro país. Sus adversarios hoy están ocultos con máscaras que en automático hablan de la democracia. En realidad dicen una cosa pero piensan otra y actúan en consecuencia. La mayor tragedia que puede sucederle a cualquier democracia es que por la vía del voto se elija a quienes la desprecian profundamente, a quienes la pervierten, a quienes la traicionan, a quienes escondidos en ella sólo reconocen como iguales a los que acumulan riqueza a costa del trabajo de los demás.
Este 1o. de julio la democracia mexicana habrá de definirse una vez más. Ejerce tu voto de manera informada y responsable. Analiza las propuestas que los contendientes electorales tienen; evalúa el proceder de los candidatos y sus partidos, lo mismo ahora que antes; atiende a sus actos más que a sus discursos. No elijas a partir del miedo, la ignorancia o la desidia, ni en función de la creencia o de la fe. El norte del voto, de tu voto, está en la respuesta más concreta posible que puedas dar a cada una de las siguientes preguntas: ¿Cuál de los candidatos contribuye a afianzar el autoritarismo y cuál la democracia? ¿Cuál de las plataformas políticas de los partidos y sus candidatos ofrece la posibilidad de depurar de sus perversiones a la democracia? ¿Quién tiene el equipo de personas necesarias para sentar las bases de un país en el que tengan cabida todos y no solamente unos cuantos? Ejerce tu voto respondiendo estas tres preguntas. Seguro no te equivocarás. Confía en tu discernimiento. Confía en ti. Y después, no cejes en el empeño de tener un país mejor.
Atentamente
Un ciudadano mexicano.
Presente
Actualmente no cabe duda que la democracia es la mejor forma de gobierno. Mucha de la historia reciente del mundo y de este país ha sido la lucha por hacerla realidad. Aunque esto es así, lo paradójico es que, una vez conseguida, tenga que lucharse constantemente por defenderla. Pareciera que hay quien piensa que lo bueno y lo mejor no debe tener cabida en el mundo ni en nuestro país.
¿De qué hay que defender a la democracia? Hay que defenderla del autoritarismo. Antes era sencillo identificar a sus representantes y militantes. Solían usar coronas o condecoraciones militares. Negaban el rango de humano a quien no fuese de ellos o como ellos. Se empeñaban en hacer del mundo y del país uno a su imagen y semejanza: para pocos, sin libertad, sin la posibilidad de discrepar, concentrado la riqueza y los bienes para los suyos.
Si bien coronas y militares ya no gobiernan, el autoritarismo sigue vigente. Pero ahora sus representantes y militantes usan trajes y corbatas o zapatillas y accesorios muy caros. Ellos siguen en los mismo, intentando hacer un mundo a su imagen y semejanza: para pocos, sin libertad, sin la posibilidad de discrepar, concentrado la riqueza y los bienes para los suyos. Hoy utilizan la riqueza para negarse a aceptar como humanos a los que carecen de ella.
Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, que se oponían a la democracia como forma de gobierno, estos autoritarios le ensalzan por un motivo inconfesable públicamente. Para ellos la democracia sirve en tanto que puede ser utilizada en su propio beneficio. Para ello se valen, entre otras cosas, de la mano de las coronas del entretenimiento y las condecoraciones militares obtenidas en guerras provocadas desde las muy elegantes oficinas y yates de estos autoritarios. En sus manos la democracia es una perversión.
De estas perversiones es de lo que hay que defender a la democracia, particularmente en nuestro país. Sus adversarios hoy están ocultos con máscaras que en automático hablan de la democracia. En realidad dicen una cosa pero piensan otra y actúan en consecuencia. La mayor tragedia que puede sucederle a cualquier democracia es que por la vía del voto se elija a quienes la desprecian profundamente, a quienes la pervierten, a quienes la traicionan, a quienes escondidos en ella sólo reconocen como iguales a los que acumulan riqueza a costa del trabajo de los demás.
Este 1o. de julio la democracia mexicana habrá de definirse una vez más. Ejerce tu voto de manera informada y responsable. Analiza las propuestas que los contendientes electorales tienen; evalúa el proceder de los candidatos y sus partidos, lo mismo ahora que antes; atiende a sus actos más que a sus discursos. No elijas a partir del miedo, la ignorancia o la desidia, ni en función de la creencia o de la fe. El norte del voto, de tu voto, está en la respuesta más concreta posible que puedas dar a cada una de las siguientes preguntas: ¿Cuál de los candidatos contribuye a afianzar el autoritarismo y cuál la democracia? ¿Cuál de las plataformas políticas de los partidos y sus candidatos ofrece la posibilidad de depurar de sus perversiones a la democracia? ¿Quién tiene el equipo de personas necesarias para sentar las bases de un país en el que tengan cabida todos y no solamente unos cuantos? Ejerce tu voto respondiendo estas tres preguntas. Seguro no te equivocarás. Confía en tu discernimiento. Confía en ti. Y después, no cejes en el empeño de tener un país mejor.
Atentamente
Un ciudadano mexicano.