viernes, noviembre 16, 2012

miércoles, noviembre 14, 2012

Presentación del libro "Bolívar Echeverría. Crítica e interpretación".

Estimados amigos: he aquí el libro que se presentará el día de mañana a las 18:00 hrs. en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, dentro del marco del segundo día de sesiones del Coloquio: "Modernidad y Naturaleza". Ojalá puedan acompañarnos tanto a las sesiones de esta segunda jornada como a la presentación del libro. Comentan el libro: Mauricio Beuchot, Adolfo Gilly, Luis Hernández Navarro y Ricardo Pérez Montfort


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lunes, noviembre 05, 2012

Pensar la libertad: Bolívar Echeverría y el ethos barroco

Con gusto doy a conocer por este medio la publicación del libro: Pensar la libertad: Bolívar Echeverría y el ethos barroco. Recién salido de las prensas universitarias, ofrezco la portada.


domingo, octubre 28, 2012

Programa del Coloquio “Modernidad y naturaleza”. 14 y 15 de noviembre. Facultades de Ciencias y Filosofía y Letras, UNAM

Extiendo la invitación por si les interesa.

Universidad Nacional Autónoma de México
Seminario de la modernidad:versiones y dimensiones

Invitan al coloquio
“Modernidad y naturaleza”
14 y 15 de noviembre


PROGRAMA


Facultad de Ciencias
Auditorio Alberto Barajas Celis
14 de noviembre


9:45 a 10:00 INAUGURACIÓN

10:00 a 12:00 MESA JUAN RULFO: AL FILO DE LA NATURALEZA

El paisaje en la crítica literaria desde los Árcades hasta Juan Rulfo
- Christopher Domínguez (Escritor)
Rizoma
- Francisco Mancera (FFyL)
Registros imaginarios
- Raquel Serur (FFyL)
Juan Rulfo: los lenguajes del polvo
- Juan Villoro (Escritor)

Modera: Aline Davidoff (SUM)


12:00 a 12:15 RECESO


12:15 a 14:15 MESA NATURALEZA Y FRONTERAS DE LA CIENCIA

Hoyos negros en los centros de las galaxias
- Deborah Dultzin (FC-IAstronomía)
¿Es global el cambio climático?
- Amparo Martínez Arroyo (CCA)
Para amarrar a la gravedad con la cuántica, hacen falta supercuerdas
- Leonardo Patiño (FC)

Modera: José Marquina (FC)


17:00 a 19:00 MESA LOS DONES DE LA NATURALEZA Y EL ARTE PRIMORDIAL

La naturaleza y su expresión simbólica en el arte
- Crescenciano Grave (FFyL)
Olvido y resurrección de la madre tierra
- Jorge Juanes (SUM)
Naturaleza, abstracción y símbolo en arte
- Manuel Lavaniegos (FFyL-IIFilológicas)

Modera: Sonia Rangel (FFyL)


Facultad de Filosofía y Letras
Aula Magna
15 de noviembre


10:00 a 12:00 MESA NATURALEZA, ALTERIDAD Y CULTURA MODERNA

Progreso en el Siglo XVIII: del Taparrabo a la Máquina de Vapor.
- Ignacio Díaz de la Serna (CISAN)
De Montaigne a la calibanología: la naturaleza del "buen salvaje”.
- Diana Fuentes (FFyL)
La resistencia americana frente a la modernidad eurocéntrica.
- Ambrosio Velasco (IIF-FFyL)

Modera: Raquel Serur (FFyL)


12:00 a 12:15 RECESO


12:15 a 14:15 MESA DECLINACIONES FILOSÓFICAS

La naturaleza separada de sí misma
- Salvador Gallardo (FFyL)
Ecosofía. Cartografía(s) de los territorios existenciales
- Sonia Rangel (FFyL)
Cir-cuitas. El autómata en Bergson.
- Marcelo Schuster (FFyL)

Modera: Crescenciano Grave (FFyL)

18:00 a 19:30 PRESENTACIÓN DEL LIBRO
Bolívar Echeverría. Crítica e interpretación, compilado por Diana Fuentes, Isaac García Venegas y Carlos Oliva Mendoza.

Comentan
- Mauricio Beuchot
- Adolfo Gilly
- Ricardo Pérez Montfort
- Luis Hernández Navarro


Modera: Federico Álvarez

jueves, octubre 25, 2012

Invitación Coloquio "Modernidad y Naturaleza"

Aquí, cápsula de radio invitando al Coloquio "Modernidad y Naturaleza, que organiza el Seminario de la Modernidad: Versiones y dimensiones, que tendrá lugar los días 14 y 15 de noviembre en las facultades de Ciencias y de Filosofía y Letras de la UNAM. Dentro de las actividades del Coloquio, se presentará el libro Bolívar Echeverría. Crítica e interpretación, compilado por Diana Fuentes, Carlos Oliva y un servidor.

Invitación Coloquio "Modernidad y Naturaleza"


jueves, octubre 18, 2012

Descreer de un mundo exclusivo



(Texto preparado para conmemorar en el Día Mundial del Rechazo a la Miseria, y leído dentro del panel "Miradas de la pobreza y la exclusión: rompamos el silencio", que tuvo lugar en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM el 17 de octubre de 2012).

Basta andar por la ciudad de México o cualquiera otra del país o del mundo, para encontrarse con anuncios que promueven y anuncian lo “exclusivo” de los productos que ofrecen, desde cosméticos y servicios de toda índole, hasta departamentos, casas, hoteles, spa’s, deportivos, automóviles, etcétera. Lo mismo sucede en los medios masivos de comunicación. Volverse suscriptor de tal o cual servicio informativo, de una u otra compañía de televisión por cable o de telefonía celular, otorga beneficios “exclusivos” para sus usuarios.

Lo que con esos anuncios y promociones se nos dice es que al adquirir tales productos o servicios se ingresa a una categoría que no es ni puede ser compartida por el resto de los mortales. Incluso, parece insinuársenos, si se usa bien lo que se compra, puede adquirirse una singularidad de otra manera inasequible.

“Puede adquirirse”, enfatizo, porque en realidad de eso se trata. Según parece, el afán de distinción que otorga toda “exclusividad” es algo que se adquiere en virtud de las mercancía. De aquí que todas las alternativas que se propongan una distinción con base en capacidades, habilidades o talentos personales o colectivos que no sean mercancía, estén por completo desterradas.

Si se pone atención sobre esto, resulta evidente que actualmente la vida cotidiana transcurre inmersa y acosada por el discurso y el ejercicio de la “exclusividad”. Lo que me interesa enfatizar es que el lustre con que se viste toda “exclusividad” es el modo como se pretende volver aceptable lo que fundamentalmente no lo es: la exclusión sistemática.

Como muy elocuentemente lo define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, lo exclusivo es aquello que tiene fuerza o virtud para excluir. Entonces, lo que vemos con derroche de comunicación creativa es la promoción de la exclusión como fundamento de distinción, y quizá lo que es más terrible, como esencia de la vida social. De lo que se trata, nos dicen los promotores de este mundo, es de no ser igual a todos, sino, muy al contrario, de pertenecer a un “grupo exclusivo” que descuelle entre el resto de los que si legalmente se dicen iguales en realidad no lo son.

Sin embargo, sería conveniente ir más allá de la sola constatación. Se impone la pregunta por esa virtud o fuerza para excluir. ¿Cuál es esa fuerza o virtud que hace posible la exclusión? Evidentemente no hay respuesta sencilla a esta pregunta. No obstante, me propongo abordar de manera sucinta tres aspectos que pueden echar luz sobre una posible respuesta.

El primero de ellos es el de la identidad nacional. Ella parte de un movimiento constitutivo esencial: la identificación de lo que puede sustentar una colectividad homogénea que, al mismo, tiempo excluya cualquier otra colectividad externa o interna. Para la identidad nacional, resulta fundamental constituir un nosotros (nuestros-otros) que se distinga de los que no son como nosotros (no-a-los-otros). Desde himnos, banderas y símbolos, hasta tradiciones (incluidas las culinarias), lugares e historias de bronce con sus únicos e inigualables héroes, la identidad nacional teje lo que debe ser el sustento con el que hay que identificarse si se quiere ser parte de lo que se postula como nación. En esta identidad nacional todos nacemos; literalmente, la mamamos desde recién nacidos.

Pero la exclusión de la identidad nacional palidece frente a otra que es mucho más evidente y menos heroica pues carece de redobles y días festivos con sus consecuentes asuetos. Se llama la atención sobre ella con más frecuencia que cualquier otra. A tal grado, que casi se la considera la exclusión “exclusiva”. Me refiero a la que se promueve y se sufre por motivos económicos con sus múltiples consecuencias sociales. Aquí la exclusión se vive como pobreza y miseria, pero con una connotación peculiar: como pobreza y miseria merecidas. De hecho, lo que es condición sine qua non de la organización capitalista de la producción de la riqueza social, se utiliza como estigma semejante a los sambenitos con que antaño la Santa Inquisición vestía a los condenados por su impiedad y graves pecados.

