jueves, agosto 10, 2006

Heridas

Dicen que Julio César tenía la cualidad de herir con su mirada el corazón femenino. Cual rumor que es, resulta difícil otorgarle credibilidad a ese decir que ha recorrido los siglos cual barcaza a la deriva. No obstante, más allá de su fiabilidad creo expresa claramente una experiencia vital. Sea cual fuere el artífice de esa capacidad de herir con la mirada, pienso en las gotitas de sangre que escurren cuando tu mirada se posa sobre alguien. Sospecho por eso mismo que el rumor contiene un yerro fundamental: no era Julio César sino Lilit. Y he aquí que me invento un nuevo mito: si el mundo padece males es simplemente porque la hemorragia del corazón de Dios no encuentra sanación alguna; la profunda llaga que le dejó la mirada de su primera creación femenina es la causa fundamental de toda la inestabilidad que pasa por la mente de Dios. Y sabes, pese a mis ánimos ateos, creo entender a aquel pobre viejo: así me sucede con tu mirada, cuya capacidad para herir mi corazón es evidente.