miércoles, agosto 24, 2016

La peor lágrima

Un día, un golpe. Descubre entonces que ha girado al rededor de un portentoso centro innombrable. El descubrimiento es sorprendente a la vez que doloroso. Como sucede con todo lo que sorprende y duele, quiere desentenderse de eso. Lo que más le desconcierta es que en tanto innombrable no es comunicable. Poco puede afirmar o pensar sobre ello por tanto. Para salir al paso, quisiera considerarlo como un error, pero sabe que al carecer de nombre la experiencia en sí no puede ser equívoca. En ese girar cual hoja en un remolino de agua se da cuenta que otra persona está también girando, azorada. Quiere decirle algo pero la experiencia consume a ambos. Una lágrima silenciosa les habita porque aunque saben que lo que sigue es nombrar lo innombrable, cual han hecho los demiurgos del mundo, se sienten tentados de dejarse ir a un lugar más apacible, lejano de ese remolino. La renuncia, la huida, como anestesia para la experiencia de lo innombrable. Esa es la peor lágrima, piensas.

domingo, agosto 14, 2016

La tristeza del mar cabe en un vaso de agua. Poema de Luis García Montero

Copio este poema de Luis García Montero que alguien me lo hizo llegar por razones obvias.

La tristeza del mar cabe
en un vaso de agua
...
Los hombres tristes,
que tienen en sus ojos un café de provincias,
que no saben mentir como quien dice,
que se esconden detrás de los periódicos,
que se quedan sentados en su silla
cuando la fiesta baila,
que gastan por zapatos una tarde de lluvia,
que saludan con miedo,
que de pronto una noche se deshacen,
que cantan perseguidos por la risa,
que abrazan, que importunan hasta quedarse solos,
que retornan después a su tristeza
igual que a su pañuelo y a su vaso de agua,
que ven cómo se alejan las novias y los barcos,
esos hombres manchados por las últimas horas
de la ocasión perdida,
me recuerdan a mí.

jueves, agosto 11, 2016

Aquí

Aquí, en la esquina de piedra, veo florecer amores juveniles, pasiones bulliciosas, entusiastas pláticas sobre el hoy y el mañana. En esta esquina de piedra, con el viento jugando a ser una tímida caricia, me veo ausente, meditabundo, casi perdido. Conmigo mi sombra, conmigo palabras que se estiran y cierran como fuelle de acordeón. Desde esta esquina de piedra o una parecida, el poeta escribió De un tiempo a esta parte. En esta esquina de piedra, unos mueren un poco, y otros nacen cada vez más.