Para la organización capitalista de la producción de la riqueza social, la pobreza y la miseria que ella misma genera, lejos de ser consustanciales a su funcionamiento, son el resultado de una incapacidad personal, e incluso, si nos atenemos a lo que Max Weber llamó el “espíritu” del capitalismo, signo evidente de no estar tocado por la gracia de Dios. Recuérdese que, acorde con lo planteado por el prestigioso sociólogo, el éxito económico es la manifestación terrena evidente de ser un elegido de Dios, es el motivo de una santidad terrena visible entre los mortales. Esta riqueza es perceptible por la acumulación de riqueza como mercancías y preferentemente como “dinero contante y sonante” que se acumula y se hace crecer. Por eso, no resulta del todo extraño que en las monedas y billetes norteamericanos se plasme el lema oficial de Estados Unidos desde 1956: “In God We Trust”. Nada más sintomático que sea el dinero el soporte de la confianza de Dios y el signo de una santidad visible.

¿Acaso hay algo más “exclusivo” que ser elegido de Dios y que esto se manifieste en una creciente e imparable acumulación de riqueza a costa de la exclusión del goce de esa riqueza de quienes realmente la producen? Justamente desde aquí se está construyendo un mundo a imagen y semejanza de esta “exclusividad”: la sociedad 20:80, como le llaman algunos. Una sociedad en la que solamente 20 por ciento de la población mundial gozará del 80 por ciento de la riqueza generada en el mundo, mientras que el restante 80 por ciento de esa población habrá de matarse para hacerse de un miserable pedacito de lo que la voracidad capitalista deja como migajas. Se trata de una sociedad que ofrece a los “buenos samaritanos”, como dijo el no muy inteligente presidente mexicano, un escenario para protagonizar un espectáculo con el cual calmar sus muy débiles gritos de su moribunda conciencia.

Cabe advertir que las exclusiones de la identidad nacional y de la vida económica capitalista no se contradicen entre sí. No sólo porque los estados nacionales son invento de la modernidad capitalista, sino porque la primera, con sus contenidos y proclamas, ayuda a volver aceptable la segunda. En nuestro país, como en cualquier otro, nos invaden programas de ayuda hacia los más desfavorecidos que no obstante siendo responsabilidad del Estado se delega en particulares para el beneficio particular: desde Bécalos hasta Teletón.

Recuérdese la dinámica del Teletón. Una televisora, que hoy se perfila como la gran monopolizadora de los medios de comunicación (televisión, cine, radio, internet, telefonía, periódicos y revistas), que impone presidentes, que aparece “presuntamente” vinculada con el narcotráfico, organiza una evento para recaudar recursos con los cuales construir centros que ofrecen “ayuda” y “rehabilitación” a una población infantil desfavorecida que sufre diversos padecimientos. Además de evadir impuestos con ello, junta a lo más selecto del “empresariado”, de los “políticos” y del propio Estado, para que hagan sendas donaciones mientras artistas de moda dan un gran show para incitar a los sectores “menos” desfavorecidos a solidarizarse. Según los organizadores, el monto que se junta en una jornada tan sólo es equiparable al entusiasmo y solidaridad “mexicanas”.

En una transmisión continua de horas, el Teletón nos “obsequia” los más granado de los personajes públicos. Si se los ve con atención, allí aparece la tercera exclusión que, pese a estar presente por todos lados y todo el tiempo, es la más elusiva. Se trata de lo que el filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría llamó blanquitud

Acorde con lo planteado por este filósofo, la organización capitalista de la producción de la riqueza social exige un determinado comportamiento ético que, como lo postuló Max Weber, tiene por objeto adecuarse al mejor funcionamiento de la vida capitalista. Esta adecuación supone el sacrificio constante para cuidar la porción de riqueza que la vida ha confiado según la gracia de Dios, esto es, una autorepresión productivista. Pero además, el filósofo Bolívar Echeverría detecta la existencia de un racismo constitutivo en la vida capitalista que así mismo cumple con la función de hacer visible entre los mortales la santidad de los que cuentan con la gracia de Dios. Estos “santos” o “elegidos” no sólo acumulan mercancías y dinero, como demostró Max Weber, sino que hacen visible y tangible su condición a través de un cierto tipo de cuerpo, de un particular lenguaje verbal y corporal, de cierta compostura, de una muy específica actitud entre jovial y audaz, de sueños y formas específicas de habitar y viajar por el mundo, etcétera. En suma, todo aquello que actualmente se ve como expresión del éxito y que abunda entre los artistas del Teletón, los empresarios de la televisora y los donantes, los locutores, los anunciantes, y algunos políticos. Es este racismo constitutivo lo que vuelve “identificables” a Enrique Peña Nieto, a Azcárraga Jean, a Adela Micha, a Luis Miguel, a Shakira, a Obama o al finado Steve Jobs, etcétera.

Al conjunto del comportamiento ético y racismo constitutivo es a lo que Bolívar Echeverría llama blanquitud. Salvo en casos extremos, esta blanquitud deriva en exigencias raciales de blancura. Pero en esencia no se trata de ser blanco, sino de mostrar de manera evidente y tangible la interiorización absoluta del capitalismo. En pocas palabras, lo que importa no es ser blanco sino ser y parecer capitalista, un santo entre los mortales por la gracia de Dios. Por eso el comerciante rico de la merced, el narcotraficante, el líder sindical, no acaban de ser del todo aceptados como “santos” o “elegidos”: sus esfuerzos de asimilación resultan más grotescos que efectivos.

La blanquitud, en tanto que racismo constitutivo y comportamiento ético de la vida capitalista, es profundamente excluyente. No puede no serlo. Lo interesante es que, a diferencia de la sola exclusión económica, se presenta a sí misma como buena y altamente recomendable. Para ella, ni siquiera cabe la objeción moral, aunque la exclusión económica le sea inseparable. Por lo demás, también se aviene bien con la identidad nacional. De hecho, se presenta como la realización más plena, de avanzada, progresista y moderna de lo nacional.

Si tras este periplo regreso a la pregunta de cuál es esa fuerza o virtud que hace posible la exclusión, bien puede responderse que es precisamente la vida capitalista. Es ella la que al construir un mundo exclusivo, excluye a diestra y siniestra por motivos de identidad nacional, económicos y de blanquitud. Y lo hace postulándolo como algo necesario e inevitable, como si fuera natural y no hubiese alternativa alguna. Por eso, foros como éste, intenciones como las que alientan los eventos de días como el de hoy, 17 de octubre, Día Mundial del Rechazo a la Miseria, son tan necesarios. Son estos actos los que nos ayudan a reflexionar sobre el absurdo de esta vida capitalista; son útiles para romper ese silencio que consiente la barbarie que la vida capitalista trae consigo.

Quiero concluir afirmando que una de las formas efectivas de romper el silencio es descreer de este mundo exclusivo. Vale la pena recordar que debemos a un escritor latinoamericano la palabra “descreer”. Por un craso error, a menudo esta palabra se toma por sinónimo de desconfianza. Muy al contrario, “descreer” quiere decir “desandar” el camino de la creencia. En otras palabras, desmontar lo que, al aparecérsenos como creencia, damos por descontado.  Así, pues, descreer de un mundo exclusivo implica, me parece, desandar el camino que precisamente ha hecho de éste, un mundo de exclusión sistemática. Una exclusión que es condición sine qua non de la organización capitalista de la producción de la riqueza social, y que, por lo tanto, no tiene nada de natural.  Romper el silencio, y junto con ello, la zona de confort, la ingenuidad, la ignorancia, etcétera, es decir con claridad y sin ambages que la exclusión de la identidad nacional, de la economía, de la blanquitud no es inevitable ni irremediable. Puede y debe cambiarse. El primer paso es sacudirse la “creencia” de que no se puede, y luego, cambiarlo todo paso a paso. Entre otras cosas, para eso sirve romper el silencio, ni más ni menos. Rompámoslo pues.

domingo, septiembre 30, 2012

A propósito del posible Faro de Aragón

(El día de hoy, iba yo a participar en un foro público organizado por un conjunto de jóvenes para promover la construcción del Faro de Aragón. Por razones de fuerza mayor, según me dijeron, se suspendió el foro. Este texto lo escribí para tal evento. Lo publico aquí porque quizá tenga alguna utilidad).

De los jóvenes y de los espacios culturales alternativos se puede decir casi cualquier cosa. Hay quien gusta criminalizar a los primeros y condenar a los segundos. Hay también quien casi gratuitamente gusta de dotar a los primeros de rasgos y características inigualables, y a los segundos atribuirles un potencial que depende de la sola palabra “alternativo”, como si las etiquetas, por decreto, crearan esas realidades a las que se refieren.

¿Sabemos, hoy, lo que en verdad es “alternativo”? Qué tan perdidos estamos en este saber nos lo indica el que se atribuya al sujeto que ejecuta la acción la condición “alternativa” del acto. En otras palabras: si procede del impulso de la “sociedad civil”, entonces la cosa nos parece “alternativa”. Tanto más si sus actores provienen de sectores oprimidos o marginales, sean indígenas, mujeres, o en este caso, jóvenes.

Pero lo “alternativo” no depende de quien ejecuta la acción, o por lo menos no preponderantemente. Lo “alternativo” hoy en día únicamente puede referirse a aquello que contribuye decisivamente a la construcción de una realidad distinta a la que impera actualmente en nuestra ciudad, en nuestro país, y en el mundo entero.

