jueves, junio 03, 2010

Desenlace

1.- Los pronósticos se cumplen: el mundial, su atmósfera, facilitará el desenlace del caso del jefe.

2.- Sigo pensando lo mismo: lo delicado del asunto es explicar el secuestro.

3.- Cualquier explicación afecta al gobierno federal. Un poder que sea capaz de secuestrar a un personaje de la “hidalguía” –dice uno de los pupilos del Jefe– del susodicho, habla de a) un Estado débil (carece del monopolio efectivo de la violencia) y de b) que grupos reales y concretos disputan la hegemonía del Estado.

4.- La demora en la solución del caso pienso se relaciona con las valoraciones diversas que se han hecho dentro del gobierno. La pregunta es, ya entrados en costos políticos, ¿cuál es el mejor costo político, es decir, a quién atribuirle semejante acto?
5.- El “retiro” de autoridades judiciales del caso, contraviniendo todas las leyes posibles, explica el intento de eximir al gobierno de sus consecuencias. Muerto o libre el Jefe, persistirá la pregunta del por qué. Una pregunta cuya respuesta será mucho más delicada si el Jefe aparece vivo. ¿Qué se negoció para su liberación? Está claro, como dice otro pupilo del Jefe, que no fue por dinero.

6.- Como lo demostró el caso de Paulette, si todo se circunscribe a un drama familiar, el por qué puede postergase infinitamente. Al parecer esta será la ruta, previamente validada por al experiencia de la niña que muere de muerte natural.
7.- Al parecer hay autorización por parte del gobierno federal de esparcir la especie de que el secuestro, con fines distintos al económico, se debe a un poderoso grupo. Se insta a que las miras se coloquen en la guerrilla “mala”, es decir, la que no es el EZLN. Por lo visto, el gobierno ya decidió que el costo de imputarle el hecho a la guerrilla es menos costoso que al narcotráfico. Además, le atribuye un poderío que curiosamente siempre le negó. Haciéndolo crea un adversario que puede ser útil para generar legitimidad, tan urgido que anda de ello.

8.- En este contexto, la declaración del senador Madero sobre la UNAM huele a un intento de darle dimensión al adversario. La maquinaria se echó a andar: la guerrilla ultra, que cuenta con numerosas simpatías en la universidad, en un desvarío ideológico, secuestró al Jefe. La familia negocia los términos de la liberación, pero el gobierno desenmascara al adversario que acosa al Estado y a las leyes. Acabar con esos espacios que permiten estos desvíos sociales se convertirá en una consigna electoral. El miedo ya abonó el terreno.

9.- Aparecen, súbitamente, ex ceuístas que en comentarios de noticias confiesan su error al haber participado en los movimientos estudiantiles de la UNAM. Dicen que esta institución sí necesita reformas, que debe redefinir su perfil. Voces de derecha los alientan. Esos exmilitantes estudiantiles, curiosamente, son reconocidos como porros e infiltrados dentro de la los movimientos estudiantiles.

10.- Mientras el Jefe negocia. Sabe que su vida está en juego. Si el precio de su liberación es alto, no tanto por la exigencia, sino porque se sepa lo negociado, aparecerá muerto. La familia, por lo visto, está dispuesta a cargar con el peso de la responsabilidad. Lavándose las manos, el gobierno minimiza el impacto público de su responsabilidad. Actuando contra la guerrilla y las universidades públicas, particularmente la UNAM, intenta rescatar algo de su erosionada legitimidad.

Con el silbatazo inicial del mundial, sabremos qué sucede con el Jefe.