lunes, septiembre 24, 2012

Sorpresas te da la vida

La vida es demasiado azarosa como para tomarla muy en serio. Hoy salí a caminar un rato para despejar los nubarrones de mi pensar. Escogí un recorrido amable, agradable a la vista. Pero en una calle angosta, “normal”, me di de frente con una transacción de sustancias que alteran la conciencia. Vi cómo manos se metían veloces en chamarras o se escabullían tras la cintura. Supongo se hizo el silencio, pues escuchaba música desde mi Ipod. Comencé a pensar velozmente; mis pasos no titubearon ni aminoraron: debía seguir caminando aunque ello supusiera ir directo hacia los protagonistas de la transacción. Todos tensos. Yo más que ellos. Al pasar, me escuché decir buenas noches. Nadie respondió pero tampoco nadie se movió. Seguí de frente, sin voltear, sin parar. El cielo, ya oscuro, lucía sus nubes de plata.