martes, diciembre 24, 2013

Hay que insistir

Hágase a un lado la idea del nacimiento de un mesías y piénsese que quizá, solamente quizá, hace mucho tiempo, nació un individuo que al paso de los años enloqueció bastante. Algo así como un Quijote poco más de mil seiscientos años antes. Entonces, hoy, dos mil trece años después, la pregunta obligada es si ese tipo de locura ha desaparecido de la faz de la tierra. Porque lo que prevalece es la barbarie más absoluta que necesita de cuanto mesías (con sus iglesias, biblias, instituciones y palabras divinas) sea posible para hacer de la resignación la divisa de la vida social. Entonces, quizá, hoy se podría celebrar aquella locura desmitificadora, rebelde, desafiante en cualquiera de sus formas concretas. Enciéndase la fogata o la chimenea, hágase a un lado cualquier mesías, préndase el fuego de la locura. Y reparta abrazos y besos y sonrisas. Hágalo confiado: como lo han hecho los locos de todos los tiempos.