martes, septiembre 11, 2012

Mal que nos pese


Es interesante: la decisión de AMLO se analiza desde su “costo” (más dinero del erario público para un nuevo partido político) o desde su ambición para el 2018 (querer ser presidente a toda costa). Ante tal reduccionismo, no cabe sino la sonrisa sarcástica. ¿Qué otra cosa puede despertar el análisis promovido desde las cimas del poder?

Existen aspectos que no pueden pasar inadvertidos. El más significativo es que desde hace tiempo el PRD se encuentra en la derecha. La “moderna moderación” que promueven las tribus que lo dominan no es otra cosa que un reclamo de inclusión en el reparto del poder político y económico que llevan a cabo tecnócratas de diversa ralea. Acabar con la “esquizofrenia” del partido, como dijo uno de sus “dirigentes”, quiere decir exactamente esto: asentarse bien en donde están, la derecha, sin tener que apelar a estrategias de simulación de “izquierda”. He allí el camino mostrado por Rosario Robles. Gracias a la eliminación de la “esquizofrenia”, ahora Robles se muestra como “la avanzada” de la “moderna moderación” socialdemócrata a la que aspiran los “dirigentes” del PRD.

Otro aspecto decisivo es que sin saber estar en la izquierda, la fuerza decisiva del PRD le viene de la “moral”. Después de todo no ha de ignorarse que a su fundador se le llame “líder moral”, y que desde el 2006 se haya insistido en que AMLO tiene un fuerte liderazgo “moral”. De hecho, el propio tabasqueño insiste en advertir que su fuerza proviene de la dimensión moral de su comportamiento. Incapaz de pensar y diseñar una realidad distinta a la realidad del capitalismo, el PRD ha insistido más en la “objeción moral” que si no consuela al menos otorga una “razón trascendente” que dignifica en medio de la derrota y la impotencia.

No cabe duda que en esta esfera, AMLO es la “dimensión moral” por excelencia del PRD. Al irse de ese partido, lo coloca en una situación insostenible. Este partido no podrá apelar al argumento moral para justificar su manifiesta intención de apoyar todo cuando la tecnocracia quiera con tal de permanecer en el reparto de poder político y económico. Voces de muy distinta índole piden a gritos que el PRD aproveche su condición de “segunda fuerza” política. ¿Qué es lo que esto quiere decir en un país al que se le pretende someter a las muy draconianas medidas que exige el capital global? ¿Que haya transparencia en la explotación? ¿Que se dé una explicación puntual y justificada de por qué es necesario hacer recortes sociales? ¿Qué? El PRD ya no sufrirá de "esquizofrenia" porque todo habrá de explicarlo desde el pragmatismo que le define y desde el ámbito de la derecha que disputa.

Obrador se va de ese partido con su enorme bono moral. En condiciones normales, resultaría dudoso que pudiese fundar un partido. La moral sirve si acaso para fundar sectas. No obstante, dada la rapacidad y decandencia de la situación nacional, de la que no cabe esperar sino que vaya en aumento (Salinas sonriente), ese bono moral le servirá con creces para fundar un partido. Y por más que a muchos les produzca escándalo que se deba mantener otro partido, lo cierto es que es necesario. En el horizonte actual, no hay otro actor político capaz de objetar lo que se viene que él. Además, cuenta con la experiencia de haber fundado el PRD. Y tiene tras de sí un largo proceso de organización que no puede desdeñarse.

Los que creen en la democracia partidaria tienen una valiosa oportunidad para influir en la fundación de un nuevo partido y en el rumbo que dentro del contexto nacional ha de asumir el nuevo instituto político. Incluso tienen la oportunidad de dotarlo de una mística moral que si bien por sí sola no es suficiente para estar en la izquierda, por lo menos ayuda a deslindar y evidenciar lo que la derecha quiere y el capital impone.

Desde otra perspectiva, la separación de Obrador del PRD y del resto de los partidos no significa gran cosa. Las alternativas no están pasando por los institutos políticos. Para ese rumor que en y desde la izquierda se origina, este asunto es del todo indiferente. Y aún así, mal que le pese esta decisión de Obrador. Después de todo ayuda a desembarazarse de todos esos partidos que dicen ser de izquierda pero están en la derecha.