¿Qué realidad es esta que impera? Se trata del imperio de la más plena y absoluta barbarie. Ciertamente existen políticas públicas que intentan paliar los graves desajustes y desequilibrios provocados por el capitalismo global. También es cierto que no pocos seres humanos asumen ante estos desequilibrios una actitud pasiva, juzgándolos como naturales e inevitables. Pero ni lo uno ni lo otro pueden obviar la condición bárbara en la que vivimos. Es bárbara por dos razones fundamentales. Primera, porque lo que gobierna es el dictado de las cosas: el dinero, la acumulación, la productividad. En la barbarie en la que vivimos, son estas cosas las que definen los modos y los horizontes de vida de todos y cada uno de los seres humanos. Segunda, porque gobernados todos por igual por el dictado de las cosas, no vivimos igual ese dictado: para la mayoría, nada es suyo salvo el sudor, el dolor, el cansancio, y para muy pocos, el “goce”, que obtienen como resultado de aquel sudor, dolor, cansancio que ni les compete ni les interesa.

Entonces lo alternativo hoy en día sólo puede ser tal si en verdad se dirige, en la intención, en la operación, en el trato, en sus modos de gobernarse, etcétera, hacia la construcción de una realidad totalmente distinta, criticando la barbarie en la que vivimos. Esa otra realidad distinta únicamente puede ser la vida gobernada por los seres humanos, en su más plena autonomía y libertad, sin estar a merced de las cosas ni al sometimiento casi esclavo que lleva a muchos a producir y a otros pocos a disfrutar.

Así, un espacio alternativo puede ser promovido y fundado por cualquiera: la llamada “sociedad civil” o instancias políticas. Es cierto, sin embargo, que estas últimas son propensas a obedecer ciegamente el dictado de las cosas. Allí está la reforma laboral para comprobar esto. Por supuesto, dentro de esas instancias, hay sus excepciones, y muy honrosas, pero son siempre pocas.

De la llamada “sociedad civil” se puede decir exactamente lo mismo: no todo lo que ella hace o de ella proviene es alternativo, puesto que no necesariamente se dirige a construir una realidad distinta a la que impera, sino por el contrario, con mucha frecuencia se dirige a volver aceptable lo que es inaceptable.

Por tanto, un espacio alternativo cultural, para ser tal, ha de tener como objetivo la construcción de una realidad distinta a la que impera actualmente. Su particularidad es que encuentra en la cultura el lugar de esa construcción. Por cultura no me refiero solamente a la “alta cultura”, esa que presumiblemente se encuentra en bibliotecas, museos, y que se manifiesta en magníficas “obras de arte”, sino a lo que nos hace propiamente humanos, eso que nos permite dotar de sentido todo cuanto sucede a nuestro derredor. Un espacio alternativo cultural no pretende exclusivamente crear “públicos” que sepan “admirar” y “valorar” lo que se les trae, ni se afana en hallar mecánicas que permitan “pasar” el tiempo agradablemente, sino ante todo promover la admiración y valoración de la propia capacidad creativa de quienes en ese espacio convergen. Sólo el que vive en el acto creativo puede sobrecogerse ante otro acto creativo. Esto es precisamente lo que sucede en el Faro de Oriente, y lo que me parece ha de tomarse como guía para la construcción del FARO de Aragón. Pues de ese acto creativo depende dotar de sentido lo que se vive: como crítica a la realidad y como proyección y construcción de un otro mundo posible.

La historia del FARO de Oriente tiene muchas lecciones que ofrecer. Una de ellas, que no es menor, es precisamente la idea de que un espacio alternativo cultural como ese no es ni puede ser solamente para jóvenes. Andrea González, una de las responsables de las políticas juveniles durante el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas y promotora de la creación y construcción del Faro de Oriente, afirma que ellos, los fundadores, eran “fundamentalistas con el tema de los jóvenes”, y que apenas abiertas las puertas, se percataron que les hacía falta todo: espacio para mujeres, para niños, para adultos mayores. No hay que olvidar esto.

Entiendo perfectamente que la preocupación de quienes promueven este tipo de espacios, y particularmente este espacio del Faro de Aragón, les venga de ser mujeres y hombres jóvenes. Quizá en ellos la condición de barbarie se viva de manera más acentuada: carecen de la “felicidad” de la niñez, de la “resignación” del mundo adulto y de la “añoranza” de la vejez. Pero justamente por eso sus perspectivas deben ser más amplias, más trascendentes.

Sobre todo, me parece, pueden deshacerse del equívoco en el que se incurre frecuentemente: la reivindicación de la particularidad, con todo y lo relevante que es, no ha de hacernos olvidar que uno de los pilares sobre los que se tiene que edificar una realidad distinta a la imperante es la igualdad. Esto es la igualdad necesaria e implícita para que exista la plenitud, la libertad, la autonomía de todos y cada uno de nosotros. Recuérdese que es precisamente esta igualdad la que rechaza el imperio de la barbarie capitalista que vivimos. Y que a menudo, el modo de enmascarar esta condición desigual, es a través de discursos que reivindican ante todo la particularidad, que es un modo de volver aceptable la desigualdad.

Creo, además, que esta amplitud de miras es necesaria para de este modo convencer e incluir a esas voces, no sé si muchas o pocas, que se niegan a aceptar la construcción del Faro de Aragón en este lugar, porque piensan que el modelo del Faro es para población vulnerable o jóvenes en riesgo.

Pero la amplitud de miras también es necesaria para que las autoridades del Distrito Federal que intervengan en la construcción de este espacio, lo piensen como algo mucho más rico y complejo que la captación de votos, la filiación corporativa, y la mera presencia política en espera de resultados políticos. Si las autoridades del DF son, como dicen ser, de izquierda, habría que exigirles la dotación de recursos para la construcción del Faro de Aragón, y también los que sean necesarios para su operación en condiciones óptimas. Otra vez el Faro de Oriente es un proveedor de lecciones: después de su fundación, durante algunos años, padeció el fuego amigo: la escasez presupuestal, la precariedad, el desdén. Hoy, que es un éxito, padece otro fuego amigo: el que le quiere convertir en rehén de clanes y tribus políticas que se disputan espacios de gobierno. Sería bueno tomar nota de esta circunstancia para exigirle al Gobierno del DF amplitud de miras.

Me parece que únicamente en estas condiciones podría hablarse del Faro de Aragón como un espacio alternativo cultural. De otro modo, estaremos frente a un esfuerzo loable pero intrascendente. Cosa de escoger lo que se quiere que este Faro sea.

jueves, septiembre 27, 2012

Lo uno o lo otro

El sistema no se percata que él mismo es parasitario, una suerte de tumor incapaz vivir por sí sólo. La reforma laboral es el instrumento del suicidio. Habrá mucho sufrimiento para el trabajador, no cabe duda. Pero para el sistema sólo hay dos caminos: el colapso absoluto por desfallecimiento de la fuerza de trabajo o por rebelión organizada de esa fuerza de trabajo. Lo uno y lo otro significan la muerte del sistema. Decidamos cómo ha de ser esta muerte: en plena barbarie o en la audaz construcción de un mundo nuevo.

lunes, septiembre 24, 2012

Sorpresas te da la vida

La vida es demasiado azarosa como para tomarla muy en serio. Hoy salí a caminar un rato para despejar los nubarrones de mi pensar. Escogí un recorrido amable, agradable a la vista. Pero en una calle angosta, “normal”, me di de frente con una transacción de sustancias que alteran la conciencia. Vi cómo manos se metían veloces en chamarras o se escabullían tras la cintura. Supongo se hizo el silencio, pues escuchaba música desde mi Ipod. Comencé a pensar velozmente; mis pasos no titubearon ni aminoraron: debía seguir caminando aunque ello supusiera ir directo hacia los protagonistas de la transacción. Todos tensos. Yo más que ellos. Al pasar, me escuché decir buenas noches. Nadie respondió pero tampoco nadie se movió. Seguí de frente, sin voltear, sin parar. El cielo, ya oscuro, lucía sus nubes de plata.

martes, septiembre 11, 2012

Mal que nos pese


Es interesante: la decisión de AMLO se analiza desde su “costo” (más dinero del erario público para un nuevo partido político) o desde su ambición para el 2018 (querer ser presidente a toda costa). Ante tal reduccionismo, no cabe sino la sonrisa sarcástica. ¿Qué otra cosa puede despertar el análisis promovido desde las cimas del poder?

Existen aspectos que no pueden pasar inadvertidos. El más significativo es que desde hace tiempo el PRD se encuentra en la derecha. La “moderna moderación” que promueven las tribus que lo dominan no es otra cosa que un reclamo de inclusión en el reparto del poder político y económico que llevan a cabo tecnócratas de diversa ralea. Acabar con la “esquizofrenia” del partido, como dijo uno de sus “dirigentes”, quiere decir exactamente esto: asentarse bien en donde están, la derecha, sin tener que apelar a estrategias de simulación de “izquierda”. He allí el camino mostrado por Rosario Robles. Gracias a la eliminación de la “esquizofrenia”, ahora Robles se muestra como “la avanzada” de la “moderna moderación” socialdemócrata a la que aspiran los “dirigentes” del PRD.

Otro aspecto decisivo es que sin saber estar en la izquierda, la fuerza decisiva del PRD le viene de la “moral”. Después de todo no ha de ignorarse que a su fundador se le llame “líder moral”, y que desde el 2006 se haya insistido en que AMLO tiene un fuerte liderazgo “moral”. De hecho, el propio tabasqueño insiste en advertir que su fuerza proviene de la dimensión moral de su comportamiento. Incapaz de pensar y diseñar una realidad distinta a la realidad del capitalismo, el PRD ha insistido más en la “objeción moral” que si no consuela al menos otorga una “razón trascendente” que dignifica en medio de la derrota y la impotencia.

