miércoles, marzo 16, 2011

Nada profético

Tuve un sueño que nada tiene de profético.

En un barco sin mayor tripulación que yo, metódicamente arrancaba hojas escritas de un cuaderno muy grueso para meter cada una en su botella correspondiente. Luego lanzaba cada botella al mar que cual mensajero diligente se las llevaba suavemente. Después de mucho tiempo, en el mar, se veía un sendero de botellas flotantes. En el sueño, al ver aquel sendero, pensaba en los improbables destinatarios de esos escritos. Me levantaba, me iba al timón, y alejaba ese barco con su único tripulante hacia un destino de horizonte incierto.


-- Desde el umbral del mundo