domingo, agosto 23, 2009

Para quien le interese...

Va este link. Difundir ciertos libros es importante...

http://www.letralia.com/216/ensayo01.htm

viernes, agosto 14, 2009

Respuesta al comunicado de la directora de la facultad de Filosofía y Letras

Hemos recibido un comunicado de la directora de la Facultad de Filosofía y Letras que, asumo, es un intento por salir al paso ante lo que está sucediendo en este centro de estudios, particularmente referido a macetas y piedras que “adornan” lo que antes eran jardines de la Biblioteca Central.

El comunicado parece salido de las viejas prácticas políticas de “eche la bolita” para que el conflicto no le estalle en las manos. Ahora resulta que la decisión de harta maceta y harta piedra (“obsoleta” escribieron algunos alumnos indignados, lo cual, demuestra, una vez más, que algo anda mal en la universidad, pues llegar a pensar en “piedras obsoletas” es una abstracción a cuyos linderos difícilmente algún filósofo mexicano podrá llegar nunca), correspondió ni más ni menos que a la Dirección General de Patrimonio Universitario.

A juzgar por lo que da sustento al comunicado de la directora, aquella dirección tomó la decisión sin consultar a la flamante administración de nuestra facultad ni, evidentemente, a la comunidad que resultó directamente afectada por esa decisión. Lo cual no deja de ser ofensivo después de haber convenido en que nuestra comunidad actuó con inteligencia y prudencia ante los sucesos que desencadenaron esta transformación (el asesinato de un individuo en el jardín de la Biblioteca Central), y en virtud de ello, haber recibido felicitaciones y reconocimiento por parte de las autoridades, como consta en un comunicado del Consejo Técnico de la facultad de Filosofía y Letras.

Pero además de ofensivo, hiere la inteligencia de la comunidad. Sólo hay dos explicaciones al fundamento del comunicado de la directora. La primera: a la administración universitaria central le tiene sin cuidado la facultad de Filosofía y Letras, por lo que sin el menor miramiento toma decisiones arbitrarias que le afectan. Lo cual, de ser así, sería indicativo del lugar que a las humanidades otorgan el rector y sus funcionarios. Es de suponer entonces lo que nos espera con los recortes presupuestales que se vienen durante los próximos años debido a la crisis nacional.

Por supuesto, esta explicación adolece de un error fundamental: todos saben que la elección de la actual directora no fue hecha sin la consideración de esa misma administración central. Es más, las especulaciones más consistentes indican que la mano que “hizo magia” para su designación está estrechamente vinculada con esa administración central y con el poder de la universidad. Por lo tanto, cuesta trabajo creer que la decisión piedras-macetas fue hecha sin la consideración de esa mano y de la directora de la facultad de Filosofía y Letras.

La segunda explicación parte de la objeción hecha a la primera. La decisión de la Dirección General de Patrimonio Universitario, que sin lugar a dudas debió ser sancionada por el rector de la UNAM, se hizo consultando a la directora del centro afectado. Pudo ser que se le haya presentado como “decisión tomada”, pero eso no le exime de la responsabilidad ante su propia comunidad. Ni la exime ni justifica que proceda de la misma forma: presentándole todo como hechos consumados. Por eso su comunicado es fingido: pretende hacernos creer que ella nada tuvo que ver con los “nuevos aires” que circundan a la facultad, y que por una extraña razón tienen una correspondencia precisa con la remodelación y reubicación de baños y con las nuevas órdenes de sólo aceptar en clase a un alumno por banca, como si el número de alumnos, y lo que es más importante, sus intereses legítimos, permitieran a los profesores desentenderse por completo de ellos; como si el profesor fuera un simple administrador de bancas.

Lo que se desea en una facultad como la nuestra es precisamente una administración que sepa defender y proyectar a su comunidad ante el “fuego amigo” y el “fuego enemigo”. No necesitamos que se ponga a nuestras “órdenes” para “recibir” y “cuando sea el caso transmitir a las instancias correspondientes” quejas y dudas. No necesitamos una ventanilla de recepción burocrática, requerimos universitarios que sepan trabajar con universitarios para conseguir lo que nuestra facultad requiere a gritos: nuevas y mejores instalaciones; reivindicación del espíritu universitario,es decir, de la comunidad; confianza en la libertad, y promoción de la crítica como instrumento fundamental de la discrepancia que, según nos dijo hace mucho tiempo un rector digno de tal nombre, es la esencia de la universidad.

Ojalá que la presente administración encuentre el camino para ser lo que se necesita y no una burocracia que intenta "pasar la bolita" a quien sea, convirtiéndose en ventanilla de gestión.

lunes, agosto 10, 2009

Ideas pétreas

Llegar a la facultad de Filosofía y Letras provoca desconsuelo más que enojo. Tanta piedra, tanta maceta, tanto árbol en potencia, revela claramente el fin radical de lo que alguna vez fue la facultad de filosofía y letras: el espacio para la reflexión y la palabra.

Quien vivió esa facultad sabe que para reflexionar y hablar siempre se necesita al otro, a ese que con uno forma comunidad. Pero al parecer, las ideas pétreas de la presente administración van exactamente en sentido contrario de lo que alguna vez fue evidente: desean petrificar la reflexión y la palabra, encerrándola por decreto en salones a los que, además, se les ve como amenaza, pues ahora, precisamente ahora, son cuna de enfermedad e inseguridad. El miedo como recurso para "convivir" con el otro.

Y es que tener tanta gente junta no es bueno, como ya lo sabían los frailes franciscanos del siglo XVI que venían a redimir la espada. Ahora, al profesor se le exige que amortigüe la espada de la más acusada falta de talento que hoy impera, se le pide que con palabra piadosa vuelva aceptable y vivible las pétreas ideas de una administración que muy rápido quedó en evidencia: parece extensión de una política nacional que no acierta otra cosa que exaltar el temor y la renuncia a la comunidad porque el Mal siempre acecha.