viernes, abril 22, 2011

Antes de la lluvia

Antes de la lluvia la guerra comienza. Su dimensión, tan absurda, tan estúpida, es de tal magnitud que el agua ni lava ni purifica. Quiere pero no puede. De los cielos se precipita una tormenta que pretende rebautizar a todos para que vuelvan a encontrar su humanidad en el festejo de la vida y no en la indolencia del asesinato. Antes de la lluvia la guerra comienza. Allí, en el campo, en la ciudad, en medio de la naturaleza, hasta los animales parecen más inteligentes que esas bestias armadas que se matan entre sí al compás de la nación, de la identidad, del territorio, del mercado que hay que ganar. La lluvia cae, pero la tormenta nada puede contra la inquina humana. El agua pierde su índole purificadora para convertirse en signo de amenaza.


-- Desde el umbral del mundo