El siguiente texto fungió como carta colectiva para solicitar se otorgue el nombramiento de Profesor Emérito al Dr. Bolívar Echeverría Andrade, de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.
Dr. Ambrosio Velasco Gómez
Director
Facultad de Filosofía y Letras, UNAM
Presente
Estimado Dr. Velasco,
Acorde con el artículo 5º del Reglamento del Reconocimiento al Mérito Universitario de la legislación vigente de la UNAM, que se refiere a la candidatura de Profesor Emérito, le solicitamos someter a la consideración del Consejo Técnico de la Facultad la propuesta que hacemos un grupo de profesores para que el doctor Bolívar Echeverría Andrade sea designado profesor emérito de la Facultad.
La Facultad de Filosofía y Letras es sin duda alguna pilar nodal de nuestra máxima casa de estudios. En sus aulas la investigación y la reflexión sobre el ser humano y sus procesos no sólo es un deber sino su razón de ser. En ella la palabra es algo más que un instrumento: es un tesoro que se cuida, se alimenta, y se transforma. En nuestra facultad ser humano y palabra son una y la misma cosa.
Con la investigación, la reflexión y la palabra, el Dr. Bolívar Echeverría lleva en la UNAM más de tres décadas construyendo un “mirador” desde el ámbito de la Filosofía con el cual poder observar y comprender la realidad, particularmente la latinoamericana. La importancia de su propuesta ha sido ampliamente reconocida no sólo en el campo de la Filosofía sino también en el de las Ciencias Sociales. Prueba de ello son los premios y distinciones que ha recibido entre los que destacan: Premio Universidad Nacional en Docencia en el área de Ciencias Sociales (México, 1997), Premio Pio Jaramillo Alvarado (FLACSO-Quito, Ecuador, 2004) y Premio Libertador al Pensamiento Crítico (Caracas, Venezuela, 2007). Por otra parte, el doctor Juan Ramón de la Fuente, rector de nuestra universidad, lo distinguió nombrándolo coordinador del Seminario Universitario “La modernidad: versiones y dimensiones” (desde 2004 a la fecha).
Esta propuesta, pacientemente construida a partir de un estudio crítico de las mejores tradiciones filosóficas, pero sobre todo del atento análisis de la obra de Karl Marx y de la Teoría Crítica, inaugurada por la Escuela de Frankfurt, ha dado lugar a libros que hoy figuran como indispensables para el estudio de la cultura, la civilización occidental, la modernidad (en la que su propuesta de un cuádruple ethos ha generado discusiones teóricas muy importantes tanto en Latinoamérica y Estados Unidos como en Europa) y el hecho mismo de la expansión del capitalismo. Cabe destacar que el Fondo de Cultura Económica publicó este año el libro Marxismo crítico en México: Adolfo Sánchez Vázquez y Bolívar Echeverría del investigador Stefan Gandler en el que se analiza la obra de estos filósofos como dos de las figuras centrales del pensamiento crítico en América Latina.
En su carrera académica el Dr. Bolívar Echeverría ha publicado como compilador: Modernidad, mestizaje y ethos barroco (1994); La mirada del ángel. Sobre el concepto de historia de Walter Benjamin.
Como autor: El discurso crítico de Marx (1986), La modernidad del barroco (1988), Conversaciones sobre lo barroco (1993), Circulación capitalista y reproducción de la riqueza social (1994), Las ilusiones de la modernidad (1995), Valor de uso y utopía (1998), Vuelta de siglo (2006).
Su labor en nuestra universidad, sus inquietudes académicas y su compromiso con los universitarios, han sido motivo para que diversas casas editoriales lo inviten a publicar sus investigaciones o a colaborar con ellas: ya sea como traductor para sellos editoriales de relevancia como Siglo XXI, Fondo de Cultura Económica, ERA, El Equilibrista e Ítaca, o bien como parte de consejos editoriales de revistas como Pucuna (Quito, 1961-1964), Latinoamérica (Berlín, 1962-1967), Cuadernos Políticos (México, 1974-1989), Palos (México, 1980-1981), Economía Política (México, 1976-1985) y Ensayos (México, 1980-1988) y Theoría (México, desde 1991).
