La trágica muerte de Blake enseña que en este gobierno los funcionarios mueren por su trabajo pero sobre todo en su trabajo. Lo cual habla de su terrible ineficiencia. Si yo fuese funcionario federal comenzaría por exigir que las condiciones de mi trabajo fuesen adecuadas, es decir, que los aviones y helicópteros funcionen, y que fuesen cualesquiera mis deberes, el realizarlos no pusiese en riesgo mi vida por el solo hecho de trasladarme a cumplirlos. Es muy distinto "morir en el deber" que "morir en el intento de cumplir con el deber".