sábado, septiembre 18, 2010

Las lágrimas, por fin

La interrupción del trajín cotidiano me obsequia en su calma la dimensión real del dolor y de la tristeza que me provoca tu ausencia. A la sombra de ese roble que fuiste, como escribió Raquel de ti, el silencio obligado por fin da paso a las lágrimas que me negué a derramar aquel 5 de junio.