viernes, noviembre 19, 2010

Entre la vida y la muerte

En el pretil de mi ventana hay una abeja. No se mueve. La sola idea de que esté muerta me entristece. ¿Qué hacer con una abeja muerta? Tomo una hoja de papel para levantarla. Ella, casi sin fuerzas, logra moverse. Me entusiasma que todavía haya un soplo de vida en ella. Miro cómo sus patitas, débiles, apenas y pueden asirse a la hoja. No puede alzar el vuelo, no puede picarme, no puede caminar. Despacio, como si se tratara de un tesoro, la llevo a una maceta que por aquí tengo. Delicadamente la deposito en la hoja de una planta y traigo un poco de agua que pongo junto al tallo. Me preparo un café y espero el desenlace de esta historia que se trata del eterno debate entre la vida y la muerte.