No cabe duda que en esta esfera, AMLO es la “dimensión moral” por excelencia del PRD. Al irse de ese partido, lo coloca en una situación insostenible. Este partido no podrá apelar al argumento moral para justificar su manifiesta intención de apoyar todo cuando la tecnocracia quiera con tal de permanecer en el reparto de poder político y económico. Voces de muy distinta índole piden a gritos que el PRD aproveche su condición de “segunda fuerza” política. ¿Qué es lo que esto quiere decir en un país al que se le pretende someter a las muy draconianas medidas que exige el capital global? ¿Que haya transparencia en la explotación? ¿Que se dé una explicación puntual y justificada de por qué es necesario hacer recortes sociales? ¿Qué? El PRD ya no sufrirá de "esquizofrenia" porque todo habrá de explicarlo desde el pragmatismo que le define y desde el ámbito de la derecha que disputa.

Obrador se va de ese partido con su enorme bono moral. En condiciones normales, resultaría dudoso que pudiese fundar un partido. La moral sirve si acaso para fundar sectas. No obstante, dada la rapacidad y decandencia de la situación nacional, de la que no cabe esperar sino que vaya en aumento (Salinas sonriente), ese bono moral le servirá con creces para fundar un partido. Y por más que a muchos les produzca escándalo que se deba mantener otro partido, lo cierto es que es necesario. En el horizonte actual, no hay otro actor político capaz de objetar lo que se viene que él. Además, cuenta con la experiencia de haber fundado el PRD. Y tiene tras de sí un largo proceso de organización que no puede desdeñarse.

Los que creen en la democracia partidaria tienen una valiosa oportunidad para influir en la fundación de un nuevo partido y en el rumbo que dentro del contexto nacional ha de asumir el nuevo instituto político. Incluso tienen la oportunidad de dotarlo de una mística moral que si bien por sí sola no es suficiente para estar en la izquierda, por lo menos ayuda a deslindar y evidenciar lo que la derecha quiere y el capital impone.

Desde otra perspectiva, la separación de Obrador del PRD y del resto de los partidos no significa gran cosa. Las alternativas no están pasando por los institutos políticos. Para ese rumor que en y desde la izquierda se origina, este asunto es del todo indiferente. Y aún así, mal que le pese esta decisión de Obrador. Después de todo ayuda a desembarazarse de todos esos partidos que dicen ser de izquierda pero están en la derecha.

martes, septiembre 04, 2012

Premonición

¿Es mi imaginación o hay un verdadero revival del Chavo del Ocho? En las calles, en los semáforos, se venden gorras y muñecos de este personaje. Me sorprende no tanto por el Chavo del Ocho en sí, sino por el momento del revival. Cualquier malpensado, y de esos soy yo, diría que entre el revival de este personaje y el del PRI en su versión “copetona” hay una conexión demasiado estrecha, que no se debe exclusivamente a la casa productora de ambos, Televisa, sino a la muy notable reivindicación de un cierto tipo de imbecilidad que todo lo “hace sin querer queriendo”, por un lado, y por el otro, que hace de la pobreza una “condición” simpática y loable y no el resultado de un sistema injusto. ¡Lo que se nos viene en los próximos años!

viernes, agosto 31, 2012

Good bye stranger

Termina un sueño corto pero profundo, el de la credulidad. El fallo del TEPJF cerró con broche de oro ese sueño. Lo que queda es la desnuda realidad, esa pesadilla en la que vivimos. Despertar aquí obliga a preguntarse por aquel sueño en el que la democracia mexicana, incipiente, niña, falta de madurez, se concretaba en las instituciones creadas y dispuestas para procurarla, fomentarla, cuidarla. No hay, no hubo sueño más falaz. Ya no hay modo de negar que esas instituciones están allí en realidad para algo distinto de lo que teóricamente fueron creadas. Lejos de ser resultado y garantes de la democracia, son mediadoras y herramientas de monopolios y oligarquías. Ellas solas se desnudaron. No hubo fuerza externa alguna que desde una esfera ajena a ellas les hiciera tal exigencia. Precisamente por eso es un craso error suponer que al ser "depuradas", "rescatadas", esas instituciones retornarán al redil y cumplirán con las funciones que les atribuye el sueño democrático. No. Las instituciones, las que actualmente existen, son inútiles para la vida democrática. Ahora que demostraron ser mediadoras y herramientas de monopolios y oligarquías, es decir, de intereses privados y particulares, no tienen por qué ser obedecidas ni consideradas. A ellas no se les debe respeto o consentimiento alguno: hacerlo es aceptar el sometimiento, la esclavitud al interés privado y particular. Y como se sabe, la democracia tiene que ver con el interés público y general. Asumamos y no nos arredremos ante la pesadilla en que vivimos: el saber que no hemos construido democracia alguna y que, más bien, para evitarnos la fatiga, e incluso la violencia que ello supone (el interés público y general vs. el interés privado y particular), nos dedicamos a soñar un sueño de credulidad inaudita. Pero hoy despertamos, y la desnuda realidad únicamente es equiparable a una pesadilla. Valdría la pena hacerse cargo de esto y no volver a exigirse el sueño de la credulidad.

domingo, agosto 26, 2012

Colapso

Con un excandidato que prometió irse a la chingada si el pueblo seguía en su masoquismo, y un candidato presuntamente ganador de la elección presidencial que, ese sí, debiera irse a la chingada por todas las irregularidades cometidas para hacerse del poder, la mismísima chingada ha dejado de tener sentido y la palabra se ha quedado sin contenido alguno. Demasiado lejos están las elucubraciones pacianas sobre la chingada, lo mismo que el uso corriente que ante la ofensa y el enojo recomendaba al causante irse directo y sin escalas a la chingada. Ésta, la chingada, tampoco es ya ese lugar al que heroicamente uno se exilia cuando el hartazgo, la decepción o la tristeza ejercen su impune dominio sobre la realidad, ni mucho menos es sinónimo de “echarse” lo mismo una cerveza que un polvo. Proclamemos entonces un sentido réquiem por la chingada: lugar al que ya nadie va, lugar al que ya nadie puede ir. Lugar inexistente y palabra vacua, o peor aún, modo de decir: me quedaré donde estoy porque las palabras ya no significan nada y todas las utopías han muerto.

jueves, agosto 16, 2012

Para masticar la añoranza de la ciudad de México

No sé a qué se deba, pero la mayoría de las conversaciones que sostengo me dejan pensando. No es que sostenga de modo recurrente conversaciones demasiado interesantes ni que a mí me importe hallar relevancia donde no la hay. Pero la mayoría de las conversaciones tienen la extraña virtud de lanzarme azarosamente por veredas sorprendentes.

Hoy en una breve conversación virtual alguien me hizo saber su añoranza por la ciudad de México. Con nostalgia dijo que regresaría en semana y media. Al concluir la conversación esa nostalgia se quedó rondando en mi cabeza convertida en la pregunta del por qué de esa añoranza.

Lo sorprendente es que esa pregunta me hizo recordar que no he escrito ni garabateado en papel alguno mi experiencia colombiana. Sin embargo, en algún lugar, expresé la sensación que me invadió el regresar y circular por las calles de la ciudad de México.

Fue gracias a este rebote caótico de mi modo de estar en el mundo que hallé en mí la respuesta que quizá a aquella persona le ayude a masticar su añoranza: la ciudad de México se extraña porque es un abrazo sin frontera y un íntimo beso caótico que siempre linda con la muerte.

viernes, julio 06, 2012

¡Ah que los trasnochados de siempre!


Surco los mares de las noticias y de lo que se dice en la red para descubrir el horror que producen dos palabras: rebelión y revolución. Lo más paradójico es darse cuenta que este horror lo comparten muchos, desde trincheras supuestamente diferentes. Tomo como ejemplo destacado al  representante del PRI ante el IFE, Sebastián Lardo de Tejada, que califica de “trasnochada” la idea de rebelión en pleno siglo XXI, por no citar ejemplos de quienes rebelándose también ven con horror la idea de la revolución.
Esta es una buena oportunidad para reivindicar tanto la rebelión como la revolución. La gran trampa en la que vivimos, resultado de la democracia acotada, tergiversada, y pervertida por el capitalismo, es la suposición de que el estado de derecho impuesto por instituciones de este sistema es el único marco posible para el disenso y la protesta. De este modo, los beneficiarios de este sistema, han expulsado el derecho a la rebelión: ese derecho que puede ejercerse cuando el estado de derecho, corolario de un sistema inicuo y de explotación, es una ficción, una entelequia, un mero discurso que legitima el status quo del sistema y que se distingue por ir en contra de la voluntad soberana de los ciudadanos en beneficio de la voluntad del capital. También, con la letanía institucional y el estado de derecho, han expulsado no sólo el mito sino la idea de la revolución: la posibilidad del cambio radical de la realidad a partir de la voluntad política, autónoma y libre del ser humano que busca el beneficio colectivo y el bien público.

