martes, abril 14, 2009

Diálogos infructuosos del sí mismo

Visto desde la altura que me obsequia la distancia lo único que puedo distinguir es la huella de quien ya no está. Y esa huella, que antes me parecía inmediatamente reconocible, hoy tan sólo me parece la de quien sea. Por eso te lo pregunto: ¿cómo es posible que hasta en tus rastros se diluyan tus restos?