martes, marzo 13, 2012

Así en el capitalismo como en lo electoral

La desigualdad y la explotación en el capitalismo se convierten, por arte del discurso, en culpa del pobre y del explotado. Lo mismo sucede en lo electoral: el IFE y los partidos pretenden convertir la falta de consistencia de las plataformas político-electorales en culpa del elector que se “atreve” a pensar en anular su voto o votar en blanco. Como si ese “atrevimiento” fuese un asunto de necedad o ignorancia del elector. “Las plataformas allí están; estúdialas y vota” parecen decirnos tanto el IFE como los partidos. El problema no son los electores, sino las ofertas políticas que se les hacen. La debacle, la inconsistencia, etcétera, están allí, no en los electores. La decadencia está en los partidos; en el ciudadano reside el acto de optar por alguna oferta si le convence o por ninguna. Como los chicles: se compra el que se apetece, no el que hay para no sentirse culpable de que el tendero no tenga el que uno quiere.