miércoles, septiembre 28, 2005

Nosotros

Una y otra vez regreso a esta palabra. No tanto por voluntad propia sino incitado por su uso generalizado entre conocidos y desconocidos: nosotros, que somos mexicanos; nosotros, que somos de izquierda; nosotros, que somos revolucionarios; nosotros, que somos pareja; nosotros, que somos amigos; nosotros, que somos los chingones; nosotros, siempre nosotros.

Dos son las formas en que se puede entender esa palabra. Una, que se funda en la negación; otra, que expresa apertura. La primera, el nosotros que en el fondo quiere decir un “no a los otros”, tiene alarmantes sesgos fundamentalistas. Implica hablar desde lo que se asume como verdadero y, por ende, indiscutible. Obvia decir que los otros representan por definición lo dudoso y lo falso. Es precisamente este sentido el que campea por todo tipo de fronteras: las nacionales, las personales, las colectivas. Allí, en esas zonas delicadas en que la sola presencia de los otros cuestionan la cómoda estancia al interior de las propias fronteras, se vive en tensión y pensando siempre en la amenaza que los otros suponen. Desde las fronteras, casi siempre la definición de un nosotros parte de lo que no son los otros.

La segunda forma de entender la palabra, aquella en la que el nosotros denota un “nuestros otros”, también implica una negación de los otros: nuestros otros no son los otros de los demás. No obstante, guarda en sí misma una apertura completamente ausente en la primera forma del nosotros. En efecto, “nuestros otros” tiene un sesgo de inclusión progresiva que la vuelve necesariamente flexible, e incluso, si se quiere, frágil. No parte de verdades absolutas y válidas por siempre; al contrario, concede la posibilidad de que los otros tienen algo que decir, y en ese medida, enriquecernos. En este nosotros las fronteras se diluyen paulatinamente en un afán de encontrar a los otros sin los que nada somos. Con este nosotros no existen miedos o amenazas, tan sólo la inseguridad de quien ante la incitación del otro pone en duda su propia consistencia.

Creo que hay que ser cuidadosos con el “nosotros” que utilizamos. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de un “nosotros"?