miércoles, mayo 14, 2008

Reiteración

No Denisse, no es que la privatización nos dé miedo, a lo que le tenemos reparos es a la iniciativa privada, particularmente la mexicana y la que se vincula a los intereses petroleros del extranjero. Reparo le tenemos a Bush que hizo una guerra en virtud de intereses similares. Reparo le tenemos a quien, en funciones públicas, se autoprestó dinero para una “casita”, y que hoy pasa por ser el autor de la iniciativa en discusión.

No señor Germán, los que nos oponemos a la privatización no somos “falsos nacionalistas”. Para ello, habría que ser diestro en la hipocresía, como usted y su partido lo demuestran con creces. Usted, señor Germán, debiera dejar de lidiar con los fantasmas del 2006, y sacudirse ese decir autoritario de aspiraciones hegemónicas con que se expresa. Recuerde, señor Germán, que usted es presidente de un partido, no posible sucesor del Papa ni remedo de aquel hombre de bigotito de aciago recuerdo. No señor Germán, no somos “falsos nacionalistas”; somos plenamente conscientes del doble discurso que su partido maneja desde que llegó al poder. Mírese, señor Germán, en el espejo de Vicente Fox, y entenderá usted los motivos de nuestra oposición.

lunes, mayo 12, 2008

Para ti

La memoria, madre, es caprichosa: vuela libremente por los mares de la vida. Y así, volando, depara sorpresas. Mi sorpresa, madre, lleva tu nombre, se asocia a un reloj, y tiene una historia muy larga:

1.
Comienza con un suéter de color naranja, adornado con relojes de manecillas blancos en toda la parte frontal. Es un suéter que usabas con relativa frecuencia hace tiempo. En aquel entonces yo era un niño y con cierta insistencia te preguntaba por la hora que marcaban todos y cada uno de esos relojes que llevabas en el pecho y en el vientre. Sonriendo me decías la hora, pero sobre todo me enseñabas cómo leer la hora: que si la manecilla larga, que si la manecilla corta. Probablemente sea por eso que me gustan los relojes de manecillas: me da igual su diseño, lo que me me subyuga es el recuerdo.

2.
Sigue con las cosas que después aprendí con el reloj de manecillas. Resultó que el girar de esas manecillas indicaban un sentido. Ese aprendizaje no fue trivial madre. Menos rápido de lo que me hubiese gustado aprendí que del sentido dependían muchas cosas: lo mismo las ondas del agua que los pasos de la vida. Hubo un momento en que todo se llenó de sentido, o lo que fue más complicado, caí en la cuenta que a todo había que darle algún sentido.

Lo curioso madre es que en ese aprendizaje también apareció el matiz: en la escuela alguna maestra nos dijo que los quebrados eran fragmentos de un reloj: el primer cuarto era ese pedazo triangular que iba de las 12 a las 3; que dos cuartos ocupaban la mitad de un reloj: de 12 a 6 y así sucesivamente. Lo que en mi caso valió toda una revelación: resultaba que los conjuntos no eran unidades. Con el tiempo madre, lo del sentido se reveló muy complejo. Mírame ahora madre, historiando para desentrañar complejidades y descomponiendo unidades que sólo en apariencia lo son... (acá entre nos, puedo decirte que eso hacen los historiadores).

3.
Continúa la historia con esa vinculación íntima entre tú, el reloj y tu sonrisa que mi memoria elabora de manera arbitraria. Porque en efecto madre, al paso de los años, me encuentro que tu respuesta de entonces sobre los relojes de manecillas tan sólo fue un ejemplo de tu proceder como maestra. Y es que en esta memoria caprichosa, siempre me vienes a la mente dando clases. Quien te vio hacerlo sabe de lo que hablo.

Sólo hasta ahora, madre, cuando termino las clases sumamente agotado, puedo formular con bastante precisión lo que para ti significaba ser maestra. Según lo miro hoy para ti se trataba de algo más que mostrar una técnica u ofrecer un conocimiento: se trataba de compartir un saber. Y eso implicaba todo un conjunto de cosas que iban desde la puntualidad (porque no había que faltarle el respeto a tus alumnas) hasta la convivencia fraternal que de mujer a mujer establecías con tus alumnas. Todavía hasta hoy eres para ellas “la maestra”, la que les marcó con ese saber que pacientemente a lo largo de los años fue construyendo. Y de algún modo lo sigues siendo para mucha gente. ¿Hay madre algún sentido más claro de vida que ese? Eres la maestra que no requiere de salón de clase alguno porque lo tuyo se comparte en todo momento.

4.
Termina esta historia que te cuento madre con un reconocimiento fundamental: no te preguntes tanto de dónde sale esta vena magisterial que me forma. Una parte muy importante viene de ti. Ahora que recibo tarjetas de desconocidas que me califican muy gratuitamente de ángel (a mí, precisamente a mí, que me sé más diablo que ángel), me digo que lo poco o mucho que de acierto tengo en mi proceder magisterial viene de aquella sonrisa, de aquel suéter, y del descubrimiento de los relojes de manecillas blancos que en tu pecho y vientre me indicaban, sin yo saberlo entonces, que parte del sentido de mi vida habría de venir del respeto que hay en toda enseñanza y que la riqueza de toda enseñanza proviene del matiz que uno es capaz de reconocer en uno y en los demás.

5.
Por ti madre, por tu sonrisa, por tu saber, es que uno es en parte como es. Imagino que a estas alturas madre ya sabes que poco importa lo que la madre desea para su hijo; lo que importa en verdad es lo que el hijo alcanza a hacer con lo que la madre le otorgó. En esa valoración personal no puedo decir nada de mí, pero sí mucho de ti. Y por eso celebro que seas mi madre.

jueves, mayo 08, 2008

Para reír

Con más disciplina que ganas leo los periódicos. Pese a mi estado de ánimo, encuentro cosas que me hacer reír a carcajadas. Por ejemplo, una nota que aparece en el periódico El Universal, en su versión digital, referente al PRD y la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas de volver a realizar la elección de la dirigencia nacional de ese instituto político (8 de mayo de 2008).

Afirma la nota que Alejandro Encinas se niega a declinar a sus aspiraciones de dirigir el partido del sol azteca. Propone el diálogo entre todos los "actores políticos", entre ellos, dirigentes, candidatos y presidentes para lograr una salida de fondo "al problema que evidencia que el PRD ya cerró un ciclo de su vida política, ya agotó el modelo de vida trival".

La nota es una joya: primero, porque "todos los actores políticos" son fundamentalmente sus dirigentes, candidatos y presidentes, es decir, los que traen al partido en el desastre que ahora es. Como siempre, la militancia bien gracias. Segundo, porque lo "trival" además de inexistente, resulta sugerente: que el PRD se deje de ese modelo de vida trivial que le caracteriza es una idea que es necesario valorar en su justa dimensión. Aunque si Encinas se refería al "modelo de vida tribal", ¿cómo podría haberse agotado ese modelo si él mismo desea que dialoguen los representantes más conspicuos de las tribus para salir al paso del desastre que es el partido?

En fin, que el periódico depara muy buenos momentos.