Siempre me incomodó aquella frase de que hay que bailar al son que nos toquen. Pienso que hay que bailar lo que uno quiere (y pueda, por supuesto). De lo contrario, se renuncia a la libertad misma. Si lo que nos hace propiamente humanos es la libertad, ya se comprende a qué es a lo que estamos renunciando.
Bolívar Echeverría señaló cómo en actitud barroca la vida puede afirmarse terminándola. Renunciar a la vida para afirmar la vida misma. El suicido del jubilado griego de 77 años anda por este camino. Negándose a sobrevivir buscando “alimento” en la basura, decide suicidarse. El acto es terrible. Muestra cómo al capitalismo le importa un bledo la vida misma. Lo único que ofrece es un sobrevivir que en verdad es un resignarse a respirar, alimentarse de desechos, y cargar con la culpa de no poder vivir. Todo en beneficio de la acumulación de capital. Aquí el suicido es un acto de libertad que afirma la vida: más que un acto político es la reivindicación humana por excelencia.
Este suicidio debiera hacernos entender en dónde estamos.
Dice Tabucchi: los libros de viaje "poseen la virtud de ofrecer un doquier teórico y plausible a nuestro donde imprescindible y rotundo". Hay muchos tipos de viajes: los internos, los externos, los marginales. Este blog quiere llenarse de estos viajes, e invita a que otros sean también, con sus viajes, un doquier para mi donde.