jueves, mayo 07, 2009

Como Superman...

El regreso a la normalidad me sorprende con una actitud inexistente antes de la influenza. Probablemente tenga que ver con el mensaje presidencial. Hoy me siento como deben sentirse los superhéroes: con capa que ondea por ese viento que sólo acaricia a los victoriosos. Y es que ahora, me entero, soy parte de esos legionarios que salvaron a la humanidad. Soldado de primera trinchera, al igual que millones, logré resistir los ataques de tan funesto virus al que, por cierto, hay que negarle capacidad evolutiva (como si no fuera naturaleza). Y gracias a mí y a esos millones y al general que a cada momento demuestra las dificultades que tiene para leer bien unos cuantos párrafos, podemos decirle a todo el mundo: “!Me debes tu vida!”. Esta nueva sensación, como de supreman en el DF, como de Batman en la baticueva de Ciudad Universitaria, como de spiderman en la Torre Mayor, me inyecta una vitalidad muy parecida a las espinacas de popeye, a la poción de Astérix, y me digo: ¡carajo! Es tan bueno ser un elegido de Dios. Porque a decir verdad, como Jesús, ahora gracias a las muy inteligentes y oportunas medidas del Estado mexicano ante la influenza, los mexicanos logramos un nuevo pacto divino que redime a la humanidad de su propia destrucción. ¡Cómo shingaos no!