28 de Octubre de 2023
Sí, en mi nombre.
A la Junta de Gobierno
Universidad Nacional Autónoma de México
PRESENTE
El actual proceso de selección del titular de la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México sucede en una disyuntiva profunda que determinará no sólo el rumbo que esta institución seguirá en lo inmediato sino en cierto modo su existencia misma. Si bien a nuestra universidad se le reconoce su gran importancia nacional e internacional, con indiscutibles y relevantes contribuciones académicas, científicas, intelectuales y culturales, también es necesario aceptar el hecho de que ella adolece de diversos problemas que, por no habérseles hecho frente de manera adecuada, inteligente y creativa, se han constituido en graves y dolorosas inercias lesivas para el conjunto de la vida universitaria. Esa vida sin la cual aquellos logros carecen de firme fundamento. La UNAM no debe ni puede seguir siendo “candil de la calle, oscuridad de su casa”. Tal es su disyuntiva.
La conciencia sobre este hecho entre diversos sectores universitarios ha sido clara desde hace poco más de 35 años. Se ha manifestado reiteradamente como inconformidad estudiantil, académica, de investigación y laboral. Lo cual ha traído consigo una lenta –a veces demasiado lenta– transformación de sus instancias de gobierno, áreas administrativas, y directrices de investigación y académicas, pero sin llegar a ser todo lo necesariamente profundas y suficientes que debieran ser. La UNAM está en deuda consigo misma. Se debe a sí misma un cambio que, además de fortalecerla para que sus logros continúen y se incrementen, retome decididamente lo que alguna vez indiscutiblemente fue por mérito propio y vocación estructural: una conciencia crítica del país.
Escatimar los cambios que en los últimos años se están viviendo en el país, se esté de acuerdo con ellos o no, además de miope es suicida. Nuestra Casa de Estudios no debe seguir eligiendo ser una ficticia torre de marfil, supuestamente impoluta, escudándose en la distancia de todo aquello que no esté relacionado con sus logros como señera institución académica nacional e internacional. Está obligada a dialogar críticamente con el país, con su población, y por eso mismo, con su comunidad.
Hasta ahora, de las y los universitarios que se consideraron con la capacidad y conocimiento suficientes para ser elegidos por la Junta de Gobierno para el puesto de Rector de la UNAM, solamente uno de ellos, el Dr. Imanol Ordorika Sacristán, ha estado vinculado con todo este proceso de lento cambio que ha tenido lugar en la UNAM y que, por ende, puede conducirla por el camino de la transformación que requiere. Solo el Dr. Ordorika Sacristán ha centrado su mirada en la comunidad para agudizar su comprensión de los ámbitos institucionales que la constituyen. A pesar de los esfuerzos de la Junta de Gobierno por “democratizar” la designación de quien ocupará el puesto de Rector de la UNAM, impulsando la difusión de los programas de los candidatos a dirigirla a través de los medios de comunicación con que cuenta la institución, y de los ecos que estos programas han tenido en los medios de comunicación masiva nacional, solo el Dr. Imanol ha asumido el diálogo con su comunidad sobre lo que ésta requiere, y ha presentando, en estrecha articulación con ello, los cambios estructurales que en ella deben tener lugar para atajar aquellas inercias lesivas que la afectan.
Únicamente el Dr. Imanol Ordorika Sacristán ha asumido explícitamente que ocupar el puesto de Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México es antes que cualquier otra cosa un compromiso con su comunidad. A diferencia de otros aspirantes a ese puesto, de quien actualmente lo ocupa y de quienes lo han ocupado en las últimas décadas, el Dr. Ordorika ha decidido encontrarse con la comunidad universitaria acudiendo a sus escuelas, facultades, institutos, preparatorias y colegios de ciencias y humanidades para presentar su diagnóstico y soluciones posibles a los problemas que afronta nuestra casa de estudios. Ha acudido no sólo para dar conocer, también para dialogar. Una democracia sin diálogo es una ficción. Ha sido esta convicción, que incluye su llamado, ignorado por la propia Junta de Gobierno, a tener debates entre los candidatos a ocupar el puesto de Rector de la UNAM, lo que le ha valido ser reconocido como el aspirante más adecuado a ese puesto en la consulta que legítimamente organizaron recientemente profesores, estudiantes y trabajadores universitarios sobre una designación que no debiera ni ya puede mantenerlos subordinadamente incorporados a esa designación.
Lo ha hecho no como un acto de proselitismo ni como político, sino desde el lugar que la universidad misma le ha enseñado: el del conocimiento, la práctica, la planeación articulada. Su destacada formación, en la que se integra profesionalmente la perspectiva científica con la de las ciencias sociales; su interés profesional, centrado desde sus años estudiantiles en los temas relacionados con la educación superior en México (su situación, sus horizontes de posibilidad, sus limitaciones); su práctica profesional, que le ha llevado a participar en la vida institucional y programática de nuestra Universidad relacionada con sus ámbitos de estudio e interés; su conocimiento de la vida universitaria en todos los niveles por seguir formando parte de ellos; así como su capacidad de diálogo, certero, atento y constructivo, tanto en el ámbito universitario como fuera de él, lo convierten en el único candidato a ocupar el puesto de Rector que puede conducir con acierto la transformación que la universidad necesita tanto para su comunidad como para el país.
Sin abordar completamente el programa que en sus presentaciones ha delineado el Dr. Ordorika Sacristán para su posible gestión como Rector de la UNAM, vale la pena enumerar los siguientes aspectos como los indicadores de un cambio posible en la Máxima Casa de Estudios: 1. Detener, que no sólo contener, la violencia de género que se vive en nuestra casa de estudios; 2. Diseñar una política institucional que contribuya a disminuir la desigualdad social de sus estudiantes; 3. Rediseñar la distribución del ingreso de la UNAM, esto es, acotar y delimitar la distancia que existe en el ingreso de la burocracia, los investigadores y los profesores universitarios; 4. Repensar material y salarialmente la situación de los profesores de asignatura y ayudantes de profesor, que, como se sabe, son los que mayoritariamente sostienen sobre sus espaldas la formación de los estudiantes universitarios; 5. Democratizar las instancias de decisión gubernamental de la UNAM; 6. Una gestión de puertas abiertas y consenso; 7. La defensa radical y racional de la autonomía universitaria; 8. Repensar las formas de evaluación y egreso de los estudiantes universitarios.
Es por todas estas razones que, como universitario, como parte de esa masa anónima de profesores de asignatura que a fuerza de voluntad, inteligencia y creatividad mantenemos a flote esta universidad en donde es sumamente importante, los salones de clase, digo sí, en mi nombre, a la designación del Dr. Imanol Ordorika Sacristán como Rector de la UNAM para los siguientes cuatro años de gestión.
Isaac García Venegas
Profesor de Asignatura Interino A
Facultad de Filosofía y Letras SUAyED
Escuela Nacional de Trabajo Social