Asimismo, su palabra tan leída ha sido exigida en presencia física en las más diversas instituciones académicas en el Viejo y Nuevo Mundo como la Fundación Quito (1987), el Centro de Investigaciones y Estudios Sociales del Ecuador (CIESE, Quito, 1992), el Religionswissenschaftliches Institut (Freie Universität Berlin, 1993), el Centro de Estudios Economicos e Sociais (Universidad de Coimbra, 1996), la Universidad Autónoma de Puebla (1997, 1998), la Universidad Andina “Simón Bolívar” (1995, 1999), la University of New York, “Fernand Braudel Center” (1998), el Lateinamerika Institut (Freie Universität Berlin, 2000), la University of Pittsburgh (2001), La Salle University of New Orleans (2001), el Kunsthochschule Braunschweig (2002), Harvard University (2004) y West Ontario University (2006).
Todo ello, libros, traducciones, revistas, visitas de investigación, lo ha hecho teniendo como eje articulador la docencia. Para el Dr. Bolívar Echeverría el salón de clase es el lugar en que sus reflexiones y propuestas se exponen, hallan validez y se nutren. Quienes han asistido a sus clases saben de su generosidad y del cuidado que pone en la formación de los alumnos, no sólo respondiendo a sus preguntas, sino participando entusiastamente en las actividades que los alumnos organizan o promueven, buscando crear siempre un diálogo fructífero. A través de esta intensa y dedicada labor docente el doctor Bolívar Echeverría Andrade ha formado decenas de generaciones en nuestra Facultad y muchos de sus alumnos son ya destacados académicos. La relevancia y alta calidad de sus trabajos le han hecho merecedor del más alto nivel como investigador nacional (SNI 3).
Por todo lo anterior, nos permitimos proponer el Dr. Bolívar Echeverría Andrade como candidato a Profesor Emérito por parte de la Facultad de Filosofía y Letras, a la que pertenece desde 1988 como profesor titular de tiempo completo.
Ciudad Universitaria, 29 de octubre de 2007
Dice Tabucchi: los libros de viaje "poseen la virtud de ofrecer un doquier teórico y plausible a nuestro donde imprescindible y rotundo". Hay muchos tipos de viajes: los internos, los externos, los marginales. Este blog quiere llenarse de estos viajes, e invita a que otros sean también, con sus viajes, un doquier para mi donde.
jueves, febrero 21, 2008
martes, febrero 12, 2008
Trastocado
Arrobado miraba a la Diosa. Su silueta enmarcada le daba la certeza de su existencia como súbdito. Dueña y señora del territorio del imaginario y del deseo, de la aspiraciones y de los rezos, él sólo podía adorarla como lo hacen los súbditos, de manera reverencial.
Pero la vida, que siempre tiene su ironía, le obsequió la posibilidad de lo impensable: acercarse a la Diosa, estrecharla, besarla, olerla, penetrarla. El súbdito supo entonces que se hallaba en el paraíso.
Un paraíso ciertamente efímero que sin embargo lo trastocó para siempre.
Desde entonces ya no sabe de su existencia ni como súbdito ni como Dios. Vive sin vivir.
Pero la vida, que siempre tiene su ironía, le obsequió la posibilidad de lo impensable: acercarse a la Diosa, estrecharla, besarla, olerla, penetrarla. El súbdito supo entonces que se hallaba en el paraíso.
Un paraíso ciertamente efímero que sin embargo lo trastocó para siempre.
Desde entonces ya no sabe de su existencia ni como súbdito ni como Dios. Vive sin vivir.
domingo, febrero 03, 2008
Pieza de museo (Tercera parte)
Centro del mundo
De estos secretos el del hombre como centro del mundo es el más interesante. Se trata de un antropocentrismo que es posible ver como una pretensión exagerada inexistente en épocas anteriores. No obstante, si resulta familiar, es porque se trata de un aspecto propio del pensamiento moderno. Este antropocentrismo se encuentra ya en un texto que precede en más de 300 años a las ideas expresadas por Paine: Discurso sobre la dignidad del hombre de Giovanni Pico della Mirandola.