Semejante expulsión se hace también apelando a una trampa evidente: confundiendo deliberadamente la rebelión y la revolución con el uso de las armas. Ciertamente aquellos modos rebeldes y revolucionarios que usando las armas desafiaron al viejo régimen o al sistema capitalista parecen estar fuera de lugar. No tanto por su impertinencia (allí está Libia como ejemplo reciente de lo pertinente que puede ser), sino porque la configuración global actual les vuelve en extremo difícil. Sin embargo, la rebelión y la revolución no se agotan ni se reducen a su aspecto armado. Tanto la una como la otra en realidad son el resultado de una puntual articulación entre actitud y proyecto: no asumir la imposición de un ficticio y lesivo estado de derecho, por un lado, y por otro, establecer, sin darle la espalda a la historia, las bases para una realidad radicalmente distinta. Esta articulación exige sacudirse el yugo que somete y trabajar libre, autónoma y políticamente por esa realidad que se quiere. Esto puede hacerse sin recurrir a los modos armados. La “insurgencia civil”, pacífica, es un camino tan eficaz como en su momento fue lo otro (la Revolución francesa, la Revolución mexicana, la Revolución Rusa), a condición de que en su ingenuidad no refuerce el status quo (este es el riesgo fatídico para #yosoy132).

Así que la rebelión y la revolución no tienen nada de trasnochadas ni extemporáneas. Ambas se constituyen en el único “lenguaje” verdadero dentro del sistema capitalista. Es el único “lenguaje” desde donde se puede construir una realidad radicalmente distinta a la que vivimos. Es el único “lenguaje” humano que puede y ha de contraponerse al de las cosas. Y como tal es siempre similar a todo parto: doloroso y festivo a la vez. No se arredre quien sufra descalificaciones por ser rebelde o revolucionario, tampoco se obnubile con el canto de las sirenas armadas. Siga por la ruta de la actitud y proyecto cotidianos, y cuando sea necesario, por las coyunturas excepcionales.

jueves, julio 05, 2012

Vacuidad

Yo veo mucha ficción por todos lados. Tanta como esos letreros de “empresa éticamente responsable” de Starbucks. Porque hoy ya no es necesario demostrar nada en tanto que tampoco es indispensable “ganar” y “convencer” en la arena pública. Cada quien en su soliloquio virtual confunde su “red” con el ágora. Es la época de la vacuidad en donde, por ejemplo, se puede ser éticamente responsable al mismo tiempo que se explota campesinos, y se hace del joven un entusiasta de los “servicios” para que, feliz, se “ponga la camiseta” de la empresa y asuma la recompensa de la propina como el resultado de “su” empeño. Vivimos una época en la que hay un gran espacio privado que simula ser público. Aquí no hay inconsistencias, puras “circunstancias” que han de dirimirse en el espacio que les “corresponde”. Por eso, me parece, la sensación permanente de espuma en gran parte de lo que se ve.

miércoles, julio 04, 2012

Cuesta en la cuesta de hoy

Robemos a Cuesta. “Nuestra historia está más preocupada por hacernos un carácter que por hacernos un paraíso” –escribió. Hay que concederle la razón. En otras palabras, la historia contemporánea de este país está más preocupada por inculcar la resignación que lograr la democracia, el esfuerzo que el goce pleno del bien común. Eso cansa.

lunes, julio 02, 2012

A vuelo de pájaro y desvelado


1.- De perfección a perfección. La idea no es mía pero me convence: el PRI pasó de la dictadura perfecta a la máquina electoral perfecta. Sin haber sido partido político hoy se comporta como tal. Su triunfo hace patente el éxito de su transformación.




2.- De la desaparición de los políticos. Visto de conjunto, lo que parece desterrado es el político. La quintaesencia de ellos, representada por AMLO y por Beatriz Paredes, sucumbe ante los “nuevos” representantes: los perfumados, los juniors, los copetones, producto de los poderes fácticos y de la “envoltura” de toda mercancía. Lo que se observa es una peligrosa vinculación entre éstos nuevos representantes y los integrantes de ciertas movilizaciones sociales. En forma hablan el mismo lenguaje, aunque en contenido haya distancia. Pero hoy, al parecer, eso es irrelevante.




3.- Del voto de castigo. Entender la elección como un voto de castigo al PAN implica reconocer el fracaso y la ineptitud de los últimos dos gobiernos mexicanos. Inflación, desempleo, muerte, desigualdad, elitismo, racismo, etcétera, son su legado. En este sentido, habría que reconocer una peculiar conciencia en el electorado mexicano. Ni modo de descalificar a quienes votaron por EPN. Siempre y cuando, claro, se esté convencido de que lo que ayer sucedió fue un voto de castigo.




4.- De la incapacidad de articulación. Hay un conjunto de elementos que no pueden desestimarse: el voto de castigo no lo capitaliza un “político” ni una “opción” que se proclama como cambio verdadero. En buena medida ello se debe a la incapacidad de articulación de lo que podría llamarse un “frente opositor”. Razones sobran. El puritanismo de un movimiento que no supo asumir en su dimensión adecuada la coyuntura electoral. Un candidato que pese a haber recibido respiración de boca a boca por una creciente inconformidad no pudo contener sus oscilaciones ni desatinos. El entusiasmo de los partidarios confinados a burbujas de iguales. Y un largo etcétera.




5.- Del nuevo absolutismo. Según se mire puede intuirse que el voto de castigo es en cierto sentido un voto a favor de los “poderes absolutos” dentro de la “democracia” mexicana. El DF y el Estado de México son síntomas particulares. Al parecer los electores desestiman las discrepancias. No tanto porque entorpezcan los procesos sino porque la razón de ser y meta de esas discrepancias es el beneficio particular de quien está en el poder. Quizá los electores mexicanos hicieron un cálculo: el robo y el reparto es más útil que el robo sin reparto. La preocupación por el interés particular y el entorno inmediato tuvieron un peso decisivo en la reciente elección.




6.- De la inoperancia democrática en el capitalismo. Por debajo de los colores y el ruido lo que sucede es la reiteración formal y legal del capitalismo más voraz y menos productivo. Voto por voto y casilla por casilla triunfan el entretenimiento, las finanzas, la apertura al capital extranjero, el tráfico de drogas, etcétera. El elector interioriza esto. Ya le es imposible imaginarse como un ciudadano no capitalista y opta por vivir como mercancía: venderse al mejor postor, venderse en cuanto pueda y en el precio que sea. Quiere gozar de las migajas que ofrece el sistema. Hace con su escasa voluntad un signo de dólar para ir a voz de cuello ofreciéndose y solicitando un poquito de beneficio. Su conservadurismo es atroz porque lo que intenta es conservarse como cosa en un sistema de cosas que otorga a las cosas el dominio de la escasa vida humana que le queda.




7.- De la necesidad de repensar la democracia. ¿Y si lo que no sirve es la democracia dentro de y en el capitalismo?

lunes, junio 25, 2012

Razones desesperadas

Me dices que ninguna de las razones esgrimidas te alcanza para votar por AMLO: ni el voto por convicción, ni el voto útil, ni el voto cívico que propongo. Lo comprendo. En los últimos días me he encontrado a muchas personas que afirman lo mismo. Personas sensatas para las que votar por el PRI o el PAN es impensable. Y AMLO no les convence. De Cuadrado ni hablar.

Me quedan dos razones por las que quizá puedas decidir tu voto en favor de AMLO. Son razones absurdas y desesperadas, quizá incluso irracionales. Pero creo que todos estos calificativos son irrelevantes dada la circunstancia electoral en la que nos encontramos.

La primera es tener la posibilidad de presenciar un fenómeno extraordianario y poco frecuente: la ironía del destino. Piénsalo: si llegase a ganar AMLO, el señor Calderón deberá entregar la banda presidencial a quien no sólo considera su enemigo acérrimo, sino contra quien hizo fraude, según una creencia muy extendida. Pero lo más irónico es que ese señor Calderón, que entró por la puerta trasera para tomar el poder, saldrá por la puerta delantera y grande al entregar el poder.

¿No te parece suficiente?

La segunda es más difícil porque exige gran disciplina. Consiste en aceptar a AMLO como idea solamente. Para ello hay que borrar todo cuanto se sepa sobre él. Sobre todo hay que evitar ir a sus cierres de campaña y leer o escuchar cuanta opinión docta o militante hay sobre él. En otras palabras, apagar radio, televisión e internet, evitar las reuniones sociales, no leer los periódicos, y ocuparse hasta lo imposible en cualquier cosa de aquí al 1o de Julio. Llegar a ese día con una saludable cabeza vacía, sin otra reflexión que un mantra: AMLO como idea es bueno.

¿Tampoco?

Si ninguna de estas razones desesperadas te convence, pues anula tu voto con la tranquilidad de quien hizo lo humanamente posible para convencerse a sí mismo de votar por uno de los actuales contendientes a la presidencia de la República.

domingo, junio 24, 2012

Cachitos de ciudad

Mientras espero, escucho a la gente mayor hablar de la elección. Todos a favor de Vázquez Mota. Nadie les objeta. Me sorprende que el respeto a la edad signifique condescendiente asunción de sus afirmaciones.
Una de estas personas me pregunta mi opinión. “Coincido con su análisis pero no con su punto de partida. Está equivocada. Eso sucede porque a menudo es mejor repetir, sacar el sentimiento a flote, que pensar. Lo primero, querida señora, es hacer a un lado la valoración de género. Lo segundo, las telenovelas. Lo tercero, sus frustraciones. Lo cuarto, ejercer algo parecido al sentido común que vuelve evidente el fangoso sustento de toda promesa electoral y de toda propaganda. Luego, vote”. Sonrío y sigo leyendo el Proceso. Estoy harto de este periodo y lógica electoral.

