jueves, diciembre 31, 2015

2015-2016

Este ir y venir; el trajín lineal que se detiene y ahoga en el ciclo; la gana de valorar, desear, suponer; la ceguera voluntaria e involuntaria; el ruido que pocas veces halla armonía alguna; las palabras, las dichas y las leídas; los silencios, los ligeros y los pesados; la permanente sensación de fracaso con el terror de saber que lo hecho “se desvanece en el aire”; la soledad, a veces liviana y alegre, otras pesada y devastadora; los muertos, los asesinados, los desaparecidos, que persiguen y corroen el tuétano; el encabronamiento y la furia; los vivos, no siempre agradables; yo, mucho menos soportable de lo que parece. Así los meses, así los días, así las horas. Y sin embargo, cuando cierro los ojos y me concentro en el silencio, hallo en mí los cariños, las sonrisas, las miradas de los que por su muy real gana han querido acompañarme en mi enrevesado vivir. A todos les agradezco; para todos (y cada uno de ustedes sabe que está en esa totalidad indefinida) un abrazo enorme; un abrazo de agradecimiento y de complicidad. Que sin ustedes mi mundo sería mucho más desértico de lo que a veces me parece. Lo mejor para lo que viene.