martes, abril 22, 2008

Espejos para el PAN

Con azoro escucho al líder del PAN. ¿Dónde quedó aquel político cuya mesura otorgaba cierta confianza en su decir? Desde la campaña presidencial, su actitud y discurso han subido de tono. La eficacia del argumento, si es que alguna vez la tuvo, sucumbe ahora ante el manoteo y la pontificación. Su enojo ahora es, además de notable, muy visible. Su diatriba contra López Obrador y el FAP es torpe. ¿Quién le ha dicho a Germán Martínez que la clave del diálogo es que se produzca entre quienes tienen ideas similares? Eso se llama soliloquio y es lo que sorprendentemente exige: “El PAN dialoga con quien está dispuesto a aceptar que PEMEX necesita cambiar; el PAN está dispuesto a dialogar con quien acepta que tiene ceder?”. Para Germán Martínez el diálogo sólo es posible dentro del soliloquio del PAN; lo contrario es necedad. Quien tiene que ceder son los otros, no el PAN. Pocas veces se ha visto tan reducido el significado del “diálogo”, que entre otras cosas supone la discrepancia. El totalitarismo anida en estas ideas disfrazadas de solemnidad democrática; el desdén se hace patente cuando el mundo se tiñe de maniqueísmos, como el que maneja Germán Martínez: por México (privatizar el petróleo), en contra de México (negarse a su privatización). ¿Habrá alguien que le recuerde a este individuo lo que significa la política y el diálogo? ¿Habrá alguien cercano que le instruya en lo más elemental: que la virtud del diálogo se da entre quienes discrepan? En épocas menos sabias que las de ahora, un ingeniero ensalzaba la discrepancia como esencia de la universidad: es decir, la diferencia como fundamento de la universalidad. En épocas más cercanas, reputadas como sabias, especialistas del gobierno ensalzan los soliloquios como fuente indiscutible de su saber y acierto. Propongo que inundemos la sede del PAN con espejos. Sus líderes serán felices al verse reproducidos al infinito y seguramente, con la inteligencia que les caracteriza, afirmarán que son la imagen misma de la democracia: pues se verán a sí mismos achaparrados, alargados, deformados, fielmente reflejados, y dirán con inspiración cuasi divina para sus adentros: "mira, soy yo que soy todos; todos estamos de acuerdo conmigo: nosotros tenemos la razón. Este país es tan democrático como lo indica mi imagen reflejada en estos cientos de espejos".