lunes, octubre 23, 2006

Pérdida


Hubo un día que el sol te sorprendió asido de la nada. Tus dedos, entumidos en un esfuerzo inútil, parecían petrificados en torno a una ausencia. Cada parte de tus manos te dolía. Perplejo mirabas el vacío intentado recordar el momento en que por arte de magia habías perdido aquello que pensabas asir con tanta fuerza. Un sudor frío escurría por tu cabeza: te diste cuenta de que en realidad allí nunca hubo nada que no fuese el deseo exacerbado de tu febril imaginación. No habías perdido nada, simplemente nunca habías tenido nada.

sábado, octubre 21, 2006

Tristeza

Fragmentos de un diálogo

–La tristeza –me dice– es aquella invitada forzosa que cumple su papel con eficiencia al invadirlo todo.

A saber por qué creo que este inesperado interlocutor tiene razón.

–La tristeza –respondo–, al invadirlo todo con su dolor infinito, pasa de invitada forzosa a invitada imprescindible…

Mi interlocutor da una larga y profunda fumada.

–La tristeza es el alma de la fiesta de mi vida.

Intento rematar este diálogo inútil diciendo: –Y el alma de esta conversación difusa…

–Es que en tus ojos encuentro, sentada y feliz, a la anfitriona de la cual no somos otra cosa que un par de invitados –me responde.

Entiendo su decir. Es cierto. Tan sólo somos invitados a esta reunión interminable en la que la tristeza es la anfitriona y en la que nos ofrece sus delicados bocadillos. Me sorprende saberme su embajador...