miércoles, abril 12, 2006

Evangelio

Se levantó, y mientras su dedo señalaba hacia el infinito, dijo:

–La luna está hecha de palabras, y éstas, las palabras, son únicamente sueños sonoros. Sí. Porque del corazón surgen los sueños teñidos de su propio tañir. Y es ese ritmo el que sube a la boca para salir hecho palabra.

Ella, que miraba la luna, fijó su mirada en sus ojos. Creyó entenderlo pero el vértigo que la invadió le hizo comprender que no sabía de qué hablaba. Mas no importaba: el furioso latido de su corazón le dijo que no importaba.