martes, mayo 03, 2016

En mi cabeza...

En mi cabeza nubes grises, la premonición de una tormenta. Cada paso un dolor, la mirada buscando los imperceptibles restos de una belleza largo tiempo relegada. Mi voz confundida con esas voces que irreales inundan todos los rincones de ese incierto lugar entre mirada e hígado. Hay un dejo de tristeza en lo que veo. Me pregunto si esas huellas que conozco desde hace tiempo pero que no son mías caminan por mis pasos. El sol, en medio de un cielo horrendo, me distrae con su color naranja: el ocaso que no sé por qué me huele a final. Si como decía el novelista todo lo que en un tiempo fue es una herida, ¿de qué tamaño es la mía, la tuya, la nuestra? El desesperante ruido de los autos empujan la posible respuesta demasiado lejos. En mi cabeza hay, además de nubes, este concierto de voces que incordian. Al lado de mí no está ya ni siquiera aquel fantasma que solía caminar conmigo. La premonición parece no ser ya tal sino umbral que sin mucho ánimo cruzo.