jueves, septiembre 07, 2006

Tráfico de la ciudad

El tráfico de la ciudad de México es, se dice, impredecible. Y es cierto, el día de hoy hice 2 horas y media para llegar a mi centro de trabajo. No obstante, llegué con 40 minutos de retraso a una clase que por supuesto ya no impartí. Sucede, a veces, en otros días, que a esa misma hora que salí hago 40 o 50 minutos de camino. ¿Quién puede predecir el tiempo que se invertirá para trasladarse de un punto a otro en esta ciudad?

Pero lo impredecible del tráfico citadino esconde una gran falacia: no posee en sí mismo la novedad, lo inesperado, lo sorprendente y por tanto lo sugerente que lo impredecible supone. No. Muy al contrario, lo impredecible del tráfico se define por su lógica monótona, repetitiva hasta la saciedad. Lo impredecible del tráfico citadino nos convierte en ese trabajador alienado que con maestría representó Chaplin en una de sus películas más memorables: Tiempos modernos.

He aquí la falsedad de la vida contemporánea, pues convierte lo que de útil hay en los automóviles en un signo más de lo que en realidad es: una permanente alienación del ser humano al condenarlo a una reiteración infinita que sabotea sus propias posibilidades técnicas.