La fragilidad que somos

No hay “callada manera” en el interior. Allí siempre es bulla. Todos los pensamientos que puedo ser allí se juntan libremente. Hacia afuera llega, siempre, la versión disminuida de mí. La frágil versión de mí. Eso nos pasa a todos. Te pasa a ti, a ti, a ti y a mí también. La única diferencia es atreverse a ver esos pensamientos por más desconcertantes que sean. Es la única manera de conocer nuestras orillas, nuestros suburbios, nuestros horizontes desagradables, la nada que ocultamos. Nuestra fragilidad de afuera adquiere de allí su muy escasa consistencia.

lunes, junio 18, 2012

Y la duda cruzando por el camino...


Viajas y llegas a conclusiones en este momento “indecibles”. Regresas al ajetreo citadino, a las noticias, a la venta de análisis para cualquier gusto. Te reciben unas preguntas y unas encuestas. Te dices que es mejor no decir, pero sabes que lo dirás. Porque si la rabia ajena te orilla a guardar tu opinión, ello significaría una íntima derrota. Sabes que no estás dispuesto a eso. Por eso opinas.
Pongamos por caso, te dices, que las encuestas afirman en verdad algo: una disputa política entre tres candidatos. Te dices que lo sorprendente no es que un día y otro el segundo lugar sea para uno u otro candidato, sino que en el primer lugar siga el mismo candidato. Quizá por eso, como sin querer, le preguntaste inopinadamente a distintas personas sobre la realidad de aquel pueblo, de aquel estado, de aquel país que desde allí se ve. Las respuestas confirman la tendencia general de las encuestas.
Te dices, además, que lo que sospechabas parece cierto: las movilizaciones recientes han hecho visibles a quienes ya tenían una definición previa, a quienes al menos ya habían decidido votar en contra de alguien. Sabes que no te ganas buenas miradas cuando te refieres a la espuma de leche que hierve. Pero piensas que es cierto: no logra convencer sino a los ya convencidos. No articula ni convoca: la relación entre número de manifestantes y cantidad de quienes convocan arroja promedios ínfimos. Preguntas por aquí y por allá y recibes la misma respuesta: unos cuantos.
Piensas que es incorrecto partir del supuesto de la imbecilidad de la gente. Lo de la manipulación hay que repensarlo, meditas. A nadie preguntas por las razones de sus inclinaciones electorales. Pero insistentemente rebota en tu cabeza lo que dijo el artesano: “No es que negocien, la cosa es quién sabe y quién  no. Nuestra experiencia nos dice que los otros partidos no saben. Son como niños”. El guía, que lee a Benedetti, que es abierto, inteligente, que quiere estudiar filosofía apenas termine la preparatoria, lo reitera: “Aquí estamos tranquilos porque estamos cerca del Estado de México”. Es el tono con que lo dice lo que da cuenta de lo que piensa. No necesita guiñar el ojo ni justificarse.
Tienes ganas de creer, como los cientos, como los miles que creen. Pero algo en el fondo te dice que no, que aunque maravilloso, ese canto de sirena no ayuda. Traes la deuda pendiente que platicaste con la periodista antes de partir y antes de regresar: hay que prepararlos para después, hay que forjarlos “porque tú y yo sabemos lo que es una derrota de esas dimensiones”, dijo la periodista. Los años como aplanadora te pasan encima. Menudo referente, piensas.
Regreso. Me acosan preguntas y encuestas. Y este dudar si escribir o no.

jueves, junio 07, 2012

Acto cívico


Haciendo un esfuerzo supremo logré sentarme a ver por un rato el programa Tercer Grado. Debo decir que desde hace tiempo no veo los programas de Televisa ni de TV Azteca. Ninguno logra mantenerme atento más de 1 minuto. Pero ayer, ante la retahíla de mensajes en las redes sociales sobre la terrible dinámica del programa, y en buena medida gracias a que traía varias cervezas encima, me instalé cómodamente y sintonicé el programa.


Debo confesar que Maerker y Trujillo no me parecen tan estultos como "aparecen" en ese programa. No opino lo mismo de los demás. Creo que Gómez Leyva y Riva Palacio potencializan su enorme capacidad de ser anodinos, y que el resto son más entusiastas que inteligentes, más esforzados que sagaces. De aquí que el programa sea indigesto. Pero seamos justos: el programa no está hecho para generar ideas, mucho menos para informar. Lo que ese programa busca es "posicionar" a sus "periodistas" y a la televisora ante una audiencia que, atiborrada de discursos vacuos sobre la democracia, quiere creer en la seriedad de 8 periodistas que lanzan cualquier cantidad de lugares comunes disfrazados de preguntas.


Lo que alcancé a ver el día de ayer fue algo parecido a un circo. No había "toma y daca" sino interrupciones sin cesar, respuestas elusivas, posturas encontradas, rencores. Eso es lo que desató tanto mensaje en las redes sociales. Pero más allá de eso, lo que allí se vio fue a un candidato haciendo política. Sabía que la audiencia del programa es enorme y que era una oportunidad para, como él dice, "informar". En este sentido, pese a la tensión del encuentro, el candidato acabó usando a su modo ese espacio. Hábil hasta el tuétano, hizo con el programa lo que quiso. Probablemente los periodistas se dieron cuenta de ello y eso acrecentó su enojo. Después de todo no supieron jugar en su propia cancha. Su habilidad frente a cámaras se mostró inferior frente a un candidato que no respondía directamente las preguntas que se le hacían, que "informó" lo que quiso, que no perdió los estribos, y que hizo de la tautología núcleo de no pocas de sus afirmaciones (si gano reconozco el resultado).


Desde otra perspectiva, no cabe duda que este programa "posiciona" a la televisora ante un discurso vacuo sobre la democracia: promueve la discusión, informa, y permite que un candidato haga uso de su espacio como le venga en gana. Es decir, con programas como estos se cura en salud y sale al paso de las acusaciones que se le hacen sobre "parcialidad". De hecho, esta televisora ha hecho lo mismo tiempo ha: desde 1985 ha generado este tipo de espacios por los que han desfilado todas las oposicioines habidas y por haber. La televisora sabe que para ella todo suma. Suma el que venda una actitud a sus televidentes (periodistas que gracias a la magia del "look" se venden como "carne fresca" de la "inteligencia"); suma el que abra sus puertas a un "candidato" con el que no simpatiza; suma el que se exalten, se interrumpan, se digan cosas fuertes, cual Talk Show. Suma porque ya se aprobó la unión entre Iusacell y Televisa, según se rumora. Ellos están en lo suyo, el negocio, mismo que esperan doblegue a cualquier candidato que gane la elección presidencial este 1o. de julio.


Mucho se discute si el programa de ayer es parte de una estrategia de la televisora en contra de AMLO. Me parece que para discenir esto hay que tomar en cuenta la conjunción de varias actitudes que coinciden en refutar la honestidad de este candidato y que, adicionalmente, intentan contener el "respiro" que le ha dado la movilización del 132. Como se sabe, la política formal electoral se define en la articulación de datos duros y percepción. Al PRI le preocupa sobre todo el asunto de la percepción, en donde es evidente el crecimiento de AMLO y la caída de Peña Nieto. No deja de ser interesante que al PAN también le preocupe esta situación. La aparición de spots similares, tanto por parte del PRI como del PAN, indican en dónde se encuentra la percepción sobre AMLO. De aquí que efectivamente, lo de la televisora parece formar parte de una estrategia contra AMLO.


Sin embargo, no hay que incurrir en el error de suponer que los adversarios de AMLO son tan ingenuos. Es evidente que no esperan que los spots o los programas contengan su avance en cuanto a percepción se refiere. Lo que buscan, y creo que con efectivadad creciente, es potencializar el encono entre los seguidores de AMLO. Porque el encono facilita su filtración, su provocación. Basta ver la cantidad de mensajes que se mandan por las redes sociales para darse cuenta la efectividad de este proceso. Atacar, descalificar, etcétera, mina cualquier ejercicio reflexivo serio, cualquier argumento mínimamente razonable, y paulatinamente se va correspondiendo con confrontaciones verbales y físicas muy reales, como ya sucedió en Coyoacán, en la UAM, y en algunos estados de la República. Esto es lo que en realidad puede contribuir a destrozar cualquier percepción.


En cuanto a los datos duros no hay mucho qué decir. Las encuestas se han vuelto un tema controvertido. No sabremos nada hasta el día de la elección. A diferencia de lo que sucedió en 2006, lo único que puede volver reconocible el triunfo de tal o cual candidato será una diferencia de votos aceptable. De lo contrario, el país se verá inmerso en una situación complicada y riesgosa.


La circunstancia, que para muchos es angustiante, obliga a preguntarse por quién votar. En varios lados esucho esta inquietud. Encuentro a muchos que afirman anularán su voto. Otros muchos dicen que votarán en contra de Peña Nieto y Vázquez Mota, "por lo que representan". Otros muchos son convencidos partidarios de AMLO. Los que me preguntan, haciendo a un lado los votos por convicción (entre los que cuento anularán su voto) hablan sobre todo del voto de castigo o el voto útil (que por supuesto no están dentro de los votos por convicción). Me piden, a veces me exigen incluso, que les diga si no haré uso de alguno de estos votos.