Pico della Mirandola (1463-1494) fue un clásico erudito italiano renacentista que desde los 14 años estudió teología, filosofía, griego, latín, hebreo, árabe y sirio. En su vida tuvo contacto estrecho con gente que marcó el rumbo de la vida italiana como Girolamo Savonarola, aquel monje dominico que caló hondo con sus hogueras de vanidad y sus radicales críticas al lujo, el beneficio personal, y la depravación de los poderosos y la Iglesia, y Marsilio Ficino, el filósofo florentino que hizo renacer el neoplatonismo. Uno fue su confesor; el otro su mentor y amigo.
Pese a toda su erudición, Pico della Mirandola fue víctima de una mala jugada del destino: un impostor le vendió 60 escritos hebreos supuestamente pertenecientes a Esdras que contenían los secretos de la naturaleza y la religión. Estudió la cábala e intentó lo imposible: conciliar la filosofía y la religión de todas partes del mundo. Con esta convicción invitó a eruditos europeos a un debate público en Roma en el que, a sus 23 años, habría de dar a conocer 900 tesis que conciliaban e integraban, según su parecer, el saber griego, hebreo, árabe y latino. Como exordio a este debate ofreció el Discurso sobre la dignidad del hombre (1486).
El desenlace de su audacia no fue halagador. El papa Inocencio VIII lo condenó, por lo que Pico tuvo que huir a París, donde pese a todo fue apresado y encarcelado por un año. Después, Lorenzo de Medici lo invitó a Florencia y como su protegido Pico pudo dedicarse a recorrer bibliotecas y estudiar. Gracias a esta protección, el papa Alejandro VI lo absolvió de la acusación de herejía a la que se había hecho acreedor en 1486.
Recurrir a Pico della Mirándola resulta útil por su modo de concebir al hombre. En su discurso, el erudito italiano dijo coincidir con quien sostuvo antes que él que lo más grande del mundo es el hombre. Sin embargo, difería de todos por los motivos que hallaba para considerarlo así. Escribió Pico:
"Pero, finalmente, me parece haber comprendido por qué es el hombre el más afortunado de todos los seres animados y digno, por lo tanto, de toda admiración; comprendí en qué consiste la suerte que le ha tocado en el orden universal, no sólo envidiable para las bestias, sino para los astros y los espíritus ultramundanos".
Según el filósofo italiano, cuando Dios culminó la creación del mundo y del universo, deseó que alguien “comprendiera la razón de una obra tan grande, amara su belleza y admirara la vastedad inmensa”. Entonces pensó en el hombre. No obstante, existía un problema: “Todo –escribió Mirandola– estaba distribuido y lleno en los sumos, en los medios y en los ínfimos grados”. La solución de Dios a este problema colocó al ser humano, desde su creación, en una condición excepcional, única:
"Estableció por lo tanto el óptimo artífice [Dios] que aquel a quien no podía dotar de nada propio le fuese común todo cuanto le había sido dado separadamente a los otros. Tomó por consiguiente al hombre así construido, obra de naturaleza indefinida, y habiéndolo puesto en el centro del mundo, le habló de esta manera: Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que concientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado. Te he puesto en el centro del mundo para que más cómodamente observes cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que son divinas".
La visión que sobre el hombre poseía Mirandola es totalmente afirmativa e incluso militante: el hombre es pura voluntad creativa, ya que puede darse a sí mismo el lugar, el aspecto y la prerrogativa que elija de manera conciente. Mas lo importante es que este acto creativo se da sin necesidad de atenerse a ninguna determinación, es decir, la naturaleza humana es una creación ex nihilo, dada su indefinición originaria. El hombre es, como dice Mirandola, árbitro y soberano artífice de sí mismo.
Sin duda, en este texto se encuentra ya definido el antropocentrismo que resulta central para el pensamiento moderno y que, como se ha visto, se halla en el núcleo mismo de la idea y el mito de la revolución. Por eso, no es mera coincidencia encontrar tanto en Pico como en Paine alusión a la regeneración del hombre. Concepto éste por cierto que sirvió de título para un periódico que, dirigido por los hermanos Flores Magón –Jesús, Enrique y Ricardo–, abogaría por una revolución en México desde 1900.
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