La novedad es que las tragedias de este país son resultado de una serie de errores indeseados. Por esta razón, es necesario que la población afectada, inquieta y molesta con las consecuencia de esos errores acepte las disculpas que de corazón se ofrecen a diestra y siniestra.
Que hubo balazos dentro de la UNAM, se trató de un error de un integrante de la PGJ-DF que cumpliendo un deber no supo manejar la situación. Usté disculpe, dice la instancia correspondiente. El responsable ya está preso.
Que horas después, derivado de la confusión de lo sucedido anteriormente, y en la necesidad de recuperar el vehículo de la PGJ-DF, al que por cierto, unos malosos prendieron fuego, hayan llegado 500 elementos de la policía local e ingresado al territorio universitario, persiguiendo a estudiantes que por allí andaban, fue un error del mando policiaco de la zona sur. Usté disculpe, dice la instancia correspondiente. El mando policiaco ya está destituido.
Que dos actos individuales hayan violado la autonomía universitaria, es un error que asume el gobierno de la ciudad. Usté disculpe, no volverá a suceder.
Que haya habido disparos al aire dentro del territorio universitario y que hayan resultado heridos dos estudiantes, uno más que el otro, fue un error humano de un servidor público que se puso nervioso. Usté disculpe que en principio hayamos calificado el hecho de un altercado violento. Así nos lo reportaron en la Torre. Ya procedimos legalmente en contra del responsable.
Que la policía haya entrado y cercado nuestra universidad se debió a un error de un mando policiaco al que, por cierto, el gobierno de la ciudad ya destituyó. Con ello ofreció respeto a la autonomía universitaria y un “usté disculpe”, lo que es suficiente para nosotros, los de la Torre. Que no se vuelva a repetir, les dijimos. Usté disculpe, es que ya ve que en esta universidad todos hacen lo que les viene en gana.
Que la autonomía universitaria no significa extraterritorialidad es cierto. Usté disculpe que no haga público que lo que sí significa son ciertos procedimientos que, incluso, la policía debe respetar. Pero es que si lo hago público, tendré que disculparme por haber avalado la entrada de personal de la PGJ-DF al campus universitario. Usté disculpe, lo que pasa es que no sabíamos que era tan complicado encontrar un celular robado en sábado en medio de movilizaciones estudiantiles por 43 desaparecidos y algunos muertos.
Que ande yo encapuchado se debe sobre todo a la necesidad de proteger mi piel de los posibles riesgos del cáncer de piel. Usté disculpe, es que mi oficio requiere de andar mucho tiempo al sol y cerca de fogatas.
Que haya 43 normalistas desaparecidos, se debe a que tuvieron la mala suerte de llevarse un camión en el que había 35 kilos de goma de opio. Ya ve, los malos no tienen muy buen control de lo que hacen. Usté disculpe, todo se debió a una confusión. Pero ya tenemos a todos, menos a los 43.
Que haya declarado que a los 43 los calcinaron de manera terroríficamente espectacular es lo que me dijeron los especialistas. Usté disculpe que en mi equipo no haya nadie que hubiese reparado en que ese día llovió y llovió. Usté disculpe, pronto le daré otra explicación.
Que nos hayamos hecho cargo de la desaparición de los 43 normalistas 10 días después de lo sucedido, se debe a un asunto de jurisdicción. Usté disculpe, pero así es nuestra constitución, que como usted sabe es sagrada.
Que en nuestro partido propusimos como candidato a presidente municipal a alguien que desde antes de su postulación era conocido por sus vínculos con los malos fue un error administrativo. Usté disculpe, no volverá a suceder.
Que esto es terrible y que se debe a la maldad de unos cuantos corruptos es cierto. Usté disculpe, pero lo que nos hace falta es un pacto anticorrupción. Ahora que lo tengamos todo cambiará.
Que no veo por qué andan tan enojados por mis viajes y mi casa. Usté disculpe, pero es el peso de la presidencia en mis hombros. Pero eso no le da derecho de andar llevando las protestas demasiado lejos. Lo que de ustedes espero es un “usté disculpe”, si no, me veré en la penosa necesidad de usar la fuerza porque, usté disculpe, el Estado tiene el derecho de eso y más.
Y así, la nueva política del país comienza y termina en un “Usté disculpe”. Lo que mueve a México es un "Usté disculpe".