Primero, me parece impensable un voto que no sea por convicción. Por tanto, desecho la posibilidad del voto útil o el voto de castigo. Segundo, aunque no lo parezca, hay una diferencia entre la cualidad de un voto y la cantidad que ese voto suma (+1). Por ejemplo, el voto útil supone cualitativamente votar en contra de Peña Nieto aunque cuantitativamente sea un voto en favor de algún otro candidato, digamos que de AMLO. Su valor cuantitativo no implica un apoyo convencido e incondicional a AMLO, sino un NO a Peña Nieto, que es en verdad su dimensión cualitativa.


Desde esta perspectiva, me parece que dadas las  circunstancias, puede hablarse de la necesidad de una actitud cívica más que de un voto útil o de castigo. Una actitud cívica que se funda en la idea de que el proceso democrático no puede ni debe cimentarse en la confabulación de los poderes fácticos que exigen al ciudadano definir su voto a partir de la provocación, la amenaza y el miedo. Un proceso democrático que para dar como resultado la elección de un candidato se basa en estas estrategias irracionales no sólo mutila al ciudadano sino que abjura de su propia calidad democrática. En este sentido, adquiere relevancia un movimiento apartidista que exije un voto razonado. El problema es que la coyuntura electoral allí está, no se puede soslayar. Por tanto, un acto cívico en este momento es votar en contra de quienes escamotean la democracia al promover irracionalmente la provocación, la amenaza y el miedo para definir una elección. En este momento, votar a favor de un candidato quiere decir poder ubicarlo como alguien que si no promueve grandes y espectaculares transformaciones, por lo menos, y esto ya es decisivo, no contribuye a que el proceso democrático muera por suicidio. Hay que decirlo claro: en este momento ese voto convertido en acto cívico sólo puede ser por AMLO.


Esto no significa en modo alguno confundir la dimensión cualitativa con la dimensión cuantitativa del voto. El +1 para AMLO no implica estar de acuerdo con él ni concederle lo que no tiene (basta su reticencia a aceptar y promover el aborto para dudar de su supuesta adscripción a la "izquierda"). Por más que sus adoradores se enojen, lo que AMLO ofrece es "detener" la caída libre en la que está el país. Eso, evidentemente, es mucho y muy valioso. Pero de allí a esperar un cambio fundamental es hacerse el ciego ante todas sus contradicciones, limitaciones, y demás cosas que, ya sé, de decirlas ahorita, se me acusaría de cualquier cantidad de sandeces. Por fortuna, desde hace muchos años las he señalado. Así que no tiene sentido enumerar de nueva cuenta.


En conclusión, la única razón por la que podría votar por AMLO sería por considerarlo un acto cívico. Pero aún falta mucho para la elección. Los escenarios electorales, por coyunturales, cambian con celeridad. Es probable que siga firme en mi idea de anular el voto como el único modo legal de rechazar a todos los partidos por su demostrada incapacidad para plantear y promover un cambio de sistema.


martes, junio 05, 2012

¡Al carajo!


Para Raquel.


En el calendario hay días que destilan punzadas de dolor. Hoy es uno de ellos. Pocas veces el correr de los días y las manecillas del reloj parecen confabular para conducir al callejón sin salida de la pérdida. Cierto es que el mundo en general está constituido por todas las pérdidas de todos los tiempos y de todas las personas. Sin embargo, eso no consuela. Porque de todo ese cúmulo infinito de pérdidas a cada uno nos corresponde alguna vital, alguna que nos dificulta el respirar, el ver, el escribir.


Hoy, exactamente igual que hace dos años, estuve nadando. Me gusta hacerlo; me subyugan las burbujas debajo del agua; me fascina el ritmo que supone desplazarse por la superficie del agua que a cambio prodiga la apacible caricia de quien pudiendo no es mortal. Pero hoy nadé con furia. La furia que cabe en un duelo nunca concluido; la furia de quien lamenta que los buenos estén desapareciendo con celeridad; la furia de la derrota.


Abajo del agua recordé parte de la última conversación personal que tuvimos. La ingenuidad que ve en el reformismo algún tipo de revolución. Las notables tendencias conservadoras de una parte importante de eso llamado pueblo. “La revolución tiene que ser de otra manera”, me dijo. Quedamos en seguir esa conversación en otro momento. Ya no hubo tiempo; tendrá que ser en otro mundo. Recordé también que aquel día, antes de recibir la funesta llamada, mientras nadaba, pasaba lista a la de cosas que debía comentarle: las lecturas hechas, el hallazgo de uno que otro artículo interesante sobre el nacionalsocialismo, y la propuesta de comenzar a grabar las entrevistas en cantina, recopilar sus materiales. Me vi sentado frente a mi computadora intentando escribir cuando aquella llamada me lanzó al abismo de la nada.


Desde entonces, y de manera intermitente, me duele la mano derecha de un modo peculiar. Hoy duele con mayor intensidad. Se me dificulta escribir, manejar la motocicleta. Es suicida pienso. Tanto lo uno como lo otro, pero sobre todo lo segundo. Sin embargo, sé que los dolores crónicos son, por paradójico que parezca, la contundente presencia de una ausencia. Como sucede con los mutilados. Mutilado estoy desde entonces.¿Hay que amedrentarse por eso?


Rumio en silencio este no hallarme. Como galletas con miel de factura materna. Escucho las noticias. Repaso los pendientes del día. Recibo y contesto mensajes. Pago deudas. Y escribo. Y leo. Evidentemente nada ahuyenta el dolor de la mano, del corazón, de la cabeza. No he dormido. Todo es irreal: los colores, las distancias, las personas. El mundo todo es irreal. Irreal esa mujer que de la nada me abrazó. Irreal esas llamadas provocadoras. Irreal ese árbol que cae bajo la ejecución de la sierra eléctrica.


Un amigo me dijo que debiera ir a terapia. Yo me digo que entre decirle a un desconocido no sé qué, mejor me digo a mí en papel las cosas que sí sé. Es más barato. Menos productivo. Pero por eso mismo más valioso. El día seguirá. Sus horas sucederán. Revisaré al azar algunas páginas de cualquiera de sus libros. Tomaré otra vez la pluma para escibir alguna ocurrencia. Mientras tanto, al son del dolor, me digo en ese tono prosaico que tanto le desagradaba: ¡al carajo con este pinche dolor! ¿De cuándo acá algún dolor es suficiente para no hacer? O como dijo el Che a su subordinado que dormía plácidamente: ¿Quién le ordenó descansar?

domingo, junio 03, 2012

De ciudadano a ciudadano. A propósito del voto informado y razonado

Estimados ciudadanos de los Estados Unidos Mexicanos.

Presente

Actualmente no cabe duda que la democracia es la mejor forma de gobierno. Mucha de la historia reciente del mundo y de este país ha sido la lucha por hacerla realidad. Aunque esto es así, lo paradójico es que, una vez conseguida, tenga que lucharse constantemente por defenderla. Pareciera que hay quien piensa que lo bueno y lo mejor no debe tener cabida en el mundo ni en nuestro país.

¿De qué hay que defender a la democracia? Hay que defenderla del autoritarismo. Antes era sencillo identificar a sus representantes y militantes. Solían usar coronas o condecoraciones militares. Negaban el rango de humano a quien no fuese de ellos o como ellos. Se empeñaban en hacer del mundo y del país uno a su imagen y semejanza: para pocos, sin libertad, sin la posibilidad de discrepar, concentrado la riqueza y los bienes para los suyos.

Si bien coronas y militares ya no gobiernan, el autoritarismo sigue vigente. Pero ahora sus representantes y militantes usan trajes y corbatas o zapatillas y accesorios muy caros. Ellos siguen en los mismo, intentando hacer un mundo a su imagen y semejanza: para pocos, sin libertad, sin la posibilidad de discrepar, concentrado la riqueza y los bienes para los suyos. Hoy utilizan la riqueza para negarse a aceptar como humanos a los que carecen de ella.

Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, que se oponían a la democracia como forma de gobierno, estos autoritarios le ensalzan por un motivo inconfesable públicamente. Para ellos la democracia sirve en tanto que puede ser utilizada en su propio beneficio. Para ello se valen, entre otras cosas, de la mano de las coronas del entretenimiento y las condecoraciones militares obtenidas en guerras provocadas desde las muy elegantes oficinas y yates de estos autoritarios. En sus manos la democracia es una perversión.

De estas perversiones es de lo que hay que defender a la democracia, particularmente en nuestro país. Sus adversarios hoy están ocultos con máscaras que en automático hablan de la democracia. En realidad dicen una cosa pero piensan otra y actúan en consecuencia. La mayor tragedia que puede sucederle a cualquier democracia es que por la vía del voto se elija a quienes la desprecian profundamente, a quienes la pervierten, a quienes la traicionan, a quienes escondidos en ella sólo reconocen como iguales a los que acumulan riqueza a costa del trabajo de los demás.

Este 1o. de julio la democracia mexicana habrá de definirse una vez más. Ejerce tu voto de manera informada y responsable. Analiza las propuestas que los contendientes electorales tienen; evalúa el proceder de los candidatos y sus partidos, lo mismo ahora que antes; atiende a sus actos más que a sus discursos. No elijas a partir del miedo, la ignorancia o la desidia, ni en función de la creencia o de la fe. El norte del voto, de tu voto, está en la respuesta más concreta posible que puedas dar a cada una de las siguientes preguntas: ¿Cuál de los candidatos contribuye a afianzar el autoritarismo y cuál la democracia? ¿Cuál de las plataformas políticas de los partidos y sus candidatos ofrece la posibilidad de depurar de sus perversiones a la democracia? ¿Quién tiene el equipo de personas necesarias para sentar las bases de un país en el que tengan cabida todos y no solamente unos cuantos? Ejerce tu voto respondiendo estas tres preguntas. Seguro no te equivocarás. Confía en tu discernimiento. Confía en ti. Y después, no cejes en el empeño de tener un país mejor.

Atentamente

Un ciudadano mexicano.

jueves, mayo 31, 2012

"¿Y si a esto se referían los mayas?"


El día de ayer, el movimiento #yosoy132 dio un paso importante. Sin dejar su espíritu reformista, planteó los temas que le inquietan. En ello hay que interpretar una visión de país, no una ocurrencia ni una dispersión. El hecho de que su Asamblea General se realizara en la UNAM tuvo una influencia decisiva en cuanto al tono y los temas. Falta por ver lo que cada escuela, ya en su propio ámbito, decida con respecto a los acuerdos de la plenaria realizada el día de ayer. Sea como fuere, a juzgar por quienes hablaron al respecto, la experiencia fue extraordinaria: por el momento se rompieron los límites electorales y se fraguó una fraternidad que al menos en el momento diluyó las fronteras entre universidades privadas y públicas. El orden del principio, que incluía carteles, horarios (en los que se solicitaba puntualidad), servicios de emergencia y de derechos humanos, muy propio de un sector estudiantil particular, se convirtió en enjundia y compromiso festivo estudiantil durante el día y al final. No es poca cosa.


Habrá que esperar los resolutivos de cada escuela para entonces saber cuáles son las demandas de consenso. Pienso que no estaría mal un esfuerzo de síntesis cabalística: 6 puntos (resultado de la suma de 1+3+2) que aglutinen a todo el movimiento, le permitan posicionarse y extenderse en la sociedad. Sea como fuere, me parece que el campanazo será la marcha del 10 de junio. Allí se darán cita diversas generaciones que llevan muchos años bregando por un país distinto. Apunta a ser una marcha enorme. Y si a alguien se le ocurre poner pantallas gigantes para en el zócalo ver el debate entre los candidatos a la presidencia, los efectos pueden ser en extremo interesantes.


Por lo demás, no puede pasar inadvertida la reacción del poder. No sólo del candidato más cuestionado, sino de Calderón. La movilización ya dirige sus baterías en su contra al poner sobre la mesa una exigencia de juicio político (en estricto sentido al único que en estos momentos se le puede hacer). ¿Qué hará Calderón, o mejor dicho, qué está haciendo? Un político que, según se cuenta, juró ante la tumba de su padre no permitir el regreso del PRI al poder. Un político de venganzas superlativas con un severo padecimiento de salud según cuenta Scherer. El problema es que la candidata de su partido ha sido barrida del escenario electoral en los últimos días. Ya se comenta que quizá Calderón está haciendo el cálculo político de "bajar" a Vázquez Mota de la contienda para favorecer a López Obrador. Sería un paso audaz y hasta sorprendente. Incluso irónico (imaginar a Calderón dando la banda presidencial a López Obrador trasciende cualquier surrealismo, infrarrealismo, ficción, locura, etcétera). Sin embargo, de suceder esto, la sospecha se extendería: ¿a cambio de este "voto útil" se garantizaría la impunidad de Calderón?


Otro escenario, más inquietante, tiene que ver con el Ejército. No puede pasar inadvertido que al mismo tiempo que la agitación juvenil se hace patente, se conmociona la institución armada por la detención de generales acusados de estar vinculados con el narcotráfico y por lo que al parecer fue un "montaje" que tuvo como desgraciado protagonista a otro general. Lo que está saliendo a flote pone en duda la honorabilidad de las fuerzas armadas, su compromiso, y los fundamentos de su muy callada lógica política. Unas fuerzas armadas que a diferencia de otras épocas actualmente cuenta con enormes recursos económicos y militares. Al estar en el ojo del huracán, las fuerzas armadas perecen quedarse solas: el poder ejecutivo ya está profundamente débil, los trazos previos que ofrecían un escenario estable ahora se ven en peligro gracias a las demandas reformistas del movimiento #yosoy132, acosadas por el narcotráfico y sus compromisos, etcétera.


Este escenario, sin duda delicado, coloca a López Obrador en una situación difícil por explosiva. Por un lado, su proceder debe ser lo suficientemente cuidadoso para responder adecuadamente a las exigencias que están planteando los jóvenes. Por otro, su propio discurso le impide llegar a un acuerdo con Calderón y por tanto aceptar públicamente la lógica del "voto últil" promovido desde Los Pinos. No hay amor que exonere pública y políticamente. No cabe duda que López Obrador ha sido muy prudente con respecto al Ejército. Lo necesita tranquilo, sin ideas descabelladas. El debate del 10 de junio puede ser, en este sentido, también el campanzo. Deberá pasar de la "información" al "mensaje" de tranquilidad.


Concluyo con la reproducción de una pregunta hilarante: "¿Y si a esto se referían los mayas?".









miércoles, mayo 30, 2012

Todos contra todos


  1. Hay una diferencia fundamental entre afirmar que el voto propio será nulo y promover el voto nulo como estrategia ciudadana frente el proceso electoral. Hasta donde entiendo Sicilia ha dicho lo primero, no lo segundo. Bien sabe que su “movimiento” no da para articular una actitud de semejante envergadura. Ni siquiera lo pudieron hacer en 2009 los “intelectuales” actualmente ensalzados.
  2. Los vínculos de Sicilia no son tan tenebrosos como los ofendidos “amloves” suponen. De hecho, son muy transparentes y católico-cristianos además. Sicilia es mucho más cercano a Calderón que a Salinas. Pero eso, los hoy muy agraviados “amloves” se lo perdonaron hasta que sonó la campana electoral al son de un 132.
  3. No cabe duda que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha tenido el talento de articular movimientos dispersos y plantear críticas severas a los gobiernos de todos los niveles y de todos los partidos. Al menos en lo que se refiere a las víctimas. Lo que en algún momento fue "pivote", por los desatinos del gobierno actual, se convirtió en un lastre crítico difícil de soslayar.
  4. En tiempos electorales, lo “tolerable” y bien visto en algún momento hoy desata persecuciones, descalificaciones y adjetivaciones terribles. Tanto más lamentables cuanto vienen de sectores que dicen querer un “cambio verdadero”.
  5. Y es que las críticas que se le hacen a Sicilia parten de una “memoria selectiva”. Si el hijo de Salinas basta para desacreditarlo, es en extremo difícil explicar cómo es que la  cercanía de Bartlett, Romo o Camacho no desacredita a cierto candidato.
  6. La congruencia del político en elección no es ni puede ser la misma que la de un movimiento social. Confundir una cosa con la otra es uno de los errores más comunes que cometen los que siendo fieles militantes de un político en elección, se meten a los movimientos sociales con la intención de acrecentar el voto en favor de su candidato.
  7. En general, dentro de un movimiento social maduro, estos fieles militantes se vuelven apestados. Su aislamiento es previsible. El movimiento encuentra las maneras de articularse a partir de su propia lógica y congruencia, que resulta muy distinta a la de aquellos.
  8. El 132 tendrá que hallar su propia lógica y salir al paso del nudo gordiano en el que la contienda electoral le quiere meter. Al parecer la demanda de la democratización de los medios de comunicación es la bandera que piensan utilizar para saltar por encima de aquel nudo. Sin embargo, democratizar los medios significa, sobre todo, hacer un reclamo y plantear una exigencia a las instancias legales que permiten y promueven el monopolio de estos medios. De nada sirve intentar una democratización de los medios “desde adentro” de ellos mismos. Como ya se vio, los propietarios de estos medios no tienen problema con eso “si no hay fútbol”. Y lo que es más curioso es que ellos mismos dicen que son democráticos al “ofrecer” distintos modos de entretenimiento.
  9. Desde esta lógica, el 132 se dará de bruces con una realidad atroz: todos los partidos tienen entre sus candidatos miembros vinculados a los intereses de estos monopolios. ¿Qué hacer frente a eso? Me parece, repito, que es necesaria una agenda radical frente a la cual los candidatos se vean obligados a tomar una postura y plantear un compromiso con mecanismos verificables de su cumplimiento. Lo cual, si se traduce en algún voto del movimiento en favor de tal o cual candidato, significaría un apoyo condicionado.
  10. Para el 132 la opción hoy, dicho de manera un tanto simple, es doblegar a los partidos, a sus candidatos, a las instancias legales, al gobierno actual. De lo contrario corre el riesgo de ser doblegado por los que se mueven dentro de la militancia de un político en elección. Si logra no doblegarse corre por supuesto otro riesgo: acabar igual de denostado que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad por fanáticos de todo tipo, pero tendrá a su favor la posibilidad de su tan ansiada reforma.